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Esa mañana, lo que parecía una compra rápida antes de comenzar la jornada laboral se convirtió en una misión de rescate en la localidad de Wodonga, en Australia. Todo comenzó cuando la mujer fue a buscar un carrito para hacer las compras y, mientras caminaba hacia el sector donde había visto uno disponible, divisó una figura esponjosa que, a primera vista, colgaba de la estructura.
Intrigada, se acercó al carro. Hasta que se dio cuenta que un par de ojos la miraban. No se trataba de una bola de pelo cualquiera, sino de un zorro volador de cabeza gris, una especie de murciélago clasificado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como especie vulnerable a la extinción. Pero, “¿por qué estaba sola? ¿Y por qué estaba fuera durante el día?”. De inmediato la mujer sospechó que algo andaba mal, así que llamó al Refugio de Vida Silvestre de Kangaloola para pedir ayuda.
En Australia las poblaciones de murciélagos se enfrentan a varias amenazas: las olas de calor rutinarias o quedarse atrapados en la infraestructura urbana —como redes y alambre de espino—, así como el acoso por parte de los residentes que los consideran plagas.
“Demasiado grande y demasiado pequeña a la vez”
“No es para nada común tener una situación con un pequeño volador como este”, dijo Chris Lehmann, del Refugio de Vida Silvestre Kangaloola. Cuando llegaron al lugar, los voluntarios se encontraron con un individuo agotado y delgado, con la estructura ósea de un murciélago de ocho semanas pero con el peso de una cría de cinco semanas. Evidentemente necesitaba ayuda para poder salir adelante y crecer como los otros de su especie.
Los rescatistas sospechaban que la pequeña murciélago había perdido a su madre. “Cuando la encontramos, era demasiado grande para ser cargada por su madre (en su pecho), pero demasiado joven para ser independiente. Creemos que lo más probable es que su madre nunca haya regresado al último lugar donde estuvieron juntas. Por eso, en total desesperación, la cría se alejó del área segura de la colonia persiguiendo a los adultos en busca de comida. Sus pequeños músculos reunieron la fuerza suficiente para recorrer unos 4,5 km, pero eso fue todo lo que pudo hacer”, escribieron en una publicación de Facebook.
“Nos duele pensar que hizo su máximo esfuerzo y no lo logró”
Sin nadie que la cuidara, la murciélago, ahora llamada Luna, probablemente trató de seguir a otros murciélagos adultos en su colonia, pero era demasiado pequeña para seguirle el ritmo. “Nos duele de solo pensar que batía sus alas a máxima velocidad pero que todo su esfuerzo no era suficiente para alcanzar a su madre. Por eso se perdió y quedó sola en el estacionamiento del supermercado”.
Afortunadamente, Kangaloola tenía todos los recursos necesarios para asegurarse de que Luna recibiera el amor y la atención que claramente extrañaba. “Ahora está a salvo, disfruta de buena comida y se ha asentado bien”, escribió el refugio en una publicación de Facebook sobre el murciélago.
Protegida por expertos en animales, Luna, que alguna vez fue mucho más delgada que un murciélago de su edad, poco a poco fue ganando el peso necesario. Por ahora, Luna sigue viviendo en el refugio, donde los rescatistas pueden vigilarla y asegurarse de que reciba todo lo que necesita.
Mantener a salvo a murciélagos como Luna es más importante de lo que muchos creen. Los zorros voladores desempeñan un papel fundamental en el bosque. “Su papel ecológico es como el de abejas grandes y nocturnas. Transportan las semillas y polinizan los árboles, cultivando el bosque de noche. Los murciélagos necesitan el bosque y el bosque necesita a los murciélagos”, afirmó en una entrevista para National Geographic el biólogo Stephen Brend, que se encarga de supervisar a los zorros voladores de cabeza gris de la provincia de Victoria.
Los murciélagos desempeñan un papel vital en su ecosistema al polinizar las plantas locales. Sin murciélagos, asegura Lehmann, los bosques están en peligro de declive. La historia de Luna es un ejemplo conmovedor de lo que puede suceder cuando alguien ve a un animal necesitado y hace lo correcto. “Si alguna vez ve un murciélago en una situación inusual durante el día, lo correcto es llamar a una agrupación de rescate de inmediato”, dijo Lehmann. “Lo más probable es que necesite ayuda”.
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