Fin de año: dónde juntarse a comer en grupo sin sufrir por la reserva ni la cuenta
Para esta época festiva de brindis con amigos y compañeros de trabajo, una guía de codiciados lugares “grupos friendly”, donde el que cae, cae, y cada cual pide y paga lo suyo
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Las juntadas de fin de año suelen sumar estrés a lo que debería ser puro placer. A la hora de pensar en tiempos, disponibilidad y bolsillos, existen lugares que -si los sabés encontrar- lo resuelven todo. Si buscamos coordenadas “grupos friendly”, donde la buena onda parece regirse por el “cuántos más, mejor”, vamos a encontrar un amplio abanico de posibilidades en Buenos Aires.
Pizza al corte o “picsa” para compartir
Hell’s Pizza es un claro ejemplo. No solo tienen variedad de sabores sino que su pizza es por porciones. Se puede pedir desde la de pepperoni (Obama) a una Veggie Bill con hummus de garbanzo y vegetales estación. “Hell’s es una opción tremenda para grupos, más en estos momentos festivos. Porque podés comerte una pizza por porción, tomarte una copa de vino, una birra, probar una ensalada -describe Danilo Ferraz a LA NACION, maestro pizzero y dueño-. Y ahora sacamos la pizza vegana con queso de Felices las vacas y carne (que no es carne) arriba. ¿Por qué más venir? Por la música, por el ambiente, ¡es divertido!”.
Un gran tema a la hora de los grupos es la cuenta: quién se clava con los números a medida que va cayendo gente o los invitados que abruptamente se van. En Hell’s cada cual puede elegir (y pagar) sus pizzas y también la bebida. De esta forma se resuelve: ya no importa quién llega a destiempo y nadie se cuelga con los cálculos al final. No solo hay pizza, también pasta con meatballs y chicken wings, bien picantes para comer con las manos. No hace falta ir muy lejos: con el mismo formato, los Hell’s se expanden por diferentes barrios. Solo en CABA, tienen 10 sucursales entre Palermo (dos), Recoleta (tres), Retiro, Villa del Parque, Villa Devoto, Caballito y Boedo. Se suman también locales en Tigre, Martínez, Pilar, Escobar y La Plata, además de franquicias en el interior del país. El gasto promedio por persona es de $900.
En la misma línea, aunque con un estilo distinto, más patriótico y menos neoyorquino, vale agendar Picsa (Nicaragua 4896, Palermo). Para comer adentro o afuera, sin reservas (aunque las mesas son aptas para juntarlas a piacere a medida que llegan los invitados). Podés disfrutar de pizzas de fermentación lenta ($1280 la de muzzarella o $1400 la napolitana; con una grande, comen tranquilos tres) y ofrecen opciones que van más allá: empanadas fritas ($180), rusa y lechón ($550) y una carta de vinos, cócteles y cervezas muy, pero muy completa. Para sentarse y relajar con un servicio a la mesa que te hace sentir que estás en uno de esos lugares con mantel y servilletas de tela.
Un clásico a toda hora
La misma metodología. Se pide y se paga, asunto resuelto en Chori en Palermo. Ubicado en Thames -nombrada por Time Out como una de las “10 calles más geniales del mundo”- es ideal para una juntada express, con una opción de street food para quienes gustan de algo más descontracturado. Aunque su nombre no lo indique, incluso tienen alternativas para paladares veggie. En la caja cada cual pide su chori, su vermut, cerveza o gin tonic. “Al estar justo en una esquina estratégica, en el corazón de Palermo, Chori le queda a mano a todos. El local, con el pasaje Santa Rosa el lado, se convierte en un buen punto de encuentro para los que quieren reunirse al paso y disfrutar a toda hora, ya sea mediodía, tarde o noche”, describe uno de sus dueños, Germán Sitz. Para pedir, el menú incluye el tradicional Cancha, el Clásico -con tomate, papa y rúcula- o el Vegetariano -con queso ahumado y apando, pasta de berenjena, espinaca, queso de cabra y miel-. No son choris convencionales: animate al de morcilla -con manzanas en pickle, pasta de hinojo y huevo- y poné fecha con tranquilidad porque abren de lunes a domingos desde las 11 a medianoche, de corrido. Por cabeza, con un chori, un adicional y una bebida, se gastan aproximadamente $1000.
Cervecerías, las mejores aliadas
Las birrerías son sinónimo de grupos y pocos se resisten a juntarse y brindar con unas cervecitas en Growlers (El Salvador 5602 y Gurruchaga 1450, Palermo, entre otras sucursales). No importa el número de personas, se van amoldando. Para celebrar en la terraza, adentro o en la calle, ciertamente las mejores charlas de fin de año pueden surgir pinta en mano. ¿Precio por invitado? Puede rondar los $1000. Cerca, en el mismo barrio, empieza la temporada festiva en Desarmadero (Gorriti 4295). Ofrecen croquetas, rabas, empanadas de osobuco ($170), riquísimos buñuelos ($500) y distintas picadas (como la de campo con chipá y dos cervezas a $1650). Todo eso que se busca en una despedida grupal. Sí, podés reservar, pero nada es muy estructurado.
¿Otros meeting points? El galpón de Tacuara (abierto todos los días, en sus versiones Palermo, Devoto, San Fernando y Escobar) o Francisca del Fuego en los Arcos del Rosedal con tapas, platitos y cócteles en sus dos patios (adelante y atrás) para quienes gustan del aire libre en cualquier momento del día. También vale tener en el radar a Jerome en sus cuatro ubicaciones palermitanas. Ahí los grupos de fin de año son más que bienvenidos: ya tienen a mano menús con picadas y brindis (tablas calientes y con precio ya personalizado). Y, si el grupo gusta de las barras y la noche, por el emergente Saavedra el plan se arma en Bulebar (Av. García del Río 2969). Bajo techo o al aire libre, acá sí toman reservas. Aunque un poco más exclusivo (el cubierto puede ascender a los $2500, con opciones como tacos de langostinos o ravioles fritos), el lugar es apto para grupos y, si son ruidosos, ¡mejor!
Sin restricciones
Hay grupos y grupos. Están quienes gustan de sentarse y comer aunque nadie quiera hacerse cargo de las reservas. Así vale apuntarse la existencia de Mercado Soho (Armenia 1744, Palermo). No es un local, sino varios en un solo lugar. Cada cual pide lo que le gusta y todos se juntan en mesa comunal. Simple. Cuenta con relajados puestos gastronómicos en la planta baja (de cervezas y cócteles incluidos), todo variadito: encontrás baos y platitos asiáticos en Koko, las hamburguesas de Kevin Bacon, carne en Choripanería al paso, pasta en Stazio Mozzari, cocina de Oriente en Abdala y a la hora del té (o postre) es imperioso aprovechar las cosas ricas de Cocu Boulangerie. No hay excusas: da para juntadas de día, tarde o de noche. Lo mejor es que es apto para todo presupuesto, ya que hay muchas opciones para compartir o combinar, que van desde los $500 a los $1300 por plato. Pedís en tu puesto preferido, elegís mesa y beeper en mano, esperás el llamado. Cada quien paga lo suyo. Además, su primer piso se pone más gourmet: con las pizzas de Crusta y los platos de Oian, cocina vasca (sí, vasca), la verdadera especialidad de su chef, el japonés Takehiro Ohno. Sirve una paella riquísima, croquetas de pescado y pan tomaca con jamón crudo. Y, si lo que buscan es sushi, justo al lado está Sipan, con rolls, nigiri, ceviches y causas. Toda la propuesta del mercado está regada con cócteles de autor en Soho Bar o en Sparkling Bar.
Algo (un poco) más tradicional
Uno de los temas claves en la organización del brindis para cerrar el 2021 es la ubicación. Y si el grupo es de trabajo, con la vuelta a la presencialidad, en la zona de Microcentro la coordenada más resonante es Tanta de Gastón Acurio (Esmeralda 938). Las mesas se arman a gusto y necesidad, y en su carta de impronta peruana hay de todo: platos individuales o para compartir, que van desde los tequeños de lomito ($950) o los shrimp rolls ($1050, con langostinos y mayonesa de rocoto) para picotear hasta propuestas más contundentes como el Quinoa Airport ($1450, chaufa de arroz, quinoa con pollo y verduras cubierto de tortilla y salsa de chifa) o la Tanta Burger ($1100). También tienen una barra con buenos cócteles y otra de postres. Sin reservas.
Si hay tiempo para sobremesa, pocas cosas dicen más “reunión de fin de año” que una buena parrilla. En Arde, en Villa Urquiza (Pedro Ignacio Rivera 4999), ya están a pleno con las despedidas. La cocina está abierta desde el mediodía de corrido y además hay happy hour de 16 a 19 en tragos clásicos y cervezas. Por barba, el gasto puede alcanzar los $2500, con alternativas cárnicas como el ojo de bife con hueso de 700 gramos y guarniciones como la ensalada de rúcula, espinacas, parmesano y garrapiñada de maní.
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