Al regresar de unas vacaciones en familia por Italia, Sabrina Garciarena (36) notó que su hijo menor, Beltrán, estaba más pegado a ella que de costumbre. Un clásico indicio que la llevó a una prueba y confirmar que estaba embarazada. "Los primeros meses me sentí peor que con los otros embarazos, me costaba caminar, me sentía pesada. Y luego, me agarró la cuarentena y no me moví más de casa hasta el 5 de mayo, el día del parto", cuenta Sabrina. La acompaña Germán Paoloski (46), su pareja desde hace once años, con quien tuvo a León (6) y Beltrán (3). Mia, la princesa de la casa, llegó en un momento muy especial, marcado por la cuarentena obligatoria en plena pandemia del Covid-19.
Es muy fuerte pensar que sus abuelos y el resto de los parientes, con suerte, van a conocer personalmente a Mia cuando tenga tres meses
–¿Tuviste miedo por atravesar la recta final del embarazo en "encierro"?
–Estuve más ansiosa que en mis embarazos anteriores. Siempre supe que no era el momento ideal, pero traté de hacer un trabajo mental para tomármelo con calma y desdramatizar, porque no era la única que estaba pasando por eso. Tengo muchas amigas en España y en Italia, entonces sabía que íbamos a estar encerrados muchísimo tiempo. Me abastecí desde el minuto uno y nunca me faltó nada. Estaba muy informada con lo que pasaba afuera, pero llegó un momento que dejé de ver tanta televisión porque cuando estás embarazada es difícil tolerar algunas noticias tan duras. Hablé mucho con una amiga de mi barrio que dio a luz una semana antes que yo, también hablé con Mery del Cerro, que después de parir me contó cómo había vivido todo y eso me tranquilizó.
Germán: No sabíamos cómo íbamos a afrontar un nacimiento en condiciones tan especiales. Fue todo tan distinto a los embarazos que nos generaba una cuotra extra de ansiedad.
–¿Encontraron algo positivo en esta situación?
Sabrina: Sí, que mis hijos no estén yendo al colegio es algo bueno porque hace que no entren virus a mi casa. Ese tema a mí es algo que siempre me aterra, porque a León cuando tenía cuarenta días lo tuve que internar por bronquiolitis. Y eso que fui muy cuidadosa. Encima mis hijos nacen siempre en la misma época, así que con Beltrán me pasó lo mismo. En cambio, ahora no entra nadie a casa más que Germán, que sigue trabajando (conduce El noticiero de la gente, en Telefe) pero lo hace con muchísima precaución. También es positivo que, al estar tanto en casa, me pude recuperar bien de la cesárea, no tuve que llevarlos al colegio ni a ninguna actividad. A su vez, hay un montón de controles en el último trimestre, como los monitoreos, que no me los pude hacer. No quería exponerme a los contagios.
–¿Qué medidas toman para cuidarse?
Sabrina: Se desinfecta todo lo que llega a la casa, el supermercado viene a domicilio, y Germán es el único que sale para trabajar. Hacemos un buen equipo, tomamos los recaudos suficientes y con responsabilidad.
Germán: Lo único que hago es ir a Telefe y volver. Al principio me daba miedo, pero con el tiempo me fui acostumbrando. Siempre que salgo de casa lo hago con el barbijo, llevo alcohol en gel en el auto, repaso la rutina del programa con los productores por teléfono, me maquillo solo, voy al estudio y vuelvo.
–¿Los abuelos y los demás parientes conocieron a Mia?
Sabrina: No, nadie pudo venir a verme. Al otro día que nació Mia, Germán estaba haciendo un vivo desde el sanatorio para su noticiero. Y así fue la manera que la conocieron mi familia y amigos… Mi suegra está desesperada: es la primera que está en el sanatorio y ama que sus hijos le muestren a sus nietos. Mamá también siempre está desde el primer día asistiéndome, y en esta oportunidad, sentí esa ausencia. Sólo la ven en las pantallas, por foto y video. Encima a mí no me gustan las videollamadas, cuando me llama mamá trato de que sea en un horario pactado, pero entiendo que no hay otra opción para que ella pueda ver a su nieta. Es muy fuerte para todos que, con suerte, la conocerán cuando tenga tres meses. Ya pasó el cumpleaños de León, el de Beltrán y el de Germán, ahora viene el Día del Padre… Hay muchas fechas emotivas que ya ocurrieron este año y ellos no pudieron estar, ni se podrá volver el tiempo atrás, pero no queda otra opción. El único contacto que tenemos con nuestros padres es cuando Germán va a asistirlos o les lleva las compras, pero el hecho de que salga de casa hace que tampoco pueda ir a estar con ellos, sólo los mira desde la puerta. Los tiene que cuidar porque son personas mayores. Además, papá es bioquímico y trabaja en un laboratorio en Ramos Mejía haciendo los análisis del coronavirus. Eso también me tiene preocupada porque está en primera línea de peligro. En nuestro barrio hay mucho control y no dejan entrar a nadie que no sea de la casa.
Si hay un cuarto hijo, me tocará elegir el nombre a mí. Aunque hoy no lo creo, no descartamos la posibilidad
–¿Cómo fue la llegada al sanatorio?
Sabrina: A pesar de las circunstancias, puedo decir que tuve un parto lindo. Lo disfruté un montón y Mia estuvo bien desde el principio. Me sentí muy cuidada en el Otamendi, con mi doctor, Martín Attie, con quien ya había tenido a mis otros dos hijos. En la sala de parto estaban todos con barbijos, máscaras, incluidas las enfermeras. Y me tranquilizó el hecho de que entonces todavía no había Covid en el sanatorio. Me internaron tres horas antes para estar tranquila, yo soy miedosa y era una cesárea programada. Entré a las 9 de la mañana y nació al mediodía. Más allá de la pandemia, con Germán estábamos bien, nos tocó adaptarnos a la nueva realidad. El primer día Germán estuvo conmigo, porque yo tenía miedo de cómo iba a pasar la noche y después ya volvió a casa a dormir con los chicos.
Germán: Salvo por el hecho de que no hubo visitas a la clínica, fue todo bastante normal, nos trataron genial. Yo estaba tranquilo y traté de no preocuparme demasiado, porque quería transmitirle tranquilidad a Sabrina.
–¿Cómo recibieron a Mia sus hermanos?
Sabrina: Desde que les contamos que estaba embarazada se lo tomaron con naturalidad. Ni bien nos enteramos les dijimos que mamá tenía un bebé en la panza y Beltrán, que es el más "mamero" y habla como un loro desde su primer año, no se me despegó de la panza ni un minuto. Estuvo muy conectado con el embarazo, y desde que nació Mia, todos los días la quiere agarrar, la besa y le llama mucho la atención saber cómo fue que estuvo en la panza y que ahora ya salió. En cambio, León es más sensible con otras cosas y tiene mucho carácter. Le gusta más estar en su mundo, jugar solo, ver sus dibujitos, es más tranquilo. Cuando llegamos de la clínica, Beltrán estaba más atento a ver quién era el que se había robado a su madre, pero por suerte, fueron sólo unos días y los dos se adaptaron. Ahora aprovecho que estoy en casa y les dedico el tiempo necesario a cada uno.
–Mia tiene un mes y unos días, pero ya habrá dado algunas pistas de su personalidad…
Sabrina: Es muy parecida a Beltrán en el sentido de que sólo se duerme a upa, necesita el sonido y el calor de mi pecho. Al principio no había manera de ponerla en el coche. Ahora se banca un poco más estar en otros brazos. Con el tiempo todo se va acomodando, yo ya me siento mejor también. Y puedo sentarme con León a hacer la tarea, que está aprendiendo a leer y escribir. La cuarentena tiene varias contras, pero también me sirve en este momento para estar encerrada ocupándome de los chicos. Y por suerte, desde antes de que se decretara el confinamiento, estamos con una chica que nos ayuda. Ya sabía que Mia iba a nacer por cesárea y que el primer mes es el más complicado.
–¿Quién eligió el nombre?
Germán: Sabri. Me dijo que se iba a llamar Mia y así fue. El de León también lo eligió ella y el de Beltrán, yo.
–Sabrina, ¿cómo te definís como mamá?
–Me gusta estar muy pendiente, soy un poco miedosa… Cuando la beba duerme, la tengo monitoreada. Todo lo que era de relajada, aventurera y colgada, lo perdí con la maternidad. Mis hijos me despertaron un instinto maternal de atención plena.
–¿Qué planes tienen para el Día del Padre?
Sabrina: Haremos una comida en casa para nosotros. Me duele porque a papá no lo veo desde febrero y a mi suegro tampoco. No compartir el día con ellos nos va a costar, pero pensamos que en algún momento esto pasará.
Germán: Armaremos algún Zoom, pero me parece que hay que ser respetuosos con lo que se ha dictaminado.
–¿Qué tal es Germán como padre?
Sabrina: Es genial. Les dedica mucho tiempo. Cuando son muy bebitos, los levanta en upa, pero no tanto porque le da cosa. Nos vamos adaptando a cada etapa, cuando son más grandes no me dan bola a mí y les encanta estar con él porque lo da todo. Parece un chico más. Es presente, cariñoso, dedicado.
Germán: Los veo frágiles cuando son recién nacidos. Me encanta jugar con los chicos, trato de hacer juegos físicos, a ella le da miedo por si se cortan o si se lastiman, pero para mí eso es parte del proceso de aprendizaje del juego y de la vida. Estamos transitando la paternidad con miedos lógicos, pero por los chicos uno se adapta a todo.
–¿Mia es la última o les gustaría tener más hijos?
Sabrina: Yo vengo de familia numerosa, somos cinco hermanos. Los hermanos son el mejor regalo de la vida.
Germán: Si hay un cuarto hijo, me tocará elegir el nombre a mí, pero hoy no lo creo. No digo que no, no descartamos la posibilidad…
–Sabrina, ¿dejarías tu carrera para dedicarte a la familia por completo?
–No, ni loca. Ahora estoy filmando una película por Zoom. A tres semanas de haber tenido a mi beba ya retomé mi trabajo, y eso me pone muy contenta porque mi rubro, en general, la está pasando muy mal. Me gusta activar rápido posparto porque me gusta trabajar, me da energía. Para este proyecto también lo convocaron a Germán, veremos si acepta. Mientras tanto, disfrutamos este momento que vivimos todos juntos en casa.
Producción: Sergio Bárbaro. Maquillaje y peinado: Agus Caparra para Estudio Frumboli. Agradecimientos: Justa Petra, Vitamina y Caro Cuore
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