Una casa de campo siempre tiene algo de guarida. Es, en medio de esa nada que muchos llaman pampa, el vórtice de las fuerzas de confort, calor y compañía. Esta que visitamos fue, durante un par de meses, un auténtico refugio para la pareja dueña de un pedacito de tierra en Chascomús. Era el puesto original, pero no alcanzaría para alojar a la familia completa. Así fue que, mientras construían una casa más grande, los nuevos propietarios se alojaron aquí.
La reforma
Necesitaba una cara nueva porque lo que abundaba era la madera oscura y el machimbre pintado. Poca luz y menos gracia, en síntesis. Además, para acceder al único baño había que cruzar la galería a la intemperie. La reforma propuso soluciones simples, fáciles, poco costosas. "No se sumaron metros: sólo se tiró una pared interior y se cerró la galería para que cada cuarto tuviera un acceso independiente al baño", nos cuentan las socias del Estudio Prágmata, a cargo de la obra y el interiorismo. Por lo demás, pintura blanca para pisos y paredes interiores, un rosado bien criollo para el exterior y un verde contrastante en las aberturas.
"Se gastó muy poca plata en la reforma de esta casa. Y se hizo muy rápido: como máximo, dos meses", cuenta la dueña de casa.
El cambio es tan rotundo y tan logrado que no hay quien no se enamore de esta casita, segunda en jerarquía después del casco principal. Ahora resulta que es la casa de huéspedes, donde prefieren dormir los hijos adolescentes de la familia y sus amigos. Pero conservó su espíritu original, y cuenta entre sus paredes la historia.
Al rescate
Frente al sillón del living se colocó una cama antigua. Para camuflarla, se sumaron una colcha rústica con almohadones de piel y otros estampados en negro (Prágmata). En el medio, mesa ratona de madera reciclada comprada en el Puerto de Frutos de Tigre.
"Como la superficie es chica y los ambientes están comunicados al estilo de las casas chorizo de antes, decidimos repetir el blanco y el verde en todos, para acentuar esa idea de conexión", explican las responsables del Estudio Prágmata
Muchos de los muebles que decoran la casa vinieron con ella, como la mesa del comedor o los esquineros, a los que se les reemplazó los tiradores por unos de cerámica decorativos. Uno de ellos hoy se usa como alacena. La salamandra también es original y resulta suficiente para calefaccionar todo el espacio.
La mesa tuvo que ser restaurada, al igual que las sillas. Como detalle decorativo, y para darle tema al espacio, se colgaron unos platitos antiguos alrededor de la ventana.
Contra la pared del living, sillón del juego de comedor y, sobre una vieja mesa de luz, lámpara traída de Holanda. El cuadro de flores es de Pilar Pascual.
La que todos quieren
"Es una auténtica casa de huéspedes; en este caso, perfecta para los hijos adolescentes de la familia y sus amigos. Eso sí, para cocinar se va a la casa principal".
Para el dormitorio principal, se compró una cama en el Mercado de Pulgas de Dorrego a la que se pintó de blanco y se le puso un mosquitero, a la vez decorativo y funcional. Además, se sumaron un pie en lino y algunos almohadones con puntillas (Estudio Prágmata), que acompañan armónicamente el romanticismo de sus líneas. Con el objetivo de unificar, las mesas de luz del puesto original también se pintaron de blanco. Sobre una de ellas, velador vintage de la dueña de casa.
El blanco total es un pasaporte a la tranquilidad, mientras que el verde -usado con discreción- le sacude un poco la modorra a las tardes de campo.
"Los sillones verdes eran parte de un juego de jardín que ya estaba. Se pusieron dos aquí y otros en la galería, todos suavizados con almohadones a rayas". Por su parte, a las camas –también con mosquitero– se las vistió con colchas portuguesas (Arredo), almohadones en pana con madroños y en lino con puntillas. Como pies, mantas tejidas (Estudio Prágmata) en el tono de los almohadones de pana.
La idea fundamental al encarar la reforma y actualización del baño era hacerlo tan cálido como el resto de los ambientes. Se reemplazó el lavatorio por una bacha sobremesada apoyada en mármol de Carrara. La grifería es monocomando FV. No se pudo salvar el piso damero: hubo que optar por cemento alisado (Estudio Prágmata).
El cerramiento se hizo en hierro y vidrio repartido que generó un ambiente extra. Fueron necesarios algunos otros arreglos, como cambiar las chapas del techo y reparar la pared que da al baño. Se mantuvo el piso de baldosas rojas, tan característico de las casas de campo.
Ahora, el bonito jardín de invierno tiene un juego de jardín con almohadones con puntillas (Prágmata).
Detalle de la reforma
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