El 17 de noviembre de 1972 Juan Domingo Perón regresó al país tras 17 años de exilio; en homenaje a ese hecho histórico, el Partido Justicialista instituyó que ese día se celebraría “el día de la militancia”
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Modelo, actriz, arquitecta y madre de dos hijas talentosas, Chunchuna Villafañe fue testigo de un hecho político clave de la historia nacional del cual esta semana se cumplen 50 años: el 17 de noviembre de 1972 aterrizó junto a Juan Domingo Perón en el charter proveniente de Italia que traía al general de regreso a la Argentina después de 17 años de exilio. Chunchuna, uno de los iconos de la cultura pop, integró una comitiva de 154 peronistas de diversos ámbitos, tanto de izquierda como de derecha, que acompañó al ex mandatario en este nuevo operativo retorno, tan distinto al de 1964.
Quien fuera una de las modelos más cotizadas del país vive retirada, lejos de las cámaras, en el tranquilo barrio de Florida Oeste, en una casa estilo racionalista con un gran jardín inglés al fondo. Apostado frente a un alto muro cubierto de trepadoras, su gato custodia el portón de entrada. Lo llama Pochito. Remite al Perón que tanto admiró, como un héroe de película, cuando circulaba en su Pochoneta, o Siambretta, con el gorro “pochito”. El nombre del animal es tan solo una cifra en los recuerdos de esta mujer de ojos azules que tanto vieron. En su estudio del primer piso se acumulan álbumes con fotos de sucesos históricos y de avisos publicitarios junto a premios obtenidos en su carrera, entre ellos el de La Historia Oficial, película que la consagraría definitivamente como actriz.
Una guapa de los ‘70
Con el pelo canoso y abundante, la cara al natural, sin cirugía alguna, la aún bella actriz de Un guapo del 900, pasa el tiempo dibujando, proyectando reformas de casas. Es casi arquitecta, le faltaron dos materias para recibirse y ella misma diseñó hace veinte años su vivienda. Pero también cuida sus animales y plantas y postea en redes a favor de la ecología.
Durante la entrevista relató su experiencia en uno de los hitos de la historia argentina. Su testimonio es particularmente valioso ya que es una de las pocas pasajeras del avión que trajo a Perón a la Argentina que sigue con vida. Estaba en el apogeo de la fama, era “la bomba sexy que factura millones” a través de los cientos de avisos en gráfica y televisión de los que participó. Se había consagrado en los ‘60 con la propaganda de Valet de Gillette y años más tarde vendría la de Sylvapen, junto al actor italiano Ugo Tognazzi. Sin embargo, en ese momento tuvo mayor relevancia el compromiso político.
-¿Cómo pasó a formar parte de la comitiva?
-La propuesta no me llegó directo de Perón, pero yo sabía que él me había elegido.
-¿Quién se hizo cargo de sus gastos?
-Le comenté a mi tío del lado materno, César, (César Marcos, líder de la Resistencia peronista) que no tenía plata y él se ocupó. El Padre Mugica, y yo fuimos los únicos realmente invitados, no pusimos un peso (Nota del autor: Chunchuna se refiere, por supuesto, a Carlos Mugica, el cura Tercermundista con quien solía colaborar en el Barrio 31 de Retiro).
-¿Tenía usted algún otro impedimento para unirse a la delegación?
-Sentía pánico de subirme a un avión, nunca lo había hecho. De joven había viajado a Europa, pero en barco. César me dijo: “¿Cómo, vos no vas a ir?”. Entonces acepté. Participaría de un momento histórico y eso me puso muy contenta.
-¿Se acuerda con quienes viajó?
-Marilina Ross, Leonardo Favio, Rodolfo Ortega Peña, Juan Carlos Gené, y muchos otros más.
-¿Cómo transcurrió el vuelo?
-Había personajes que me hablaban y yo me preguntaba ¿quién es este tipo? ¿lo conozco? Sin embargo, ellos sabían perfecto quien era yo, la sobrina de Marcos. Además porque en ese momento había dicho que era peronista y me censuraron, levantaron la publicidad de Sidra la Victoria del aire. Después Lorenzo Miguel me mandó un ramo de rosas a mi casa.
Con una rubia en el avión
Chunchuna aún conserva la invitación con la ruta del viaje, cronograma e itinerarios, dentro de un álbum. Los documentos certifican la presencia de la actriz, una de las pocas mujeres a bordo, en ese momento histórico.
“Alitalia, vuelo de ida N 2577, 14 de nov 1972, salida 15 hs., presentarse en la Avenida Córdoba 426, tomar el ómnibus hacia el Aeropuerto (…).
“Vuelo de Regreso desde Roma: el 2584 del jueves 16 de noviembre de 1972. Presentarse en la Estación Vía Goliati 36 para tomar el bus hacia Fiumicino. (..) Han sido reservados los hoteles en Roma, siendo la estadía en los mismos abonada directamente por los pasajeros”.
El tío peronista de Chunchuna fue el nexo entre los organizadores del Operativo Retorno y ella. Desde muy chica la modelo había sido testigo de las reuniones políticas realizadas en su casa. Fue ahí donde sintió que comulgaba con esas ideas, posiciones políticas que la llevarían a exiliarse en París durante la dictadura junto a su segunda pareja, el cineasta y político, Pino Solanas.
-¿Usted se considera una militante?
-No.
-¿Peronista?
-Sí, siempre fui peronista, y siempre dije que era peronista.
-Proviene de la clase alta del norte de Argentina. Su padre, César Villafañe, fue un reconocido jinete del ejército. ¿Cómo tomó su familia el hecho de que se declarara abiertamente peronista?
-Mi padre era un militar bueno, un militar de Perón. Del lado de mamá eran todos peronistas.
-Su marido en ese momento, el cantante folklorista Horacio Molina, con quien tuvo a Inés, actriz, y a Juana, música, tampoco era peronista.
-Sí, pero no hablábamos de política.
-Volvamos al avión, ¿qué pasó al llegar a Roma desde Buenos Aires?
-Nosotros estábamos en el Grand Hotel y Perón, que se alojaba en otro lugar, vino a saludarnos. Había millones de periodistas tratando de entrar para entrevistarlo. Yo era una desconocida para los italianos, pasé desapercibida.
El 14 de noviembre de 1972 el ex presidente viajó de Madrid a Roma. El mismo día Chunchuna se embarcaba en el avión Alitalia rumbo a Italia. En su look predominaban los tonos claros, con pantalón Oxford, sandalias de plataformas, gamulán y un bolso de cuero. En una de las imágenes se la ve caminando junto al director de cine Leonardo Fabio, vestido al estilo del Che Guevara. Ambos se desplazan sonrientes, escoltados por policías mientras salen del edificio de Ezeiza rumbo a la pista, para subir a la histórica nave. Viajaban sindicalistas, políticos, artistas, periodistas, futbolista, entre otras figuras del momento.
El jueves 16 a las 20:25 (hora exacta en que murió Evita en el año 1952), el charter DC-8 Giuseppe Verdi de Alitalia con la delegación de Buenos Aires decoló del aeropuerto de Fiumicino hacia Argentina.
Según archivos históricos, en el vuelo 2584 se vivía un clima festivo. La gente charla de pie en medio de los asientos, camina por los pasillos, bebe y fuma arengada por Héctor Cámpora, ejecutor de la llamada Operación Retorno. No lograron captar imágenes de Chunchuna en ese momento, pero sí de otras celebridades
El temor ante lo que podría suceder al llegar a Buenos Aires
-¿Lo llegó a ver a Perón dentro del avión?
-No, él estaba sentado adelante, en Primera Clase.
-¿Se acuerda al lado de quién viajó usted?
-De regreso me senté junto a Rodolfo Ortega Peña (intelectual, abogado y político de izquierda asesinado por la Triple A).
-¿De qué hablaron con Ortega Peña?
-Barajábamos hipótesis sobre lo que ocurriría cuando aterrizara el avión. Podría pasar cualquier cosa.
El viernes 17 de noviembre Perón apareció en la escalera del avión. En el calendario peronista, esa fecha pasó a ser el Día de la Militancia. El general descendió por la parte delantera. El resto de la comitiva y Chunchuna, bajaron por detrás. Perón fue protegido de la lluvia con el paraguas diligente de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT. Grandes movilizaciones fueron a reencontrarse con su líder, pero no pudieron acceder al aeropuerto de Ezeiza, cercado por militares y policías. El gobierno de facto había prohibido las concentraciones y retuvo a Perón en el Hotel de Ezeiza hasta el día siguiente, cuando le permitió trasladarse a su casa.
-¿Cuál fue su impresión al aterrizar en Buenos Aires?
-Fue triste que se le prohibiera ir a la gente a Ezeiza, soñé otro recibimiento donde Perón se pusiera en contacto directo con el pueblo. Tenían derecho a saludar a su líder.
-¿Y ustedes, los de la delegación, que hicieron a llegar?
-Nos metieron en un colectivo como dos horas y luego nos sacaron fuera de la pista. No sabíamos qué pasaba, nunca tuvimos un encuentro con Perón.
Un general despechado
Apenas llegó el ex presidente ordenó unir a los diversos sectores de su movimiento. Organizó una serie de reuniones, entre ellas la del restaurante Nino de Olivos que el 21 de noviembre se vio conmocionado. Perón había ingresado en secreto por una puerta lateral y los reporteros interceptaban a quienes aparecían en el local, entre ellos a la actriz Marilina Ross quien llegó junto a Chunchuna vestida con un mono negro.
La foto de la mesa de Nino fue un impactante hecho político, inédito hasta ese momento: los personajes más relevantes de la política argentina desde 1955 estaban juntos en un gran salón presidido por Perón.
“Hubo una comida donde nos invitaron a los que viajamos en el avión. De pronto, cuando estábamos hablando, me llamaron y me dijeron ‘Veníte, vení, ponéte al lado de Perón que te sacamos la foto junto a él’”, recuerda Chunchuna.
-¿Y usted qué respondió?
-Dije “no, no, no, me parece extralimitado”.
-¿En qué sentido extralimitado?
-Era “too much”.
* Extractos tomados como anticipo del libro con la biografía de la ex modelo, “Chunchuna”, cuya autora es la periodista y escritora Virginia Mejía.
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