El Potrerillo de Larreta: cómo es el hotel de Alta Gracia donde se alojaron Benicio del Toro y Mauricio Macri
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PARA LA NACIONVirginia Mejía
Cuando a principios del 1900 Josefina Anchorena y su marido, el escritor Enrique Larreta, levantaron su residencia de verano en El Potrerillo, Córdoba, jamás imaginaron que la estancia familiar se convertiría con el correr de los años en una hostería donde presidentes y figuras de la cultura se refugian para descansar en medio de las sierras y rodeados de muebles y obras de arte de la época del Virreinato.
Al ingresar un imponente arco de piedra nos da una advertencia: es un lugar con mucha historia. La casona, de estilo colonial, se levanta detrás de un gran patio español, dando testimonio de los usos y costumbres de sus aristocráticos propietarios desde principios del siglo XX. Además de dedicarse a la literatura, Larreta fue diplomático y se desempeñó como embajador Argentino en Francia. Javier Zuberbuhler, uno de los dueños actuales de la estancia, es su bisnieto. Él es quien invita a los huéspedes a sobrevolar la zona. En el aire, desde donde se aprecian las Sierras Chicas, el hombre cuenta a La Nación la historia del lugar.
Se remonta a 1585 cuando llega a El Potrerillo La Compañía de Jesús e instala en la zona de Alta Gracia una Estancia Jesuítica. Más tarde los frailes son expulsados del predio que fue adquirido en 1810 por el Virrey Liniers y luego por el educador José Manuel Solares. En 1918 Larreta se adueña de esas tierras pertenecientes en ese momento al congresista Aguirre Cámara.
“El enamoramiento de mi bisabuelo por el lugar nace a partir de sus estadías en el Sierras Hotel de Alta Gracia, por entonces el más importante y lujoso del país”, relata Zuberbuhler. Así fue como, alentado por Anchorena, el escritor decide comprar El Potrerillo, ubicado a 5 km de ese hotel. El nombre del lugar aludía a una porción de terreno llano donde pastan los animales. Está ubicado entre cordones de montañas que los contienen.
Una tradicional hostería con obras de arte del Virreinato
Enrique Rodríguez Larreta (Buenos Aires, 1875 - 1961), fue un representante del modernismo en la literatura hispanoamericana, o mejor dicho un argentino suelto en medio del Siglo de Oro español. Vestía en forma elegante y lucía un bigote inglés de puntas afiladas. Fue autor de La gloria de don Ramiro donde pudo desplegar a gusto su prosa aristocrática. “En realidad era un artista. Es increíble la cantidad de cosas que encaró. Tanto él como su mujer tenían muy buena posición económica, podrían no haber hecho nada. Pero hizo muchísimas cosas”, cuenta Luisa Zuberbuhler, también bisnieta de Larreta.
El escritor, tenía devoción por la cultura española. Rodríguez era de origen español. Por eso levantó la vivienda de Córdoba con el estilo hispano característico; tejas rojas, paredes blancas y un patio de ingreso con fuente y aguaribay. La construcción es casi idéntica al hoy Museo de Arte Español Enrique Larreta de Belgrano, su residencia en Buenos Aires. La familia poseía en ese momento un total de cuatro casas.
El interior de El Potrerillo es también casi un museo con muebles de la época del Virreinato y obras de arte originales del Alto Perú o españolas. Hay cuadros cuzqueños del siglo XVIII, conformando parte de la colección de arte latinoamericano y español que atesoró Larreta. También se conservan oleos de paisajes locales pintados por el escritor.
El diplomático pasaba cuatro o cinco meses al año en las sierras y dormía en las habitaciones de arriba de la casona. Para protegerse del invierno instaló varias chimeneas hechas con piedra local. Algunos baños mantienen los antiguos artefactos ingleses o franceses junto a grandes bañeras de cuatro patas.
La joya patrimonial es la pequeña y austera capilla de 1927, construida a pedido de Josefina de Anchorena, gran devota. Está al costado de la casa y es de piedra caliza extraída de una cantera de la propia estancia. Adentro, sobre el altar, se encuentra una imagen de la Virgen de la Merced, esculpida por Larreta en arcilla de los alrededores.
La casona donde se refugian presidentes
En el año 1970, Ignacio Zuberbuhler, nieto mayor de Enrique Larreta, se traslada con su mujer Cynthia Earnshaw y sus hijos a vivir a la residencia. Su madre, Josefina Larreta, casada con Adolfo Zuberbuhler, había heredado la tierra de sus padres y le encargó a Ignacio la administración de la estancia. Ignacio, su mujer y sus hijos, Alejandro, Cynthia María y Javier, habitaron ese sitio durante 31 años y luego la pareja se trasladó a otra vivienda a metros de la casona histórica. Al mismo tiempo desarrollaron el campo de golf.
“A mi padre y a mi familia siempre nos gustó Alta Gracia y por eso decidimos apostar acá, asegura Alejandro Zuberbuhler, responsable de la estancia. Durante los últimos años tuvo la oportunidad de recibir a artistas, futbolistas y personalidades de la política como el expresidente Mauricio Macri. “Les atrae que si bien está a tan sólo media hora del Aeropuerto Internacional de Córdoba, es un lugar tranquilo y apartado”, agrega.
El mandatario conoció el lugar gracias a su mujer, Juliana Awada, quien había vacacionado antes allí. Desde el 2016 los Macri visitan la estancia todos los años. La última vez incluso algunos medios de Buenos Aires llegaron a rumorear que el expresidente habría pensado mudarse al country El Potrerillo que rodea la hostería formando parte del complejo. También se alojó el actor Benicio del Toro en el 2008. Fue quien protagonizó la película biográfica sobre el Che Guevara. El líder revolucionario pasó su infancia en Alta Gracia y por eso fueron a filmar allí. Además, el expresidente de Chile, Sebastián Piñeira visitó también la estancia donde hizo un curso de seguridad de pilotos.
Antes de ser una hostería la casa recibió a destacadas personalidades que eran invitadas personalmente por Larreta, como el caso del entonces presidente Arturo Frondizi, o el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset, entre otras figuras. Con todos ellos seguramente el escritor compartió su poema favorito, El Potrerillo:
Flor de amor y dolor, rubia flor de espinillo.
Postrada cabellera, jarra de la mañana. Ensueño del Divino Sudario en la serrana y alta noche. Mi valle. Valle del Potrerillo.
Por Virginia Mejía
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