El 15 de marzo de 2004 la vedette cayó del séptimo piso del edificio en Belgrano y salvó su vida de milagro, pero lo inexplicable despertó la suspicacia
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“Siempre que se acerca esta fecha me hace daño, es el peor día de mi vida”, dice el mensaje de Alejandra Pradón, previo a pedir disculpas por no acceder a la entrevista. Con el “peor día” de su vida, la vedette se refiere a la madrugada del 15 de marzo de 2004, cuando cayó desde el séptimo piso de su departamento ubicado en Mendoza al 1900, en el barrio de Belgrano, y se salvó de milagro porque las ramas de un árbol amortiguaron su caída. El insólito episodio dio lugar a varias hipótesis, algunas fueron investigadas (y descartadas) por la Justicia, mientras que otras se repiten como leyendas o verdades ocultas, hasta el día de hoy, dos décadas después.
Aquella noche, alrededor de las 4.20 de la madrugada, luego de recibir un llamado anónimo en la seccional 33, un móvil de la policía fue hasta el edificio ubicado en Mendoza 1925 y encontró a Alejandra Pradón herida en su departamento. A pesar de la gran caída, la vedette estaba consciente y repetía: “Me empujó, me empujó”. Las crónicas del momento narran que la artista cayó del séptimo piso de su departamento y que su pareja, Fabrizio David Lallana, la habría encontrado tirada en el cantero y subido nuevamente al departamento.
Minutos después fue trasladada a la Clínica Suizo Argentina, internada en terapia intensiva y sometida a estudios. Allegados comunicaron rápidamente a la prensa que la artista se encontraba fuera de peligro, solo presentaba lesiones leves, gracias a que su caída había sido amortiguada por las ramas de un árbol. Nadie salía del asombro y los medios de la época titularon: “Pradón cayó de un séptimo piso y vive”.
“Me desperté con la luz blanca en terapia intensiva y le dije a Eli, mi asistente, que me arregle la uña. Estaba con morfina, no podía entenderlo. Pedí un mate como si nada. Estaba con un cuello ortopédico porque me quebré la cervical, la espalda y la pelvis. No podía mover la cabeza. Entró el equipo médico para explicarme que me había caído de un séptimo piso”, contó años después la vedette en un programa de televisión.
Pero su recuperación no fue sencilla ni rápida. Pradón contó que tuvo que aprender a caminar nuevamente. “Fue la fe, fue mi papá, que es un angelito que me cuida desde el cielo; fue mi fuerza de voluntad y el entrenamiento. Me acuerdo que me dejaron una imagen de la Rosa Mística en el sanatorio... dicen que es muy milagrosa. Sí, yo creo que fue un milagro, pero también hice mucho sacrificio para salir adelante. Me montaron un gimnasio en mi habitación y nunca dejé de entrenar. Los médicos siempre dijeron que me salvé porque estaba muy bien físicamente, tenía músculos y era fuerte. Caí sentada, me quebré la pelvis y es un tema del que no quiero hablar porque me trae malos recuerdos”, dijo en una entrevista con LA NACION, en 2022.
La versión oficial y la investigación judicial
La policía detuvo a la pareja de la vedette, el cordobés Lallana, que era la única persona que estaba en el departamento cuando ocurrió la caída. El joven de 23 años se declaró inocente ante el juez de Instrucción Carlos Bourel. Juró que nada tenía que ver con lo ocurrido.
La investigación por “tentativa de homicidio” continuó. Se realizaron distintas pericias. La más recordada, la reconstrucción de la caída, se llevó a cabo nueve días después del hecho. Los peritos construyeron un muñeco con las dimensiones y peso de Alejandra Pradón que arrojaron desde el mismo balcón desde donde cayó la vedette. Lo repitieron tres veces, frente a un ejército de camarógrafos y fotógrafos que inmortalizaron la escena. De esta manera, la Justicia buscaba determinar si se trató de un accidente o de un ataque porque una de las hipótesis era que el novio, después de una discusión, había arrojado a la vedette desde el balcón.
Alejandra Pradón no podía ayudarlos porque no recordaba prácticamente nada. Declaró que discutió con Lallana, que le dijo que debía buscar un trabajo, que habían forcejeado y dejó entrever que eso podría haber derivado en su caída. El magistrado resolvió procesar a Lallana por “tentativa de homicidio” y estuvo detenido en el penal de Marcos Paz durante 40 días. Ese mismo año, la Cámara del Crimen revocó el procesamiento, consideró que no había elementos suficientes para acreditar la responsabilidad de Lallana y ordenó su “inmediata” liberación.
Eso sí, en marzo de 2014, en el décimo aniversario del accidente, Pradón contó su verdad en el programa AM y fue contundente: “No caí como el muñeco”, dijo.
La causa pasó entonces a la jueza Wilma López, quien tras agotar la investigación estimó que el joven no intervino en la caída de la artista y no descartó que el episodio pudo haber sido originado por “una causal pérdida de equilibrio” de Pradón o “una alteración de la posición de la maceta sobre la cual estaba subida, un resbalón o un vahído”.
Tiempo después, Pradón contó ante las cámaras que ella veía a Lallana los fines de semana porque durante la semana tenía mucho trabajo. Siempre que llegaba el lunes, ella le pedía que regresase a Córdoba pero él insistía en quedarse. Dijo que solía arrojar su ropa por el balcón para él que tuviera que bajar a buscarla. En ese momento, ella aprovechaba para cerrar la puerta con llave y no dejarlo entrar más. “Le tiré las cosas un mes, dos meses, cuatro meses… Y en un momento la que se cayó fui yo”, contó Pradón.
Según su testimonio, lo peor no fue la caída, sino que Lallana la volvió a arrastrar al departamento para esconderla: “Lo primero que hizo después de la caída fue poner su bolso en la puerta para trabarla. Me levantó y me quebró los vasos sanguíneos. Estuve en terapia intensiva con cero glóbulos rojos, toda desangrada. Siempre digo ‘yo fui Jesucristo’... Esa persona es lo peor que me ha pasado en la vida. Si no me morí cuando me caí, me moría por haberme desangrado o cuando me escondió”, dijo.
La otra versión
Hasta aquí la historia oficial. A la par y por lo bajo empezó a crecer otra versión de los hechos, jamás comprobada, que se repite aun hoy como leyenda. Esta hipótesis decía que Alejandra Pradón había caído desde el primer piso del mismo edificio, donde viviría un ex jugador de River Plate. Allí habría mantenido un encuentro íntimo con cuatro futbolistas: “el defensor pelilargo”, “el gran goleador” y “el arquero”, entre ellos.
¿Por qué cayó? Los que sostienen esta teoría dicen que Lallana habría intentado comunicarse por teléfono con su novia pero, al no obtener respuesta, habría ido a buscarla personalmente. Pasó por el séptimo piso, donde vivía Pradón y luego, por algún motivo que nadie precisa, se dirigió al departamento del jugador. Lallana habría golpeado la puerta con furia y Alejandra, alarmada, habría intentado escapar saltando desde el balcón del futbolista al balcón del vecino. Pero no tuvo éxito: trastabilló y cayó al vacío.
Esta versión creció como bola de nieve, incontenible, y llegó a televisión. Se debatió en el prime time, en los programas de mayor rating. Sin prueba ni testigos, los paneles de periodistas se dividían entre quienes creían una versión o la otra. Se hicieron informes que intentaban develar “¿por qué miente Pradón?”.
Y llegó a oídos de Alejandra Pradón, que la negó de forma rotunda. “Hubo gente muy mala… Lucrar en base a Alejandra Pradón es feo, horrible... Me rompe mucho las pelotas cuando inventan”, dijo frente a cámaras. Y, más de una vez, sin rodeos, sostuvo que el entonces presidente de River Plate, José María Aguilar, estuvo vinculado a este rumor: “La señora del administrador de mi casa, dos o tres años después de eso, me dijo que ‘hay un tal Aguilar’ y me contó esta historia: a los mejores jugadores de River los vendió y les dijo ‘se está corriendo la bola que estuvieron con la Pradón, les conviene que los venda’. Y ahí lo vendió por muchísimo, y se quedó con mucho”, dijo en el programa PH, Podemos Hablar, de Andy Kusnetzoff.
“¿Estás diciendo que los jugadores no querían ser vendidos y él les dijo que convenía venderlos por eso que se estaba diciendo?”, le preguntó el periodista y Pradón respondió: “Le sirvió para venderlos por poquito y agarrar mucho. Esa es la versión de gente que me ha llegado a mí. La verdad que todo muy feo”.
Casi dos décadas después, el exfutbolista Gastón la Gata Fernández, habló sobre el rumor. También en Podemos Hablar, contó: “Fue hace mucho y yo era muy chico en ese momento. Obviamente no estaba y tampoco me enteré que dentro del plantel haya pasado algo. Lo raro es que, dentro de los nombres que había, no había mucha sintonía de amistad”. De esta forma, Fernández se desvinculó de lo ocurrido.
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