Edgardo Madanes es escultor, investigador y docente. Su obra más conocida tiene como materia prima el mimbre, con el que genera tramas y volúmenes con la esencia del Delta. Nació con la decisión de ser artista. Se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, con una enseñanza clásica, además de tomar clases de escultura en talleres. Pero su formación en pintura, escenografía y teatro fue lo que definió su camino hacia una producción alejada de lo tradicional.
Cuando se corta una varilla, que tarda un año en crecer, la misma planta genera más varillas. Es un material que se renueva y se potencia en la medida en que se usa
El mimbre fue el gran descubrimiento de Madanes. Desde joven estuvo en contacto con el paisaje y la gente del Delta . En ese entorno encontró el material con el que produciría su obra de ahí en más. "El mimbre me permitió encontrar una morfología determinada, una imagen determinada. Hallé un compañero de diálogo". Es ahora su lenguaje, un material silencioso, que no requiere maquinaria, que despide sonidos suaves en su manipulación. Y es eso lo que le permite reflexionar sobre el trabajo que está realizando. Un necesario estado de introspección que roza la meditación.
Es también el campo simbólico que rodea este noble material lo que resalta. El mimbre fue traído desde Chile por Sarmiento. El Delta fue el lugar elegido para realizar las plantaciones por su terreno sumamente adecuado y con el objetivo de tener la materia prima para generar canastos que permitieran transportar e incluso exportar la fruta de las islas. Un deseo y una idea que se trunca. También en el campo simbólico el mimbre se presentaba como fuerza vital. "Cuando se corta una varilla, que tarda un año en crecer, la misma planta genera más varillas. Es un material que se renueva y se potencia en la medida en que se usa".
Sus esculturas son tramas de asociación, casi como sociedades. Una varilla sostiene a la otra, en una red, para dibujar el espacio. Pero lejos de igualar, cada una tiene una identidad particular, las huellas de su propia vida. Y la aceptación de lo diferente es también la metáfora que exalta.
El diseño previo a la obra es en lápiz y papel; luego, la intuición puede guiar un poco la trama. Aunque realizó muchas en serie, ahora ya va perdiendo esa metodología. "Más que nada porque la misma obra me propone otra solución. Antes quizás buscaba el problema morfológico y a partir de ahí se generaba esa idea de serie. Y hoy son más propuestas que parten desde la idea y buscan la resolución".
"Pienso los espacios como escénicos, dramáticos, espacios que no son sólo contenedores, sino parte del sentido". Claros ejemplos son sus monumentales esculturas en el hotel Hilton de Puerto Madero. O su nuevo proyecto: una muestra que tendrá como escenario un galpón de zinc donde guardará sus nubes de mimbre para cuando el cielo se quede vacío de nubes.
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