El 19 de agosto de 1931, Carlos Idaho Gesell, empresario argentino de origen alemán, compró 1648 hectáreas de arena frente al océano Atlántico. En ese espacio completamente deshabitado, dominado por el viento y las dunas, el hombre decidió iniciar una plantación de pinos. Los que creían que su empresa era imposible, que eran muchos, comenzaron a llamar a Gesell “el loco de los médanos”. Sin embargo, tras años de sacrificio, constancia, prueba y error, el empresario se salió con la suya.