El extraño caso del hombre que vivió un año y medio sin corazón y sorprendió a los médicos: “Era una máquina”
Los avances tecnológicos y la fuerza de voluntad se unieron para salvar la vida de Stan Larkin
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La vida es algo que hizo que las personas se conviertan en algo parecido a un libro, cuyo contenido incluye historias de todos los tintes. Suspenso, comedia, terror, tragedia, drama y demás géneros literarios que a cualquier persona se le puedan ocurrir están basados en hechos reales, por más cliché que pueda sonar esa frase.
A veces, algunas de estas historias vividas por muchos parecen increíbles, ya que la adversidad es algo que tiene un poder muy diferente dependiendo de la persona. No es un secreto que la suerte es algo muy relativo, por lo que muchas personas la tienen más fácil que otras.
Sin embargo, como la identidad y la vida no solo dependen de lo que la persona haga, es necesario destacar que si no fuera por el tejido que cada sociedad se encargó de construir, el estado actual de la humanidad sería todo un enigma. El mundo le enseñó al ser humano que solo es fuerte porque supo ser solidario.
Es por eso que es grato para muchas personas escuchar casos de seres que, gracias a su ingenio, pudieron mejorar la calidad de vida de otros, y aprovecharon también esa suerte tan subjetiva e impredecible. Un ejemplo es el caso de Stan Larkin y el profesor Jonathan Haft.
Un corazón fuerte y débil
Stan Larkin es un hombre norteamericano, de 31 años, que tiene una historia que sorprendió e inspiró a muchas personas alrededor del mundo. En el pasado año 2014, Larkin, apasionado por el básquetbol, había sufrido un infarto casi mortal en su adolescencia, lo que terminó por llevarlo a urgencias, casi agonizante. Parecía un milagro el hecho que sobreviviera.
No obstante, tanto él como su familia recibieron una noticia por parte de los médicos que los dejó sorprendidos y casi confundidos: la posibilidad de que el muchacho tuviera la opción de vivir sin necesidad de un corazón real mientras esperaba por un donante.
“Me sorprendió cuando los médicos comenzaron a decirme que podía vivir sin un corazón en mi cuerpo y que una máquina iba a ser mi corazón. Solo piénsalo: una máquina”, recordó en una entrevista con el medio especializado en ciencia Science Daily.
Jonathan Haft y su nuevo invento
Fue entonces cuando el doctor Jonathan Haft, cirujano y profesor de dicho ente académico, le propuso reemplazar su dañado corazón por una máquina encargada de suplir las funciones del órgano. El médico se encargó de investigar sobre la miocardiopatía familiar, enfermedad que sufría el joven Larkin y que lo dejó postrado en una camilla.
“Es una condición horrible de tener -mencionó Haft- Pero la tecnología disponible que está evolucionando en el campo de la insuficiencia cardíaca es muy emocionante. (…) El corazón artificial total entra en esa categoría”.
En noviembre del 2014, el cirujano le implantó una máquina llamada SynCardia Freedom Portable Driver. El procedimiento fue hecho en el Centro Cardiovascular Frankel del alma mater del doctor Haft. La intervención fue un éxito.
El resultado: Larkin unido a una máquina de seis kilos de peso conectada con unos tubos hacia su pecho. Dicho artefacto, el cual lo cargaba en una maleta, tuvo la función de hacer circular la sangre del joven gracias al uso de aire comprimido.
“Es como un corazón real -explicó el joven- Está en una bolsa de la que salen tubos, pero aparte de eso, se siente como un corazón real. (...) Parece una mochila con libros dentro, como si fueras a la escuela”.
Una segunda oportunidad
Los efectos en la vida de Larkin superaron las expectativas de los médicos, así como las de la familia del joven, pues el muchacho pudo vivir con este artefacto conectado a su torrente sanguíneo durante más de 15 meses (exactamente 555 días). Incluso, con esa pesada maquinaria pudo jugar básquetbol con sus amigos, tal como lo hacía cuando estaba sano: “Prosperó mucho con el artefacto. (…) Aunque no estaba pensado para que jugara al básquetbol, (…) Stan empujó esto hasta sus límites”, rememoró Haft para Science Daily.
Pese a que el hecho de que tuvo que cargar una máquina de la que, literalmente, dependía para vivir, Larkin aseguró que fue una experiencia que le ayudó a perder muchos miedos.
“La mayoría de la gente tendría miedo de pasar tanto tiempo con (un corazón mecánico), pero solo quiero decirles que tienen que pasar por el miedo, porque les ayuda”, contó el joven a los medios estadounidenses.
Todo el proceso con la SynCardia Freedom Portable Driver terminó en el año 2016, cuando el mismo doctor Haft le anunció a Larkin y a su familia que por fin lograron encontrar un donante de corazón y que estaban listos para hacerle el trasplante.
“Quiero agradecer al donante que se entregó por mí. Me gustaría conocer a su familia algún día. Ojalá quisieran conocerme”, admitió el joven.
*Por Juan Martín Murillo
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