El economista y el psicólogo que abrieron un bar de cerveza tirada y hoy ya tienen siete locales
Emprender en Argentina no es una tarea sencilla, pero Martín y Manuel apostaron a su idea
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Martín Casanova y Manuel Miragaya son dos amigos que comparten aficiones en común desde los 15 años. Hoy día, después de 20 años de amistad, manejan más de 100 empleados en su empresa: Growlers.
Growlers es una cervecería artesanal que hoy cuenta con siete sucursales distribuidas alrededor de la metrópoli porteña. Tras casi seis años en el mercado, hoy en día se perfilan como uno de los más importantes pioneros en lo que a consumo de cerveza artesanal se refiere, acompañados de una cocina inclusiva y un ambiente descontracturado en locales de estética callejera muy cuidada.
El origen data del año 2015 cuando los amigos Martín Casanova, economista, y Manuel Miragaya, psicólogo y chef, se interesaron por el novedoso mundo de la cerveza artesanal y, para entenderlo más, iniciaron estudios de sommelier de cerveza, lo que les permitió conocer sensorialmente el producto y decidir apostar por él. Casanova, tras un viaje por Europa, pisó Argentina con una idea en mente que les permitiría triunfar como pioneros en un terreno poco explorado.
Nació en ellos la necesidad de ser la vitrina de la buena cerveza artesanal en un mercado que estaba apenas dando sus primeros pasos en Argentina; un producto que a sus ojos hablaba por sí mismo y tenía una paleta de opciones que les iban a permitir llegar a todos los gustos. Además, lo harían al estilo argentino, ofreciendo una experiencia basada en el producto, acompañada con una propuesta gastronómica que calaba perfecto con la filosofía nacional, pero en vez de ser un típico asado argentino con carnes y vinos, serían platitos de finger food -diseñados por Miragaya, el genio detrás de la cocina- con un vaso de cerveza en mano.
Apostaron y ganaron
Es así como inauguraron su primer local en Palermo, un espacio de 250 metros cuadrados en una esquina con un pasaje peatonal en medio y una ventana a la calle: “Queríamos vivir la birra en la calle al estilo europeo”, afirma Casanova. Para ese momento la apuesta fue grande, significaba explicarle al público la movida del self service, que significaba que ahora en vez de un mozo había una barra en la cual pedías lo que querías y lo llevabas a la mesa.
Arrancar en este barrio era una meta a corto plazo, porque su norte era abrir 10 locales más. Al cabo de cinco meses habían recuperado la inversión y en un año abrieron su segundo local, esta vez en Caballito, el doble de grande y con el doble de canillas -en total 30 variedades de cerveza artesanal- en una zona donde no había cervecerías.
Tal como sucedió con Palermo también lograron recuperar su inversión durante el primer año, entonces ya entusiasmados decidieron pasar al siguiente nivel en lo que resumen como su apuesta más grande y difícil: un tercer local en Recoleta, en plena avenida Santa Fe, y como era de esperarse resultó y explotaron el local tanto en los mediodías como en las noches.
En adelante, con el proyecto ya consolidado, abrieron su primera franquicia en Belgrano durante 2019, lo cual fue un paso muy grande para la marca. Decidieron entonces abrir un centro de producción con máquinas al vacío que les permitió controlar las cocinas de cada local para que no perdieran la esencia de lo que es Growlers. Esta idea les ayudaría para surfear la ola que se les sobrevino a los gastronómicos debido a la pandemia al año siguiente, entonces ofrecían la “experiencia grow” fuera de sus locales con preparaciones al vacío listas para armar en casa. Hasta la fecha cuentan con tres locales más: Microcentro y Palermo Hollywood (abiertos en pandemia) y Chacarita, un polo gastronómico en creciente. Esperan para este 2022 abrir dos locales más.
Al día de hoy su propuesta gastronómica es inclusiva y cuenta con opciones para todos los gustos: su producto estrella sigue siendo la hamburguesa, pero ofrecen platos de autor, sándwiches, ensaladas, opciones gluten free, vegetarianas y veganas, que maridan a la perfección con sus más de 130 canillas de cerveza artesanal, sidra, vinos y cócteles tirados.
En cuanto a la identidad de la marca se mantienen leales a su filosofía, pero en constante evolución, adaptándose a lo que intuyen como mejor para el público. Recientemente hicieron un re-branding con cambio de imagen que fue muy bien recibido.
Un punto no menos importante es el manejo de sus redes sociales, un espacio desde donde interactúan con sus seguidores a través de dinámicas que van renovando su propuesta y manteniéndolos siempre en boca de todos. Desde esa trinchera, cuentan con casi 80 mil seguidores orgánicos en Instagram que día a día renuevan su afición por este bar.
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