El coworking da batalla y se prepara para el regreso
La revancha del biombo, el termómetro como identificación personal y señalización en los pasillos para no cruzarse de frente con otro. Tres de las claves que se evalúan para la vuelta al coworking en el nuevo escenario. Septiembre sería el mes de largada para estos espacios de trabajo que surgieron como las oficinas del futuro y ahora, fase 4 mediante, estudian un golpe de timón. Adaptarse a los nuevos formatos implica reorganizar esquemas, distribuir áreas comunes e implementar protocolos desde la puerta de entrada. Entre otras incorporaciones se vienen las cabinas individuales, las alfombras sanitizantes, dispenser de alcohol en gel en cada mesa y mamparas con ventanitas pasa-papeles. Previsión es la palabra más repetida.
Si la experiencia colaborativa –escritorios compartidos, puestos de trabajo flexibles– fue el mayor atributo, ahora el distanciamiento conductual marcará la continuidad del formato, un modelo innovador que venía pisando fuerte y ahora se debe ajustar a la incertidumbre con un manual de buenas prácticas.
Compartir recursos en una misma oficina ya no será como antes. La máquina de café era uno de los puntos de reunión prepandemia y la fotocopiadora coleccionaba las huellas digitales de los miembros. No más. Esos hábitos se transformarán en códigos QR, vajilla personalizada, mamparas de acetato y turnos para usar los espacios comunes.
Los protocolos de higiene y distancia contemplarán los amenities más valorados: terrazas, decks, jardines y patios con parrilla, áreas de alto tránsito e intercambio, los caballitos de batalla que contribuyen a crear comunidad y networking.
Con seis sucursales en Argentina WeWork focaliza su estrategia en sostener la comunicación entre los miembros pero reduciendo su interacción. "Será muy gradual la vuelta, hay mucho todavía por recorrer", dispara Tomás Calusio, director de WeWork Argentina. "Es necesario volver a encontrarse, en principio con esquemas rotativos. Nos seguimos reinventando porque nuestro modelo es el de la oficina flexible. Por eso desarrollamos el pase libre All Access, donde los empleados pueden usar las instalaciones de cualquiera de las sucursales y minimizar traslados", destaca Calusio. Retomar un espacio profesional es lo que más ganas tiene Francisco Sastre, investigador en Ciencias Sociales, que no ve la hora de volver a usar silla ergonómica, sala de llamadas, impresora y una conexión de alta velocidad "que funcione". Sastre, especialista en salud pública, es tajante: "No hay punto de comparación entre el living de casa compartido con mi mujer que los espacios donde no tengo que encuadrar la videollamada ni preocuparme por el wifi".
Eugenia Muinelo, licenciada en Nutrición, también privilegia la dinámica en la oficina y el uso de áreas comunes. La gerenta de la empresa EAS Strategies comparte funciones con dos empleados más en oficina privada. Planean turnarse cuando el gobierno de la Ciudad habilite la fase 4: "La comodidad de entrar y salir y el espacio de guardado de material de archivo son algunos de los motivos por los que quiero retomar la rutina en Working&Co. Nos avisaron que sumarán estacionamiento interno para bicicletas", señala.
Un respiro
La ventilación y los espacios exteriores constituyen los avales para un retorno seguro. En este caso, los cuatro mil metros cuadrados de parque que dispone Usina Co Work en la frontera de Palermo y Villa Crespo resultan atractivos. Esteban Estomba, CEO y co fundador, junto a Nicolás Carreño, explica que cuando hace cuatro años vieron el predio de una ex productora de cine supieron que esos jardines iban a marcar la diferencia en algún momento. La pandemia les dio la razón. Hoy el desafío a resolver es el "cuello de botella del ingreso, donde colocaremos pórticos sanitizantes de 360° que despiden spray desinfectante. Supervisada por las recepcionistas una cámara medirá la temperatura de los miembros e identificará el correcto uso del barbijo", enumera Estomba. Allí las mamparas se colocarán a pedido, ya que el espacio entre los usuarios será el estipulado por las autoridades gubernamentales. "No todos quieren volver a un laboratorio, replanteamos la distribución y equipamos el jardín con mobiliario para almuerzos, bancos de plazas y food trucks".
La circulación, renovación y filtrado del aire es otro de los desafíos. El edificio Tesla Patricios II, de Nómada, cuenta con la certificación de sustentabilidad LEED, que garantiza que el aire acondicionado, la aislación y ventilación cumplen con estándares de calidad internacional. Con clientes como Mercado Libre, Huawei y ICBC, Alex Sakkal co fundador de Nómada, cree que el consenso es clave: "Discutimos el protocolo junto a los integrantes de las empresas ocupantes. Decidimos organizar al personal por grupos para que ingresen en franjas de a 15 minutos. Y establecer la oficina de seis pies, la medida que garantiza la distancia social", señala el director comercial de esta desarrolladora inmobiliaria orientada al gerenciamiento de edificios corporativos.
Sillas y escritorios, lugares de guardado, utensilios de cocina. Ya nada será como antes. "Ahora más que nunca voy a volver a llevarme viandas de casa", advierte Francisco Sastre, investigador en salud pública. Los nuevos hábitos promoverán el rediseño de la experiencia dentro de estas oficinas dinámicas que surgieron en 1995, en Berlín. Allí, un grupo de ingenieros informáticos creó el término "hackerspaces", que denominaba a estos espacios pensados para los fans de la tecnología que buscaban intercambiar y compartir equipos. El primero se llamó C-Base. En 1999, en tanto, el creador de juegos Bernard DeKoven acuñó el término coworking para referirse al formato de trabajo centrado en la colaboración.
Del trabajador independiente a la empresa corporativa, los miembros que eligen este sistema priorizan los servicios y la infraestructura. Grupo A2 equipa sus unidades con un sensor antisedentarismo. Un coach que advierte si la postura es incorrecta y concientiza sobre la cantidad de horas que el usuario estuvo sentado. "Los puestos de trabajo con regulación de altura constituyen los presupuestos más pedidos para esta nueva etapa, además de las barreras de acrílico transparente de 3mm de espesor con ventanas centrales para facilitar el intercambio de elementos de forma segura", apunta la arquitecta María Gabriela Kay, a cargo del equipamiento de Circular (en Nordelta) y La Maquinita (en CABA, GBA, Córdoba y Santa Fe).
En Interieur Forma, una de las pioneras en equipamiento para oficinas, trabajan en el rediseño de puestos para encuentros informales y paneles vidriados de hasta 50 centímetros de altura. "Las ideas creativas surgen en equipo, tarde o temprano todos van a volver", augura Alejandra Aczel, directora ejecutiva. "Hay una construcción de relaciones humanas que únicamente se dan con los intercambios reales", acompaña Tomás Calusio, de WeWork.
Compartir, crear y colaborar. Con miras a la primavera, la fórmula de las 3 C se reinventa a fuerza de alcohol en gel y artefactos diseñados para trabajar juntos, pero separados.