BARCELONA.- De chico era fanático del dulce de leche y del fútbol. El cordobés Alejandro Caro jamás imaginó, en ese entonces, que algún día tendría una fábrica de dulce de leche y menos que iba a conocer y tratar con el mejor futbolista de todos los tiempos, Lionel Messi, un fan de su dulce de leche. Alejandro Caro comienza a contarnos su historia en su auto, camino a La Garriga, un pueblo situado en la comarca del Vallés Oriental, provincia de Barcelona, donde elabora la marca de dulce de leche Márdel para España y el resto del mundo.
Junto a su hermano José (ambos son socios mayoritarios) tienen dos fábricas. La más moderna, donde se elabora y envasa el dulce de leche y la primera en inaugurarse, donde están sus oficinas, hacia donde nos dirigimos. Los inicios no fueron nada fáciles. Le encanta decir con un modismo muy argentino que la remaron en dulce de leche. Allí recibe un mostrador que nos traslada a la Argentina sin escalas: hay frascos de dulce de leche, cajas de alfajores, panetones rellenos de dulce de leche, cajitas de bombones rellenos, todo de elaboración propia y además, kits de supervivencia para todo argentino que vive en el exterior, que importan desde hace muchos años: paquetes de yerba mate de varias marcas, galletitas, bizcochitos, sal fina, termos. Las tapas para empanadas y polenta de su marca salada, Doña Petrona. Asegura que son muchos los que mandan mensajes de agradecimiento después de reencontrarse con una Chocolina, una Criollita, una Traviata. O un paquete de sal fina. Algo que va más allá de la nostalgia, porque no hay nada parecido en España. En el caso del consumo del dulce de leche, dejó ser un gusto exclusivo de los argentinos. En 2018, Márdel fabricó más de un millón y medio de kilos. Podemos decir que estamos frente a uno de los grandes embajadores de este producto argentino. En su oficina, hay fotos de Messi, fotos con Messi, con dedicatorias, otro apasionado del dulce de leche, que desde la misma ciudad, en su cuenta de Instagram, le hizo la mejor publicidad del mundo … por goleada.
¿A qué edad dejaste la Argentina y cómo fueron tus inicios en España?
Salí de la Argentina el 14 de junio de 1985, justo cuando entraba en vigor un plan económico de Raúl Alfonsín. Vine con mi hermano José. Había un 3000% de inflación anual. Tenía 22 años. Los primeros años como inmigrante te llevan a nacer de nuevo: no conocés a nadie, no tenés amigos, no tenés familia. Con mi hermano vinimos con muy poquito dinero, 400 dólares en el bolsillo cada uno, no teníamos el pasaje de vuelta y tampoco nacionalidad europea. La situación era muy precaria. Los primeros años hicimos de todo. Trabajamos de albañiles, vendedores de máquinas para oficinas, hasta lavaplatos. Nos fue bien. Hasta que empezamos a generar el primer dinero en Barcelona habíamos cambiado 60 de esos 400 dólares.
¿Cómo llegaste a convertirte en fabricante de dulce de leche en España?
Los primeros cinco años fueron de aprendizaje. En el 91, con mi hermano, se nos ocurrió traer vinos de la Argentina. Un poco loco el tema de traer vinos porque España es un país productor de vino por excelencia, pero había muchos restaurantes argentinos y pensamos que habría una determinada demanda, empezamos a importar nuestro primer contenedor. Una mitad tenía vino salteño y la otra, dulce de batata. En el 92 incorporamos el dulce de leche. Ese año la peseta había empezado a devaluarse, y nos entró cierto pánico. Pensamos que la importación se iba a cortar. Cada vez costaba más caro lo que traíamos de la Argentina. Entonces pensamos que debíamos empezar a fabricar algo aquí. Tuvimos la oportunidad de comprar maquinaria de una fábrica de helados que había quebrado y empezamos a fabricar alfajores. En el 97, la Unión Europea prohibió la entrada de dulce de leche de la Argentina por problemas sanitarios. No había ninguna fábrica en la Argentina que cumpliera con la regulación europea, y eso nos obligó a tomar una decisión. Ya el dulce de leche era un producto importante para nosotros porque lo utilizábamos como materia prima para los alfajores y también se lo vendíamos a El Corte Inglés. Entonces, quedarnos sin dulce de leche significaba un golpe muy grande. Cerrábamos la empresa y buscábamos un empleo de lo que fuera o tirábamos hacia adelante y montábamos una fábrica de dulce de leche aquí en Barcelona. Y bueno, elegimos esta segunda opción, con amigos que nos ayudaron.
¿Cómo fue montar una fábrica de dulce de leche sin tener experiencia?
Compramos un terreno, éste, donde estamos ahora, construimos una planta, vendimos una parte para podernos financiar la fábrica y viajé a la Argentina a comprar maquinaria en Santa Fe. Aquí en España no había maquinaria de ese tipo. Las famosas pailas para hacer dulce de leche no existían. Había que traerlas. Son las ollas de cocción del dulce de leche, con doble camisa, vapor, con agitadores en el medio que hacen que el dulce de leche se vaya cocinando y no se pegue, a lo largo de dos horas, dos horas y media que es el tiempo de elaboración. Sin tener idea, sin ser industriales, emprendimos aprendiendo a pasos agigantados.
Y donde compré la maquinaria, en El Trébol, me presentaron a un ingeniero en alimentos, un chico de campo, de 24 años, muy bien formado, pero no sabíamos si sabía hacer dulce de leche. Diego Maccari. Organizamos una cata a ciegas con cinto tipos de dulce de leche. Éramos 40 argentinos y 20 españoles y tuvimos que evaluar, el sabor, el color, la fluidez, y se puntuaba. En aquella cata nuestro dulce de leche quedó segundo, por detrás, muy cerquita de San Ignacio. Entonces nos volvió el alma al cuerpo porque vimos que teníamos un buen producto.
¿Por qué se llama Márdel la marca?
Porque buscábamos un nombre corto, de dos sílabas, Márdel tiene que ver con la Argentina. Enviamos 30 marcas para registrar, y estaban todas registradas. Fue la opción 32.
¿Cómo fue la tarea de incorporar un nuevo sabor en España?
Cuando lo empezamos a comentar con los restaurantes argentinos, la gran mayoría nos decía que era una locura traer dulce de leche porque a los españoles les resulta en general muy empalagoso y que era prácticamente un suicidio lo que íbamos a hacer. Mi forma de ver el tema era diferente. Si la mayoría de los argentinos desciende de los españoles y de los italianos los gustos no son muy diferentes, el tema es que hay que trabajarlo, hay que enseñarles a comer dulce de leche. Comenzamos regalando muchos kilos de dulce de leche, dando a conocer aplicaciones y usos. Hoy es impensable que un restaurante argentino no tenga dulce de leche. Y hemos llegado al punto que muchísimos restaurantes españoles siempre tienen un postre como mínimo con dulce de leche. Así que la evolución ha sido evidente. En el 97 trajimos 60 toneladas de dulce de leche, el año pasado hemos fabricado más de un millón y medio de kilos. No lo consumen sólo los argentinos.
¿Qué postres se comen en España con dulce de leche?
El postre por excelencia es el panqueque con dulce de leche. Después el flan. Desde hace unos meses, estamos hablando con la gente de Arcor y de Bagley que se conozca lo chocotorta. Uno de los problemas que tenemos es que la gastronomía española ha menospreciado siempre los postres. El restaurante español está convencido de que la gente va a comer la paella, el jamón y la tortilla. La prueba es evidente. Vas a muchos restaurantes y te siguen sirviendo una tarta al whisky, un limón helado o una contesa helada, que son los postres que te servían hace 33 años.
¿Cuáles son los principales mercados para la venta de dulce de leche?
El español es el primero. Aquí vendemos el 70 por ciento de nuestra facturación y el 30 por ciento se exporta. El dulce de leche es nuestro producto estrella, lo vendemos en unos 30 países. Nosotros tenemos tres canales para vender el dulce de leche: uno es el supermercado, el segundo es el food service o restaurantes, empresas de catering y el tercero es la industria. En cada país trabajamos mejor un canal u otro, dependiendo del socio. Después de España le sigue Israel, donde estamos muy bien posicionados a nivel supermercado, el tercer mercado es Italia, donde funcionamos muy bien en el sector heladería y el cuarto mercado es Inglaterra.
¿Te consideras el embajador del dulce de leche?
Somos poquitas personas las apasionadas. En la Argentina hay gente que lo hace muy bien. La gente de San Ignacio, por ejemplo. A mí me encanta dar a conocer este producto. A medida que voy recorriendo el mundo descubro nuevas aplicaciones, los socios nos develan nuevos usos con productos que se consumen en cada lugar: en Inglaterra vendemos mucho a empresas que venden cheesecake. Una tarta de Santiago, en Galicia, con una capa de dulce de leche, es una combinación exquisita. Filipinas que tiene una fruta increíble, y tiene como hábito consumir ensalada de fruta con leche condensada, cuando ven que se puede comer una ensalada de fruta con dulce de leche, alucinan. Después de participar en ferias de países nórdicos o Alemania e incluso Asia, donde gusta lo dulce en proporciones muy pequeñas, cuando llegás al mercado árabe, resulta gracioso cuando te piden doble ración de dulce de leche. "¡No, poneme el doble!". Consumen una cantidad importante de azúcar. Actualmente estamos trabajando con los Emiratos Arabes, Arabia Saudita, Baréin, Kuwait, Jordania, Marruecos, muchos países árabes, donde el producto es aceptado y el reto ahí es dar a conocerlo en diferentes aplicaciones.
¿Cómo es tu relación con Messi?
Conozco a la familia de Messi hace muchos años. Tengo una gran admiración no sólo por Leo, también por Jorge, el padre y Rodrigo, uno de sus hermanos. Creo que es una familia fantástica, que ha sabido acompañarlo a Leo muy bien. Ellos son fanáticos de todo lo argentino y del dulce de leche, en particular. Fue muy sencillo enviarle productos a Leo. El día que publicó su primer post en Instagram fue impactante: fue una foto de él desayunando, comiendo una tostada con dulce de leche y tomando mate. A partir de ahí nos reunimos con el hermano, tuvimos un pequeño contrato de un año que nos sirvió muchísimo para dar a conocer el dulce de leche. Luego colocó un video. En 2016 nos dio un empujón importantísimo.
Más notas de Argentinos en Europa
Más leídas de Lifestyle
“Nunca dejó de ser un nazi”. La historia desconocida detrás de la detención de Erich Priebke: un pintor belga y una confesión inesperada
Magnesio. Qué son los "hilos" blancos de la mandarina y por qué no deberías quitárselos jamás
Para considerar. El alimento que un cardiólogo recomendó no incluir jamás en el desayuno
¿Es así? Qué personalidad tienen las personas que se bañan por la mañana