Dulce y amargo. Ese el gusto que paladea por estos días Emiliano Schobert, el chef argentino que junto con su equipo representará a nuestro país en la final del Bocuse D´Or 2019, el certamen gastronómico más importante del mundo.
Todo está planificado para que este cocinero y docente de 44 años lidere los fuegos el martes 29 de enero a las 9 de mañana en el Box 4 del Bocuse, en Lyon, Francia. Salvo por un detalle. Su equipo de siete personas no cuenta con apoyo oficial ni subsidio de ningún tipo, y se les está haciendo cuesta arriba reunir el dinero para poder viajar.
"Tenemos todo resuelto para competir menos la cuestión presupuestaria, no tenemos recursos para los pasajes y el hospedaje. No sabemos cómo vamos a viajar ni dónde vamos a dormir, pero ese día vamos a estar ahí compitiendo por la Argentina, de eso no hay dudas", cuenta Schobert desde Bariloche.
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Y dice que él puede pagar su pasaje con sus ahorros, pero no el de su equipo, sin el cual no puede competir. "Yo no voy al Bocuse con la bandera de Emiliano Schobert. Somos un equipo que representamos a la cocina argentina".
"Entre tantas dificultades recibimos el apoyo de Mauro Colagreco que nos presta la cocina de Mirazur para que hagamos el entrenamiento antes de la competencia. Pero Mentón está a 500 kilómetros de Lyon y tampoco tenemos cómo trasladarnos porque necesitamos un camión para llevar los equipos", explica.
Mauro Colagreco probablemente sea el cocinero argentino más prestigioso del planeta. Su restaurante Mirazur cuenta con dos estrellas Michelin y acaba de obtener el tercer puesto entre los 50 mejores restaurantes del mundo.
Que una personalidad como Colagreco les haya prestado las instalaciones de su multipremiado restaurante francés para cocinar antes de la final, habla de las chances del equipo argentino y esa es la parte más dulce de toda esta historia.
La Fórmula 1 de la cocina mundial
El Bocuse D´Or es un certamen bienal mundial de cocina. Fue creado hace treinta años para difundir la cocina de cada uno de los países que participan y lleva el nombre de Paul Bocuse como homenaje al chef francés que revolucionó la gastronomía del siglo XX con la "nouvelle cuisine".
"Algunos creen que este concurso está pasado de moda. Se equivocan, el Bocuse es cocina de la hostia, acá están los mejores del mundo; es como Ferrari, nunca pasa de moda", se enoja Schobert.
La final de Bocuse se desarrolla durante la Feria Internacional de Hotelería y Gastronomía a la que asisten más de 200 mil personas.
Se trata de una fecha clave para el turismo mundial teniendo en cuenta que la gastronomía está considerada como uno de los factores decisivos para los viajeros que buscan nuevos destinos.
Durante dos jornadas competirán 24 países, 12 por día. A cada equipo se le asigna un menú de dos platos que debe preparar en cinco horas y media para un jurado de 14 personas. Es decir, deben servir 28 porciones.
"Nos toca preparar una receta de mariscos que lleva ostras, mejillones, vieiras y berberechos. Y otra que es una ternera a la leche con salsa holandesa, a la que vamos a reinterpretar con una versión de chimichurri para darle una impronta bien nuestra", cuenta el chef nacido en San Justo y formado en Córdoba que se radicó definitivamente en Bariloche en 2002.
De las 16 ediciones del Bocuse, Argentina clasificó en ocho finales. Las cabezas de equipo que representaron al país fueron los cocineros Fernando López Scharpf, Darío Gualtieri, Martín Molteni, Emiliano Sabino, Juan Pedro Demuru y Diego Gera.
El puesto más alto que obtuvo el país fue el 6º lugar y lo logró el equipo liderado por Gera en el año 2001.
Emiliano Schobert es el único candidato argentino que representará al país dos veces, ya que durante 2015 también fue finalista y obtuvo el puesto 15 de entre 24 países.
Para llegar a la final de esta edición su equipo tuvo que hacer podio en el Bocuse Américas, la copa América de la cocina regional que se realizó en la ciudad de México en abril de este año. Schobert y Manuela Carbone obtuvieron el tercer puesto y lograron la clasificación para la final de Lyon.
El centralismo porteño
"Me da bronca que el apoyo a la gastronomía argentina pase solo por Buenos Aires. A mí me llaman cocineros suecos o estadounidenses muy interesados en la cocina argentina y me preguntan por productos que solo nosotros tenemos y que en la capital ni se conocen".
Schobert cuenta que además de Colagreco está recibiendo el mentoreo de Philip Tessier, el chef de Napa Valley que obtuvo el primer puesto en el Bocuse 2017. "Me está dando una mano increíble con cosas que están totalmente fuera de nuestro alcance".
"Al Bocuse lo lideran cuatro países que son súper profesionales. No solo tienen otro presupuesto, también tienen otra mentalidad", agrega Schobert: "Después le sigue un bloque de diez países entre los que se cuenta la Argentina y cierra un pelotón de otros diez países. En la punta siempre están los Estados Unidos y los países escandinavos como Noruega, Dinamarca y Suecia".
"En la Argentina tenemos una capacidad técnica muy alta, también tenemos producto, pero caemos en la logística. El Bocuse es un mundial y es como un deporte, si no te da el bolsillo, es muy difícil estar bien entrenado", asume, cierra: "La cocina argentina merece estar en lo más alto y sabemos cómo lograrlo, solo necesitamos apoyo".
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