Inaugurada en mayo de 1929, hace exactamente 90 años, esta sala que es un orgullo de Villa Urquiza fue concebida a imagen y semejanza de los grandes teatros del centro porteño. Abandonada durante décadas, su recuperación fue impulsada por los vecinos, que lograron que el Gobierno de la Ciudad la pusiera en valor y la transformara en un Centro Cultural.
La historia cuenta que a principios del siglo XX, los vecinos de Villa Urquiza deseaban una sala igual de majestuosa que las del centro de la ciudad. Y la consiguieron. Se trata del teatro 25 de Mayo, ubicado a metros de la esquina más famosa del barrio: Triunvirato y Olazábal. El arquitecto fue un italiano llamado Máximo Gasparutti que comenzó con el proyecto en 1912 y que lo concluyó con la inauguración, en 1929.
Conocido también como el Petit Colón debido a su afinada acústica, la sala del teatro tiene forma de herradura y fue concebida de acuerdo con los criterios italianos de la época, con dos bandejas de palcos.
La arquitectura del edificio en general se corresponde con un estilo neoclásico o ecléctico que, por un lado, combina elementos tradicionales utilizados a finales del siglo XIX como los revestimientos símil piedra en la fachada, estucos en el interior, mármoles, pisos de granito en damero y vitrales en cúpulas y ventanas.
Por otro lado, la estética convive con criterios modernos y racionalistas de plantas simétricas y estructuras funcionales junto con hormigón armado. Entre sus hitos, figura una presentación de Carlos Gardel en 1934.
Sin embargo, aquellos primeros años de esplendor se fueron perdiendo con el paso del tiempo. En 1982, el teatro cayó en desgracia y se mantuvo cerrado hasta 2003 cuando, antes de convertirse en bailanta o en bingo, fue salvado, una vez más, por la comunidad de vecinos del barrio que logró que el Gobierno de la Ciudad lo adquiriera vía ley de expropiación y lo pusiera bajo cuidados intensivos.
Estropeada y olvidada, sin sus butacas originales y pintada de un marrón que todo lo oscurecía, la construcción fue restaurada durante cuatro años hasta que, en noviembre de 2007, resucitó no solo en su función original de cine-teatro, sino también como centro cultural.
Entre los trabajos más destacados que se hicieron se encuentra el haber recuperado la función principal de la sala, la de cine-teatro, que se actualizó tecnológicamente bajo la atenta mirada y escucha del mismo equipo de acústica que trabajó para reconocidos espacios como el Teatro Colón, la Usina del Arte y la Ballena Azul del CCK.
Además, en el resto del edificio se restauraron los revestimientos, se recuperó la paleta de colores, toda la yesería y los vitrales. También se rescató el antiguo salón Blanco del primer piso, que se convirtió en la sala Redonda, custodiada por un perímetro de columnas, donde todos los meses se exhibe lo mejor del teatro off de la ciudad.
Para darle uso como centro cultural, el edificio se amplió en altura con dos pisos más, donde se encuentran las actuales oficinas administrativas y dos aulas divisibles para cursos y talleres. Hace unos meses, se puso en valor la terraza, en la que se realizan espectáculos al aire libre y, además, funciona un bar para atraer al público joven.
Este domingo 26, para celebrar los 90 años de su inauguración y la Semana Patria, desde las 11 de la mañana habrá actividades gratuitas para toda la familia: talleres de arte y teatro, proyección de cortos, milonga, música en vivo y chocolate con churros. Se puede consultar la programación en las redes del Centro Cultural.
*Asesoramiento: Arquitecta Bettina Kropf, consultora especializada en proyectos de edificios de alto valor patrimonial, que participó del equipo de trabajo que recuperó el 25 de Mayo.
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