Despertar adentro de una esfera geodésica y ver tres torres de granito a través de la ventana no es lo que se dice una mañana cualquiera. Así es la experiencia en EcoCamp, una sucesión de domos conectados a través de unas pasarelas suspendidas en medio del Parque Nacional Torres del Paine, la meca de trekkers del sur chileno.
Nacido en 2001, es un lodge ecológico, alternativo y único certificado con la ISO14001, el más alto standard en sistema de gestión ambiental, y ganador de premios por su política eco-friendly. Está formado por 33 domos ecológicos esparcidos como yurtas en la estepa patagónica, a pocos metros del ingreso para hacer el circuito base Torres y la W.
Lo fundaron Yerko Ivelic, Nani Astorga y Javier López, tres personas que aman la naturaleza y apostaron a la sustentabilidad. Su filosofía se apoya en cuatro "c": conservar el medio ambiente, sostener la comunidad y cultura locales y promover un comercio que no dañe el entorno.
Los domos están apoyados sobre plataformas de madera y conectados por senderos también de madera que se recorren con gusto para ir a desayunar y por la noche, a la vuelta de cenar. Si es una noche clara se ven las siluetas de los cerros y millones de estrellas.
La estructura de los domos es metálica y las paredes están formadas por capas y capas de fibras sintéticas (adentro espera una salamandra). No se usó cemento en la construcción, es decir que si alguna vez levantaran campamento no dejarían huellas de haber estado ahí.
El 75 % de la energía que se utiliza proviene del agua, el 20% del sol y apenas un 5% de una fuente tradicional. Los baños son de compost y los productos que se utilizan, biodegradables. No hay tele en los domos, ni wif,i ni secadores de pelo –para ellos el viento patagónico es el mejor secador–porque sería un gasto innecesario de energía.
Además del compromiso con el medio ambiente, la propuesta es estéticamente bella. La decoración de los espacios interiores con alfombras, tapices, sillones mullidos y luz tenue recuerdan a Oriente. Tienen piso de madera, camas, baño, ducha, cortinas y hasta una pequeña terraza.
La comida es deliciosa –fusión con elementos chilenos, altiplánicos y de cocina internacional– y se elabora en base al aporte de los campesinos de Puerto Natales que cultivan vegetales en invernaderos y así llegan frescos a la cocina. El apoyo a la comunidad local se extiende a la tienda de souvenirs con artesanías de diseño original y materiales nobles. El lodge del que no será fácil partir.
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