Día de los hermanos: ¿por qué se celebra hoy?
La fecha, que tiene su propio apartado en el calendario argentino, homenajea el fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta y es una gran excusa para saludar a estos miembros de la familia
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LA NACION
Los hijos de mismo padre o madre tienen este 5 de septiembre su fecha con el Día Mundial del Hermano: una iniciativa que tomó su lugar en el calendario a partir de la muerte de la Madre Teresa de Calcuta, un día como este pero de 1997.
Más allá de lo que ocurre a nivel internacional, y aunque todos los días pueden ser una oportunidad para saludar a un hermano o una hermana y destacar su lugar en nuestras vidas, el calendario argentino tiene su propia festividad para destacar a este tipo de familiares: el 4 de marzo, una fecha cuyo origen histórico se perdió, aunque la costumbre ya quedó instalada en nuestro país.
Además, cabe destacar que estas oportunidades son una buena ocasión para reconocer a las personas con las que, por cuestiones de la vida, se genera un lazo tan fuerte que roza lo fraternal, por lo que también pueden ser llamados “hermanos”. Asimismo, por tratarse de un homenaje a la Madre Teresa, esto puede tener un valor aún mayor para aquellos que se consideren hermanos o hermanas desde lo espiritual.
Esta celebración coincide, en nuestro país, con el Día del Boy Scout, así como con el festejo regional del Día de la Mujer Indígena y una efeméride mundial: el Día de la Beneficencia, también en honor a la Madre Teresa (de nombre laico Agnes Gonxha Bojaxhiu), quien falleció un día como este de 1997.
La Madre Teresa de Calcuta: los hechos por los que se la considera santa
La fundadora de las Misioneras de la Caridad en la ciudad India de Calcuta nació en 1910, de padres albaneses, en la ciudad macedonia de Skopje. Luego de una vida dedicada al altruismo y la solidaridad desde su confesión religiosa, la Madre Teresa murió en 1997. Años más tarde, en 2003, empezó el camino que la llevaría a ser santa.
Ocurre que, para el catolicismo, se debe confirmar que una persona hizo al menos dos milagros para ser canonizada. En el caso de Teresa de Calcuta, el primero ocurrió un año después de su fallecimiento. El hecho que dio inicio al proceso de canonización fue que una mujer padecía un tumor ginecológico y logró curarse cuando su familia le colocó una medalla que tenía la imagen de la Madre Teresa sobre su vientre.
A partir de este suceso, confirmado por testigos, el Papa Juan Pablo II decidió beatificarla en 2003, en lo que fue una de los reconocimientos más rápidos en la historia de la Iglesia católica.
El segundo milagro que se le adjudica ocurrió en 2008, en Brasil, cuando un hombre que padecía un estado de salud grave, con muchos tumores y una grave infección cerebral, se curó inesperadamente. Su familia había rezado a Teresa de Calcuta durante los días que esperaban que su diagnóstico mejorara y, para sorpresa de todos, pudo combatir su enfermedad e incluso tener hijos, lo que era considerado casi imposible según sus médicos. Esta historia fue la que llevó a que el Papa Francisco pueda, finalmente, declararla santa.
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