¿Para todo hay un momento? Enterate cuáles son los riesgos y las ventajas en esta nota
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Se habla mucho de la parte positiva de correr con música. Del disfrute, del placer que significa acompañar kilómetros con melodías y letras que nos gustan, entretienen, motivan, y hasta transportan hasta momentos y lugares buenos.
El equilibrio entre la motivación y el entrenamiento mental
Muchas personas aseguran que tanto una sesión de entrenamiento como una carrera resultan más llevaderas con música. Que se pasan más rápido el tiempo o los kilómetros, y que hay veces que no podrían completar la distancia pautada si no fuera por la compañía de su playlist favorita. Y en esto aparece el primer alerta o punto a analizar. Si precisamos siempre de una ayuda externa para completar un trabajo, quizás nos esté fallando la parte mental y debamos trabajar en eso. Especialmente si se pretende mejorar. Distinto es el caso de quienes sólo corren con fines recreativos, estéticos, o netamente por salud.
Si lo que se busca es mejorar el rendimiento, es importante encarar también el entrenamiento mental, además del físico. Y eso podría incluir realizar algunas sesiones sin los recursos que facilitan lo que más nos cuesta. Como puede ser enfrentar en silencio la monotonía de las salidas largas. Hay quienes deciden usar música para abstraerse. Del resto, y también de sí mismos. Valeria Pinto es una corredora amateur con pretensiones, corre hace tres años y ya participó de muchas carreras de hasta 21 K. Quiere seguir mejorando tiempos y entrena a conciencia para eso, pero no logra correr distancias largas sola, sin música. Confiesa: “Escucho música porque no quiero escucharme yo”. Sucede que muchas veces el silencio propicia voces internas o diálogos con uno mismo que no se tiene ganas de afrontar. El problema es que el hecho de abstraerse totalmente puede exponernos a situaciones de peligro. En la calle o en el parque, por ejemplo, los auriculares pueden silenciar sonidos que es mejor escuchar: una moto, un tren, un auto, una bocina, un grito de alerta, etc.
Hay varios casos de accidentes sufridos por runners con música. Y muchos de estos podrían haberse evitado sin música, o simplemente con algunos recaudos. Por ejemplo, si no se puede prescindir por completo de la música, escucharla a un volumen bajo que no tape otros sonidos, o usar sólo un auricular.
El placer de la música y el placer de correr
No se discute que la música, en todo ámbito, puede aportar placer. Pero correr sin música también puede resultar en una experiencia personal muy nutritiva. Es interesante algunas veces escucharse a uno mismo en cuerpo y mente: desconectarse de artefactos y estímulos externos, centrarse en el sonido de las pisadas, la respiración, y en esas voces internas que en compañía de las endorfinas pueden traer buenas ideas o respuestas a cuestiones que precisan resolverse.
Otro punto a analizar es el hecho de escuchar música durante una carrera. Y acá conviene volver a diferenciar los perfiles, el del runner que corre para participar, completar el recorrido, disfrutar, y el que corre para competir, en busca de un tiempo o posición. Quien corre para ganar difícilmente opte por escuchar música. Es imposible ver a un atleta de élite compitiendo en una prueba importante con auriculares. Y esto tiene un porqué: para hacer algo muy bien se precisa toda la atención en eso. Enfocado y sin distracciones. Ahora bien, si no corremos para ganar ni tampoco para superarnos, si lo que indique el reloj nos tiene sin cuidado; aún así, por seguridad y por respeto a los demás, deberíamos poder correr escuchando lo que ocurre alrededor. No percibir sonidos como la sirena de una ambulancia o el pedido de paso de otro corredor, podría perjudicarnos no sólo a nosotros mismos sino al resto. Y todo empeora si el ámbito de la carrera es en las sierras o montañas, donde abundan los senderos estrechos con espacio para un sólo corredor, además de los imponderables.
Por todo esto, podría ser una buena idea aún sin ganas, algunas veces hacer el esfuerzo de correr sin música. Seguramente descubriremos un universo de sensaciones y pensamientos nuevo. Y tal vez, nos termine gustando el sonido de nuestras reflexiones, ideas, el escuchar a nuestro cuerpo, y a la naturaleza. Después de todo, ellos pueden ser también una especie de música.
Entrenadora Nacional de atletismo y corredora @CarolinaRossiOk
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