De villana a heredera: el arma secreta de Camilla Parker Bowles para vencer a sus enemigos
La duquesa de Cornualles, esposa del príncipe Carlos, cumple 74 años; cómo fue el sinuoso camino de la eterna rival de Lady Di hacia la corona
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Camilla Parker Bowles cumple 74 años este sábado. La esposa del príncipe Carlos llegó al mundo de la realeza británica con el pie izquierdo: señalada como la eterna rival de la princesa Diana de Gales, convivió con el apodo “el rottweiler”, por ser la tercera en discordia del triángulo amoroso más comentado del Reino Unido. Aunque en su momento fue “la mujer más odiada” de Inglaterra, lo cierto es que la actual duquesa de Cornualles hoy tiene varios triunfos que celebrar.
El inicio de un romance prohibido
Camilla Rosemary Shand nació en Londres, fruto del matrimonio del comandante Bruce Shand, oficial del ejército considerado héroe de la Segunda Guerra Mundial, y Rosalind Cubitt, hija mayor del III Barón Ashcombe. La menor de tres hermanos estudió en la capital inglesa y luego completó su educación en Suiza y Francia.
Según la biógrafa real Penny Junor, autora de “The Duchess: The Untold Story” (La duquesa: la historia no contada), la joven apodada “Milla” es una mujer muy extrovertida y sociable. Esta impronta queda en evidencia en la curiosa anécdota sobre su primer encuentro con el príncipe de Inglaterra durante un partido de polo en los años 70.
“¿Sabías que mi bisabuela, Alice Keppel, fue amante de tu tatarabuelo, el rey Eduardo VII?”, le preguntó en tono de humorada la joven Camilla, de 23 años, a Carlos, de 22. La elocuencia y desfachatez de ese diálogo fue el puntapié del romance que perdura hasta nuestros días. Contrario a lo que parecía, quien iba a ser la esposa del heredero al trono sería Diana Spencer, que en esa misma fecha tenía tan solo 10 años y desconocía que sería la protagonista de un cuento de hadas con un final trágico.
Aunque las citas entre Camilla y Carlos siguieron desde esa primera vez que cruzaron miradas, su romance estaba destinado a terminar: era imposible que la corona aceptara como futura reina consorte a una mujer que ya había mantenido un noviazgo intermitente con el mayor Andrew Parker Bowles durante los últimos años.
El primogénito de la reina Isabel II fue enviado a un viaje de ocho meses al Caribe por su carrera en la Marina, y según Junor esta misión alejada de su nuevo amor fue el primer intento de separarlos. “Ella sabía que Carlos nunca podría pedirle matrimonio y no se iba a quedar sentada mientras a él le buscaban una esposa ‘adecuada’, así que volvió con Andrew para formalizar la relación”, relata la experta en realeza.
La actual duquesa se casó con Parker Bowles en 1973, dos años más tarde fueron padres de su primer hijo, Tom, y luego llegó su hija Laura. En este punto vale la pena recordar algunos inesperados giros de la historia: anteriormente el esposo de Camilla mantuvo un fugaz noviazgo con la hermana de Carlos, la princesa Ana; es decir que durante algunos meses fueron concuñados. Como si este cruce de vínculos no fuese suficiente, el heredero al trono también es el padrino del primogénito de los Parker Bowles.
Camillagate: la vergüenza de la corona
En 1981 tuvo lugar “la boda del siglo”, cuando apareció en escena la joven Diana Spencer de 20 años, y se casó con el príncipe Carlos, 12 años mayor. Una de las invitadas al multitudinario evento fue Camilla, y a partir de ahí todo empezó a ir de mal en peor.
Junor, la autora de la única biografía autorizada de la duquesa, afirma en su libro que Lady Di y Camilla primero fueron amigas, ya que “la princesa del pueblo” veía en ella una referente por tener una vida familiar ya consolidada. Incluso cuidó a los hijos del matrimonio Parker Bowles, pero cuando supo que esa misma mujer que admiraba era la exnovia de su marido, no hubo vuelta atrás.
Muy pronto la flamante pareja de la realeza tuvo a sus dos hijos, los príncipes William y Harry, pero las postales de la familia real a pura sonrisa duraron muy poco. Cuando estaban atravesando la peor crisis ocurrió lo que se conoció como “Camillagate”: a principios de los 90 se filtraron conversaciones telefónicas de tenor erótico entre el hijo de la reina y “su amante”.
En noviembre de 1992 los kioscos ingleses se llenaron de grandes titulares sobre “la otra mujer” del heredero al trono. El diario Daily Mail publicó un fragmento de la charla donde Carlos le decía a Camilla que “le gustaría poder vivir entre sus piernas”, y ella le respondió con su característico humor: “¿Acaso querés reencarnar en un calzón?”. La contestación del príncipe lo comprometió por el resto de su vida: “Mejor aún, en un Tampax (tampón)”.
Aunque ya estaban separados desde 1991, un mes más tarde del escándalo Diana y Carlos anunciaron formalmente su ruptura. Mientras tanto, Camilla seguía casada con Parker Bowles, asediada por la prensa en todo momento, y el panorama empeoró cuando el príncipe reconoció durante una entrevista televisiva que le había sido infiel a la madre de sus dos hijos.
En 1994 el heredero al trono charló con el periodista Jonathan Dimbleby, donde declaró que intentó ser “fiel y honorable”, pero empezó a ver a otra persona “después de que su matrimonio se rompiera irremediablemente”. Un año más tarde la princesa de Gales hizo explosivas declaraciones a la BBC para dar su versión de la historia, y allí dijo la icónica frase: “Éramos tres en mi matrimonio, estaba un poco concurrido”.
Volver a empezar
Poco después de la entrevista de Lady Di, Camilla se separa oficialmente de Parker Bowles, tras 22 años juntos. En paralelo, Carlos también tramita su divorcio y se hace efectivo en agosto de 1996. Aunque la opinión pública estaba totalmente en contra de la “eterna novia” del hijo de la reina, aquel 1997 parecía la primera oportunidad de la pareja de empezar a vivir sin esconderse.
En la fatídica noche del 31 de agosto de ese mismo año la princesa de Gales murió por las heridas sufridas en un accidente de auto en París. Si antes Camilla era “la mujer más odiada del Reino Unido”, esta trágica noticia sacudió al pueblo inglés y defenestró aún más su imagen, hasta el punto de de que no poder hacer apariciones públicas por dos años.
La muerte de la mujer apodada “la Rosa de Inglaterra” por Elton John marcó la vida de la futura duquesa para siempre. El recuerdo de Lady Di es tan fuerte que cuando se cumple un nuevo aniversario de su fallecimiento las encuestas de popularidad y aceptación de Camilla bajan considerablemente: cuando se conmemoraron dos décadas de la desaparición física de la princesa los resultados la posicionaron como el miembro de la familia real menos querido.
Como en el mundo de la realeza nada es casualidad, la actual duquesa brindó una extensa entrevista en 2017, justo cuando se cumplían 20 años sin Diana de Gales. La elección del medio tampoco fue inocente: le dio la exclusiva al Daily Mail, el mismo diario que 20 años antes había publicado sus osadas conversaciones con Carlos.
En aquella charla Camilla recordó el momento de su vida en que se sintió “prisionera en su propia casa”. “Yo no podía ir a ninguna parte, fue horrendo, fueron unos tiempos profundamente desagradables que no le desearía ni a mi peor enemigo; realmente no habría sobrevivido sin mi familia”, aseguró. En este sentido, resaltó la educación de sus padres, que le enseñaron a sobreponerse después de los tiempos de guerra en el Reino Unido.
Recordemos que luego de esa etapa nuevamente en tinieblas, Carlos y Camilla hicieron su primera aparición pública, conocida como “Operación Ritz”: en 1999 asistieron juntos al cumpleaños de la hermana de la duquesa, en el Hotel Ritz de Londres. El aluvión de críticas no se hizo esperar, y comenzó el arduo trabajo de ganarse el cariño de los ciudadanos británicos.
Boda y perdón
En 2003 la pareja se mudó a Clarence House, la residencia real que une el Palacio de Buckingham con la plaza Trafalgar, y residen allí desde ese momento. Seis años después de su primera salida pública, dieron por terminado el noviazgo más largo de la realeza británica: Carlos y Camilla se casaron el 9 de abril de 2005, en una ceremonia civil que no contó con la presencia de la reina Isabell II, y con una bendición religiosa en la que debieron pedir perdón por los pecados del pasado.
Ese día, afuera del Ayuntamiento de Windsor hubo varios grupos de personas con carteles que decían: “Diana para siempre. Rey Carlos y reina Camilla, nunca”. Una vez más, la novia de 58 años y su flamante marido de 57, hicieron oídos sordos y confiaron en que con el tiempo la mirada social cambiaría.
Lo cierto es que tenían todos los números en contra cuando contrajeron nupcias: según la consultora británica YouGov, solo el 6% de la población británica apoyaba la idea de que Camilla fuese la futura reina consorte del Reino Unido. Este duro resultado mejoró apenas un poco cinco años más tarde: en 2010 un sondeo realizado por The Sunday Times evidenciaba que el 49% de los ciudadanos prefería que el príncipe William y su esposa, Kate Middleton, ocupasen el trono; en contraposición al escaso 16% que se manifestó a favor del matrimonio Windsor.
La única que podía poner un manto de piedad sobre los recién casados era la reina. En este sentido, la autora de la biografía de la duquesa opinó sobre la conflictiva relación que la monarca mantuvo con su nuera: “Isabel II quería que Camilla se fuera de la vida de su hijo antes de la muerte de Diana y su opinión no cambió después de eso”.
“No era nada personal, pero era Camilla quien había sido responsable, conscientemente o no, de todos los desastres que habían sobrevenido”, aseguró Junor. Y agregó: “El príncipe Carlos le dejó perfectamente en claro que Camilla era una parte no negociable de su vida, pero la postura de la reina era la de monarca, no de madre, y ahí estaba el problema”.
Aunque la esposa del heredero al trono empezó a hacer cada vez más apariciones públicas relacionadas a distintas causas solidarias, su índice de aprobación no aumentaba. En 2012 la reina cambió su postura y le brindó el apoyo que tanto necesitaba: le pidió a Camilla que se sentara a su lado en el carruaje en el Jubileo de Diamante.
La batalla contra las encuestas
Desde aquel gesto de aliento de Isabel II, Camila no paró. Preside 90 fundaciones de temas muy variados: la salud, la educación, el apoyo a víctimas de violación, violencia sexual y machista, el empoderamiento femenino, la alimentación, los animales, el patrimonio y las artes, entre otras.
Esa faceta más humanitaria logró acercar a la esposa de Carlos al pueblo. Otro detalle que los admiradores de Lady Di agradecieron fue la decisión que tomó con respecto a sus títulos nobiliarios: al casarse con el príncipe de Gales podría haber utilizado la misma distinción que Diana, y convertirse en la nueva princesa de Gales, pero optó por honrar la memoria de la madre de los príncipes Harry y William.
Los esfuerzos por pertenecer al mundo de la realeza y ser aceptada dieron sus frutos en 2020, cuando la misma fuente que afirmó 15 años atrás que solo disponía de un 6% de apoyo (YouGov), realizó un nuevo relevamiento. Esta vez el 55% de los consultados aseguró que acepta a Camilla como la compañera del heredero al trono, mientras que un 32% exigió relegarla a un título nobiliario inferior cuando ascienda al trono.
Una vez más, la biógrafa de Parker Bowles defiende a la duquesa sobre la posibilidad de acompañar a Carlos en el trono: “Ella no aspira a ser reina, no está donde está porque quiera un título, sino porque quiere apoyar al hombre que ama y sabe que la necesita; Camilla está en esta posición por su amor por ese hombre”.
Más allá de lo que suceda en el futuro, lo cierto es que los números positivos no duraron mucho, y esta vez se debió a un factor externo: el estreno de la cuarta temporada de la serie The Crown en Netflix. En la última entrega, la actriz británica Emerald Fennell se pone en la piel de Camilla, y revive los comienzos del romance secreto con Carlos. Según la consultora Focaldata, el 23% de los espectadores reconoció que su impresión sobre la monarquía empeoró, de este porcentaje el 18% sentenció que su punto de vista se modificó “un poco” y el 5% “mucho”.
Aunque no lleva la delantera como la más popular ni consigue que todos concuerden sobre su papel de “reina consorte”, logró cosechar elogios por su labor social de los últimos años. Actualmente la indiscutida ganadora de los sondeos es la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, con un índice de aprobación del 62%, siempre a la par de la reina, adorada por los británicos.
La polémica por el supuesto hijo no reconocido
Los escándalos que protagonizaron el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles no han llegado a su fin. En junio último saltó a la escena mediática un hombre de 55 años que asegura ser “el hijo no reconocido de la pareja”.
Se trata de Simon Dorante-Day, quien nació en Inglaterra en abril de 1966 y, ocho meses después fue adoptado por una familia de Portsmouth que tenía un vínculo con la realeza: su abuela trabajó durante varios años en el Palacio de Buckingham para la reina Isabel II. “Me dijo que yo era el hijo de Carlos y Camilla”, aseguró el hombre en diálogo con el medio australiano 7 News.
Según su versión de los hechos, habría sido concebido por Carlos y Camilla cuando ambos eran adolescentes. De acuerdo con su investigación, empezaron a frecuentarse en 1965, cuando él tenía 17 años y ella, 18; y justo antes de su nacimiento, Parker Bowles no habría aparecido en la escena social durante al menos nueve meses.
Aunque sus dichos contradicen la historia oficial del matrimonio, que asegura haber comenzado su vínculo después de los 20 años, el hombre sostiene que el silencio de la corona británica sobre su testimonio es uno de los factores que lo avalan.
Dorante-Day actualmente vive en Australia, y presentó ante la Corte Suprema de su país un reclamo formal para determinar si las pruebas son suficientes para exigir un análisis de ADN. Hasta el momento su única evidencia fotográfica consiste en imágenes comparativas de su parecido físico con el príncipe y la duquesa, y por este motivo su primera solicitud no fue avalada por la justicia australiana.
Este nuevo rumor que envuelve al matrimonio revive algunos misterios sobre su relación. El hermetismo y la política de “nunca te quejes, nunca expliques” perduró por varias décadas, pero con el tiempo las estrictas reglas fueron vencidas: Carlos y Camilla convivieron bajo el mismo techo sin estar casados durante tres años, y contra todo pronóstico, dos divorciados dieron el “sí, quiero” con la bendición de la reina Isabel.
En el día de su cumpleaños, nadie mejor que la propia duquesa para describir su secreto para afrontar las adversidades: “Tenés que reírte de vos misma porque si no podés hacerlo es mejor que abandones. A veces pienso ¿Quién es esa mujer? ¡No puedo ser yo! Y así es cómo sobrevivís a las críticas”.
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