Qué es la reflexología facial y cómo se utiliza para combatir el acné
Es una práctica milenaria que ahora se usa para aquellos casos en los que aparecen gran cantidad de granitos en la zona del rostro
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En un mundo donde la piel se convierte en un espejo de nuestra salud interna, la reflexología facial surge como una herramienta fascinante para descifrar los mensajes que nuestro rostro envía sobre nuestro bienestar. ¿Granitos persistentes en la mandíbula? ¿Imperfecciones alrededor de la boca? Conoce qué revela tu piel y cómo la reflexología facial puede ser la clave para entender y abordar posibles desequilibrios internos.
¿Qué es la reflexología facial y cómo funciona?
La reflexología se dio a conocer por ser una medicina alternativa que maneja el dolor y alivia el estrés, entre muchos otros beneficios. Se cree que esta terapia corporal se remontan al año 2500 a.C en el antiguo Egipto, debido a que se han encontrado evidencias sobre papiro antiguo, estableciendo que la reflexología pudo haber sido utilizada por los practicantes médicos como forma curativa. Sin embargo, en el siglo XX, al Dr. William Fitzgerald se le atribuyó el nombre del padre de la reflexología moderna, debido a que descubrió la terapia zonal, tal como la practicaban las tribus indias norteamericanas.
En relación con el mundo de la belleza, la reflexología probó ser un gran identificador al tratarse de problemas cutáneos, puesto a que ahora se practica la reflexología facial, la que, de igual forma, consiste en la aplicación de presiones y masajes en puntos específicos del rostro. Su poder reside en identificar ciertos problemas internos en función de las zonas del rostro donde suelen aparecer granitos o imperfecciones.
“Con la reflexología se pueden trabajar órganos internos estimulando tanto los pies como el rostro o las manos, pero es cierto que en los pies se puede realizar mayor presión y estimular de forma más intensa”, destacó la experta en belleza Marta Gamarra.
¿Qué nos indican los granitos frecuentes?
- Zona de la mandíbula o boca: el acné en estas zonas son habituales debido a la mala alimentación o intolerancia alimentaria. Por eso, se recomienda consultar con un nutricionista si los granitos son persistentes.
- Alrededor de la barbilla: se relaciona con patologías hormonales, estrés o dieta desequilibrada. Además, puede indicar dermatitis perioral.
- Ovulación: el acné localizado puede señalar la ovulación, lo que lleva a consultar con un ginecólogo ya que indicaría alteración hormonal.
- Granitos en las mejillas: una relación con los pulmones y señal de mala oxigenación. Posibles efectos del tabaco en la piel.
- Ojeras y bolsas: los principales factores son el cansancio y la falta de sueño. Si la patología sigue, puede indicar problemas renales.
- Acné en el entrecejo y contorno de la ceja: se relaciona con el hígado y la vesícula biliar. Pueden indicar abuso de alcohol, alimentos grasos o intolerancias. Debido a esto, se deben moderar los hábitos y consultar con un especialista.
- Rojeces y poros dilatados en la nariz: señal de mala circulación sanguínea.
Cuidados primordiales
Ante la aparición de acné el comprender que la piel refleja la salud interna es clave. “La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo que, a su vez, abarca todos los órganos internos. Si tenemos un problema interno, siempre se va a reflejar en nuestra piel”, destaca Marta Gamarra, sumándose al consejo persistente de acudir a un profesional médico.
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