No es lo que esperabas: dónde se almacena el estrés en el cuerpo, una pregunta para la que hay una nueva respuesta
Expertos investigaron los complejos mecanismos que el cuerpo utiliza para gestionar el agobio y revelaron cómo impacta en diferentes partes del cuerpo
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LA NACION
¿Dónde se almacena el estrés en el cuerpo? Recientes investigaciones dirigidas por expertos en neurociencia demostraron que el estrés no se acumula en áreas específicas del cuerpo y que, por el contrario, afecta a distintos sistemas del organismo, sin centrarse en un área en particular.
Los estudios llevados a cabo por especialistas de diversas áreas y universidades, que fueron publicadas en Time, identificaron que el estrés desencadena una respuesta hormonal en todo el cuerpo, en lugar de concentrarse en lugares como la espalda o el estómago, como se pensaba anteriormente.
El mito del depósito de estrés
Durante mucho tiempo, se creyó que el estrés se almacenaba en lugares específicos. Sin embargo, Steven Tovian, profesor clínico de psiquiatría en la Universidad Northwestern, aclaró que el cuerpo no funciona de esa manera. No hay un “depósito” de estrés que se desborda en ciertas zonas, sino que se trata de un proceso mucho más complejo.
El estrés desencadena una serie de respuestas hormonales en todo el cuerpo. El hipotálamo es el encargado de iniciar esta cadena de reacciones, liberando hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas afectan al ritmo cardíaco y la cognición, y tienen efectos prolongados que provocan que el sistema inmunológico se debilite y cause otros problemas de salud.
Camelia Hostinar, profesora adjunta de psicología en la Universidad de California describió la respuesta al estrés como una “sinfonía” en la que diferentes sistemas del cuerpo reaccionan de manera única. Esta variabilidad explica por qué algunas personas experimentan síntomas físicos como dolor muscular, mientras que otras pueden enfrentar problemas digestivos o cambios en el apetito.
Por otro lado, el tipo e intensidad del estrés que una persona enfrenta son claves para comprender cómo este podría manifestarse en el cuerpo.
Los especialistas afirman que hay varios tipos de estrés:
- Agudo (estar sentado en un atasco de tráfico)
- Episódico (proyectos laborales que surgen ocasionalmente)
- Crónico (perder un trabajo, divorciarse o lidiar con una enfermedad prolongada)
- Traumático (situación de abuso)
“El estrés no es una entidad única. Mientras que el estrés agudo, por ejemplo, suele ser fugaz y se puede resolver con regímenes relajantes como la respiración profunda, sin dejar efectos persistentes, otros tipos de estrés requieren más vigilancia”, explicó el profesor Tovian.
Manifestaciones físicas del estrés
Las investigaciones indican que el estrés puede desencadenar problemas en varios sistemas del cuerpo, como el músculo-esquelético, respiratorio, cardiovascular, endocrino, gastrointestinal, nervioso y reproductivo.
Entre los síntomas más frecuentes vinculados al estrés se encuentran dolores de cabeza, náuseas, fatiga, mareos, palpitaciones cardíacas y dolor en el pecho, la espalda o el abdomen. El estrés también puede contribuir a la inflamación en el sistema circulatorio, incluidas las arterias coronarias, desencadenar migrañas, alterar los ciclos menstruales, provocar úlceras estomacales, entre otros.
No obstante, los médicos suelen abordar el estrés como un diagnóstico de exclusión, lo que implica realizar un examen físico en detalle junto a pruebas para descartar otras afecciones. Esto les permite determinar si el estrés es la causa principal de los síntomas.
Como explica Tovian, “un dolor de cabeza puede ser consecuencia del estrés, pero también podría deberse a un tumor cerebral”. Por eso, es resalta la importancia no autodiagnosticarse y siempre buscar atención médica para los síntomas que se experimentan.
Cómo manejar el estrés
Dado que el estrés afecta al cuerpo de manera global, es fundamental contar con estrategias efectivas para su manejo. La atención plena o mindfulness y la meditación pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida.
Además, el apoyo social juega un papel crucial en la recuperación tras eventos estresantes, facilitando una respuesta más moderada al estrés.
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