Los 5 nutrientes indispensables para tener una tiroides sana
Cuáles son los alimentos con más beneficios y qué hábitos alimenticios debes adoptar para mantener tu tiroides en óptimas condiciones
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La tiroides, una pequeña glándula con forma de mariposa ubicada en la parte frontal del cuello, desempeña un papel fundamental en el funcionamiento del cuerpo humano. A pesar de su tamaño, esta influye en casi todos los aspectos de la salud, pues es la encargada de regular el metabolismo y la temperatura corporal, de la producción de las hormonas y las vitaminas, además de ayudar a lograr un equilibrio energético y una buena salud mental. Por esta razón, mantener una tiroides sana es crucial para asegurar que todos estos procesos de realicen de manera eficiente y armoniosa.
Sin embargo, ciertos factores, como algunas enfermedades autoinmunes (la diabetes o el lupus), antecedentes familiares con problemas de tiroides, el síndrome de Down, un embarazo temprano, cambios hormonales durante la gestación o la menopausia, el consumo de medicamentos con alto contenido de litio, las radioterapias, las yodoterapias o algunos antiarrítmicos, así como la deficiencia de nutrientes pueden afectar su funcionamiento, provocando condiciones, tales como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, refirió el doctor Carlos Guerreros, endocrinólogo de la Clínica Internacional a Bienestar.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 750 millones de personas en el mundo tienen algún trastorno de tiroides y el 60% desconoce que tiene esta enfermedad. Mientras que, en nuestro país, uno de cada diez peruanos padece de algún tipo de patología tiroidea, siendo el hipotiroidismo, el hipertiroidismo y los nódulos los problemas de tiroides que se presentan con mayor frecuencia en la población, según la Sociedad Peruana de Endocrinología.
¿Cuáles son las hormonas producidas por la tiroides?
Básicamente, como señaló el endocrinólogo, la tiroides produce hormonas tiroideas, como la T3 (triiodotironina) y la T4 (tiroxina), las cuales son liberadas y llevadas al torrente sanguíneo y, desde allí, a todos los tejidos del organismo. En definitiva, la cantidad de estas hormonas en el cuerpo es indispensable para el mantenimiento del metabolismo, para la regulación de la temperatura corporal, así como para que el cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos funcionen correctamente.
“Desde luego, un desequilibrio en estas hormonas puede ocasionar problemas metabólicos. Asimismo, es importante tener en cuenta que, el problema de tiroides es 4 veces más frecuente en mujeres que en varones, específicamente, en etapas, como la adolescencia, el embarazo y la menopausia, presentando así síntomas, tales como cansancio, sueño extremo y caída de cabello”.
¿Cómo influye la alimentación en la salud de la tiroides?
Según Karen Velásquez Pérez, coordinadora de nutrición de la Clínica Ricardo Palma, diversos estudios han demostrado que, una alimentación equilibrada puede influir positivamente para lograr una tiroides sana, así como también hay diferentes estrategias nutricionales que pueden ser muy favorables para la evolución, en caso exista algún tipo de patología referente a la tiroides, ya sea hipotiroidismo o hipertiroidismo.
“Para mantener una función tiroidea saludable, se recomienda un consumo diario mínimo de 1450 mcg de yodo para adultos y de 200 mcg de yodo para mujeres gestantes. El yodo es un nutriente esencial para la síntesis de las hormonas tiroideas y se encuentra en alimentos, como el pescado, la leche y el huevo”, precisó el doctor Guerreros.
¿Qué nutrientes específicos son esenciales para el buen funcionamiento de la tiroides?
1. Yodo
El yodo es un componente fundamental para la síntesis de las hormonas tiroideas (T3 Y T4). Es importante saber que, el organismo por sí solo no produce yodo, por lo que es un nutriente esencial, es decir, de todas maneras, necesitamos obtenerlo mediante la dieta. Por consiguiente, como destacó la nutricionista, si se tiene una deficiencia en este nutriente, la tiroides no puede producir estas hormonas en cantidades adecuadas, lo que puede conllevar a un agrandamiento del tamaño de esta glándula, el cual es conocido como bocio, así como también causar hipotiroidismo. En caso una gestante presente déficit de yodo, podría generar una deficiencia en el desarrollo mental del feto.
¿Qué alimentos son ricos en yodo?: Sal yodada, algas marinas, pescados, como el bacalao y el atún, leche, yogurt y huevos.
2. Selenio
El selenio es un antioxidante importante para la función de la glándula tiroidea, sobre todo, para la conversión de la hormona tiroidea T4 (tiroxina) en T3 (triyodotironina), la forma activa de la hormona. Además, el selenio protege la tiroides de daños por radicales libres, al igual que, es indispensable para la producción de ADN y evita que el organismo contraiga infecciones, mencionó la licenciada en nutrición, Giulianna Saldarriaga.
¿Qué alimentos son ricos en selenio?: Carnes rojas, mariscos, pollo, hígado, huevos, semillas de girasol y cereales integrales.
3. Zinc
El zinc está presente en las células de todo el cuerpo, por lo que es necesario para la síntesis de las hormonas tiroideas y para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides, además de ayudar a la conversión de T4 en T3. De igual modo, ayuda al sistema inmunitario a luchar contra las bacterias y los virus que lo atacan, favoreciendo así a la cicatrización de las heridas.
¿Qué alimentos son ricos en zinc?: Carne de res, carne de aves, cereales fortificados, mariscos, frejoles, nueces y productos lácteos.
4. Vitamina D
Una cantidad adecuada de vitamina D es primordial para la función inmunológica y puede influir en la salud de la tiroides. De acuerdo con Velásquez Pérez, algunos estudios sugieren que, el déficit de vitamina D podría ser un posible factor de riesgo para el desarrollo de algunos trastornos de la tiroides e incluso del cáncer de tiroides; sin embargo, aún se necesitan más investigaciones para determinar una relación directa.
¿Qué alimentos son ricos en vitamina D?: Pescados grasos (salmón y caballa), hígado de res, yema de huevo y productos lácteos fortificados. La exposición al sol también ayuda a la producción de vitamina D en la piel.
5. Vitaminas del complejo B
Las vitaminas B, en especial, la B12 y la B6, son cruciales para la función tiroidea. Estas vitaminas ayudan en la conversión de T4 a T3, además, son vitales para la salud general del sistema endocrino, indicó Saldarriaga.
¿Qué alimentos son ricos en vitaminas del complejo B?: Carne magra, pescado, huevos, productos lácteos, menestras y vegetales de hojas verdes.
“Es importante asegurar un adecuado consumo de estos nutrientes para mantener una función tiroidea óptima y prevenir desequilibrios hormonales. Igualmente, hay otros nutrientes, como el omega-3 y los antioxidantes que también permiten una buena salud de la tiroides. En el caso de los pacientes con problemas tiroideos, se recomienda evitar o reducir el consumo de alimentos procesados, puesto que pueden contener grandes cantidades de sodio, grasas trans y azúcares añadidos, los cuales impiden el adecuado funcionamiento de la glándula tiroidea”, expresó la nutricionista de la Clínica Ricardo Palma.
¿Qué diferencias dietéticas deberían considerar las personas con hipotiroidismo versus hipertiroidismo?
En efecto, las personas con hipotiroidismo e hipertiroidismo presentan necesidades dietéticas diferentes debido a las condiciones opuestas de sus tiroides.
Hipotiroidismo
El hipotiroidismo se genera cuando la glándula tiroides no produce la cantidad necesaria de hormonas tiroideas para satisfacer las necesidades del organismo. En concreto, sin suficientes hormonas, el metabolismo del cuerpo puede ralentizarse, lo que puede provocar una variedad de síntomas, como fatiga, aumento de peso, sensibilidad al frío, piel seca, estreñimiento, depresión y entre otros.
“Por esta razón, las personas con este trastorno pueden tener deficiencia de yodo, ya que a menudo se asocia con una disminución en la producción de hormonas. Por este motivo, se recomienda consumir alimentos ricos en yodo, como mariscos, algas marinas, lácteos, huevos, vegetales (espinaca y tomates), maíz, lentejas, avena, frutas, frutos secos, así como sal yodada. Básicamente, con una cucharadita de sal al día, estaríamos cubriendo casi todo el requerimiento de yodo. Además, se sugiere evitar o disminuir la ingesta de alimentos que interfieran con la absorción de yodo, tales como la soja, el brócoli, la col y los nabos. De igual manera, es vital mantener una buena hidratación, con el fin de combatir la resequedad de la piel y el estreñimiento, por ello, en estos casos se podría incrementar la cantidad de agua de 10 a 12 vasos diarios”, explicó la especialista.
Hipertiroidismo
El hipertiroidismo, por otro lado, es el resultado de una producción excesiva de hormonas tiroideas por la glándula tiroides. Ciertamente, con demasiadas hormonas en el cuerpo, el metabolismo se acelera, lo que puede traer consigo síntomas, como pérdida de peso inexplicable, el aumento de la frecuencia cardíaca, ansiedad, irritabilidad, temblores, dificultad para dormir, sudoración excesiva y debilidad muscular.
“En tanto, para los pacientes con hipertiroidismo se recomienda el consumo de alimentos, como pollo, pescado, pavita, vegetales, como brócoli, coliflor, col, rabanito y productos lácteos, mientras que, es importante evitar los alimentos con un alto contenido de yodo”, detalló Giulianna Saldarriaga.
Algunas recomendaciones
En general, para poder mejorar la salud tiroidea es importante priorizar una alimentación balanceada, la cual incluya alimentos ricos en yodo, selenio, zinc, vitamina B y D, así como también, lograr un adecuado equilibrio de macronutrientes, en otras palabras, asegurarse de obtener una buena cantidad de proteínas, carbohidratos y grasas saludables para poder ayudar a mantener un metabolismo y una función tiroidea saludables.
Asimismo, se debe limitar la ingesta de alimentos procesados y azúcares refinados, puesto que pueden contribuir a la inflamación y desequilibrios hormonales, por ende, afectar la función tiroidea. De igual forma, como comentó la licenciada en nutrición, es fundamental mantener una buena hidratación y realizar actividad física de 2 a 3 veces por semana como mínimo, tanto ejercicios de fuerza como aeróbicos, considerando siempre el estado de salud de cada persona. Además, es sustancial hacerse un chequeo médico preventivo y consultar con un profesional de la salud para realizar ciertos ajustes dietéticos personalizados, especialmente, si ya se padece de alguna disfunción tiroidea.
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