La planta versátil que ayuda en la digestión y hasta funciona como analgésico
La lavanda no solo aporta belleza y fragancias a tu jardín, sino que, preparada de una determinada manera, contribuye con el bienestar; todos los usos que podés darle
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La lavanda, con su inconfundible aroma y vibrante color violeta, es mucho más que una planta decorativa. Originaria de la región mediterránea, esta planta es valorada desde la antigüedad por sus numerosas propiedades medicinales y terapéuticas. Las sorprendentes características de la lavanda se pueden incorporar en la vida diaria de muchas formas, lo que permite disfrutar plenamente de sus beneficios.
El nombre “lavanda” proviene del latín lavandere, que significa “lavar”, en alusión a sus propiedades de limpieza. En nuestro país, se pueden encontrar cinco tipos de lavanda silvestre, tres de las cuales poseen reconocidas propiedades curativas.
La lavandula angustifolia officinalis, conocida como lavanda oficinal o espliego, es la más utilizada por los herbolarios. Esta planta leñosa, de hojas estrechas y flores azules reunidas en espigas densas, florece a principios del verano y se cosecha para usos medicinales. Otra variedad popular es la lavanda dentata, apreciada por su resistencia y uso ornamental.
La composición química de la lavanda incluye un aceite esencial rico en linalol, alcanfor y cineol, además de ácido rosmarínico, flavonoides, fitosteroles y taninos.
Cabe destacar que, antes de sumar cualquier nuevo alimento o especie a la dieta, es fundamental consultar con el médico de cabecera.
Estos componentes le confieren una amplia gama de propiedades beneficiosas
Propiedades sedantes y calmantes
La lavanda es conocida por sus efectos sedantes y ayuda a reducir la tensión nerviosa, las palpitaciones y los estados de ansiedad. Es especialmente útil para combatir el insomnio y controlar la tensión arterial. Puede ser consumida en forma de infusión, extracto fluido o tintura. Además, la esencia de lavanda, aplicada en baños o masajes, proporciona un efecto tranquilizante.
Propiedades antiespasmódicas y analgésicas
Gracias a sus propiedades antiespasmódicas y ligeramente analgésicas, la lavanda es eficaz para aliviar migrañas, neuralgias, espasmos musculares y dolores asociados a la tensión menstrual y de espalda. Se recomienda su uso en infusión, tintura o baños de esencia.
Propiedades digestivas
La lavanda también es conocida por sus propiedades aperitivas, digestivas y carminativas. Ayuda a abrir el apetito, facilita la digestión y previene la aparición de gases. También es útil para tratar dispepsias, trastornos hepatobiliares leves y espasmos gastrointestinales. Se puede consumir en infusión o tintura.
Propiedades antiinflamatorias y antisépticas
Externamente, la lavanda tiene propiedades antiinflamatorias y antisépticas. Se utiliza para tratar infecciones de oído, úlceras cutáneas, eccemas, herpes y urticarias. También es eficaz en gargarismos para aliviar la irritación de garganta en casos de faringitis y laringitis. Su aplicación puede ser en forma de infusión, tintura o aceite esencial mezclado con aceite vegetal.
¿Cómo usar la lavanda?
La versatilidad de la lavanda permite su uso en diversas formas, desde infusiones hasta aceites esenciales. Estas son algunas recetas y usos comunes de esta planta maravillosa:
Infusiones de lavanda para dormir
Para combatir el insomnio, se puede preparar una infusión simple con dos tazas al día, la última una hora antes de acostarse. Otra opción es combinar lavanda con espino albar, tilo y pasiflora. Hay que fundir la mezcla durante 10 minutos, colarla y endulzarla con una pizca de miel.
Lavanda contra el mal olor de los pies
Para quienes sufren de sudoración excesiva y mal olor en los pies, la lavanda combinada con salvia es muy eficaz. Hay que hervir la mezcla en tres litros de agua durante dos minutos, colarla y aplicar localmente por la noche.
Tisana digestiva con lavanda
Para mejorar la digestión, se recomienda preparar una tisana con lavanda, hojas de menta y semillas de hinojo a partes iguales. Después, infundir la mezcla en agua caliente durante cinco minutos, colarla y añadir unas gotas de limón.
Aceite casero de lavanda para masajes
Si el fin es aliviar dolores musculares y mejorar la cicatrización, se puede mezclar 50 gotas de aceite esencial de lavanda con 100 ml de aceite de almendras dulces. Hay que emulsionar bien los ingredientes y guardar el preparado en una botella de vidrio. La apliación es mediante masajes suaves y continuos sobre la zona afectada.
La lavanda es una planta extraordinaria que ofrece múltiples beneficios para la salud y el bienestar. Desde mejorar el sueño hasta aliviar dolores y mejorar la digestión, esta planta versátil es un verdadero tesoro natural.
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