¿La ansiedad es mala?: cómo es la complejidad de esta emoción
La ansiedad es capaz de causar síntomas físicos como dolores de cabeza, problemas digestivos y fatiga crónica; el 4 % de la población mundial sufre algún tipo de trastorno de ansiedad
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Al igual que experimentar alegría, aburrimiento o tristeza, atravesar momentos de ansiedad es completamente normal. Esta emoción es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de peligro, incertidumbre o estrés.
Pablo Alfonso Cuevas Corona, especialista en psiquiatría del Centro Médico ABC, señala que la ansiedad es una emoción común que todos enfrentamos en niveles moderados. Sin embargo, cuando las sensaciones que genera son abrumadoras, es crucial buscar atención especializada.
¿En qué momento la ansiedad se vuelve riesgosa?
Según la Organización Mundial de la Salud, el 4 % de la población mundial sufre algún tipo de trastorno de ansiedad, lo que la convierte en el trastorno mental más prevalente. A pesar de esto, solo el 27.6 % de los casos reciben la atención adecuada.
La ansiedad controlada, también conocida como ansiedad cotidiana, es una respuesta temporal ante desafíos o situaciones estresantes. Esta forma de ansiedad es manejable y no interfiere con las actividades diarias.
Entre las sensaciones comunes de la ansiedad cotidiana se encuentran el nerviosismo o la preocupación por eventos futuros. Físicamente, se puede experimentar un aumento leve del ritmo cardíaco, una sensación de mariposas en el estómago, tensión muscular moderada o sudoración ligera, especialmente en las palmas de las manos. Además, pueden surgir pensamientos repetitivos sobre la causa de la ansiedad. En la ansiedad cotidiana, estos pensamientos no son tan intrusivos como para impedir la concentración en otras actividades, explica Cuevas.
Ejemplos típicos de ansiedad controlada incluyen esperar los resultados de un examen, preparar una presentación importante o enfrentar una entrevista de trabajo. Para gestionar esta ansiedad, suelen ser efectivas las técnicas de relajación, el ejercicio físico y la planificación o preparación para el evento que la provoca. Una vez superada la situación, la ansiedad desaparece.
Una situación de estrés o ansiedad en la que la persona puede utilizar sus propios recursos de control y equilibrio se considera normal. No obstante, cuando este equilibrio no se logra y la ansiedad impide realizar otras actividades o se prolonga más de lo debido, puede derivar en un trastorno de ansiedad.
La intensidad de la ansiedad varía según su origen; no es lo mismo presentar una exposición ante dos personas que ante cien, o enfrentar un examen a mitad del semestre que el examen final.
La ansiedad es una constante en la vida de las personas, pero lo normal es que aparezca y, sin importar el resultado de la situación, eventualmente desaparezca. El problema surge cuando la ansiedad se convierte en un trastorno y los episodios se presentan sin motivo aparente, de manera recurrente, o los síntomas impiden realizar actividades diarias.
Buscar atención especializada antes de que se complique la ansiedad
Cuando la ansiedad se vuelve recurrente y afecta significativamente a la persona, puede desarrollarse una ansiedad crónica. Este estado persistente de ansiedad, que dura mucho tiempo, impacta gravemente la vida diaria. La ansiedad crónica es más intensa, duradera y, a menudo, no está relacionada con una causa específica.
Los síntomas de la ansiedad crónica incluyen preocupación excesiva y constante sobre diferentes aspectos de la vida, como la salud, el trabajo o las relaciones personales. Físicamente, se pueden presentar tensión muscular persistente, cansancio, insomnio, palpitaciones, sudoración excesiva o problemas gastrointestinales. Estos síntomas interfieren con el desempeño de la persona, sus relaciones personales y su capacidad de disfrutar la vida.
En los trastornos de ansiedad, los ataques de pánico son la máxima expresión. Estos episodios repentinos de miedo intenso pueden ocurrir sin previo aviso y ser extremadamente angustiosos, llevando a la persona a perder el control. Una vez identificada la complicación de la ansiedad, es recomendable consultar a un médico general para evaluar los síntomas y determinar si es necesario un tratamiento especializado.
Cuevas destaca la importancia de eliminar el estigma asociado a las enfermedades mentales y a los profesionales de la salud mental. Buscar ayuda con un psicólogo o psiquiatra no es sinónimo de locura; es una herramienta vital para mejorar la calidad de vida.
Aprender a apoyar a alguien con ansiedad
Es posible que no estés experimentando un trastorno de ansiedad, pero conozcas a alguien que sí lo esté. Cuevas recomienda abordar el tema con tacto. Aunque no hayas tenido un trastorno de ansiedad, es probable que hayas sentido ansiedad en algún momento. Utiliza esa experiencia para empatizar y sugerir, sin imponer, la búsqueda de atención especializada.
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