¿Es bueno el chupete para mi bebé? Expertos responden cada cuánto hay que cambiarlo y a qué edad debería dejarlo
El chupete puede ser una herramienta valiosa para el bienestar de un bebé, siempre que se use adecuadamente; cómo hacer para que su retirada resulte en una transición suave y sin traumas
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Desde hace siglos, el chupete, también conocido como chupón o pacificador, ha sido una herramienta casi omnipresente en la crianza de los bebés e infantes, ya que, para muchos padres y madres, este parece ser el aliado perfecto para proporcionar alivio y calma a los más pequeños del hogar.
Sin embargo, su empleo ha sido objeto de debate durante muchos años, lo que ha generado una serie de opiniones mixtas por parte de profesionales de la salud, educadores y cuidadores. Pero, ¿qué hay detrás del uso del chupete? ¿Es realmente beneficioso o puede causar más problemas de lo que soluciona?
Por esta razón, conversamos con algunos especialistas, quienes dieron respuesta a estos y otros interrogantes que suelen surgir en torno a este importante tema, con la finalidad de que los padres puedan tomar una decisión informada y tengan un adecuado manejo de este accesorio, priorizando así el bienestar y desarrollo de sus hijos.
¿Cuál es la función principal del chupete en el desarrollo de un bebé?
El chupete es una herramienta que tiene diversas funciones importantes en el desarrollo, pues como explicó el doctor Erick Olivera, pediatra de la Clínica Ricardo Palma, los bebés nacen con un fuerte reflejo de succión, el cual no solo favorece al proceso de alimentación, sino que también les brinda cierto consuelo. Por consiguiente, el chupete puede ayudar a satisfacer esta necesidad cuando no están comiendo, de manera que les proporciona una sensación de calma y seguridad lo que, a su vez los relaja y les permite conciliar mejor el sueño.
“Sin duda, otro aspecto importante en el que influye, es la reducción del riesgo del síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL), pues los estudios han sugerido que, el uso del chupete durante el sueño disminuye la posibilidad de desarrollar este mal. Aunque la razón exacta no se entiende completamente, se sabe que la succión puede ayudar a mantener las vías respiratorias abiertas. Por otro lado, es muy útil como medio de distracción y consuelo, puesto que puede ser empleado cuando el bebé debe someterse a procedimientos médicos dolorosos o molestos, como vacunas o extracción de sangre, así como también evita que el menor desarrolle el hábito de succión del pulgar”.
¿A qué edad es recomendable introducir el chupete a un bebé?
Básicamente, esto va a depender de diversos factores, especialmente, si el bebé está siendo amamantado o alimentado con leche de fórmula o biberón. Por ejemplo, en el caso de los lactantes se recomienda una vez que la lactancia materna se ha establecido correctamente, por lo general, esto suele ser después del primer mes de vida. Ciertamente, es importante esperar que este proceso esté bien asentado, ya que la introducción precoz del chupete, puede interferir con el amamantamiento y causar confusión en la succión del bebé, señaló Alonso Alberoni Santos Zeta, médico pediatra y vocero de Una Vida por Dakota.
“En cambio, en los bebés alimentados con biberón, el chupete puede empezar a utilizarse en cualquier momento, incluso desde el nacimiento, dado que no supone un riesgo para la lactancia. Si bien este puede ser una herramienta valiosa, su uso siempre debe ser supervisado y moderado para asegurar que no interfiera con otros aspectos del desarrollo del menor”, expresó Olivera.
¿Qué factores y características se deben considerar al elegir el chupete adecuado para un bebé?
De acuerdo con el especialista, existen diversos factores y características que deben ser tomados en cuenta, con el fin de garantizar la seguridad, la comodidad y la aceptación por parte del bebé, incluyendo:
- Edad: Esta va a ayudar a determinar una serie de características con respecto al tamaño y la forma. Por lo tanto, es fundamental seleccionar uno que sea acorde con la etapa de vida en la que se encuentra el bebé. Generalmente, se suelen clasificar en rango de edad: de 0-6 meses, de 6-12 meses, de 12-18 meses y, así sucesivamente.
- Material: Sin duda, es sustancial considerar el material del chupete, ya que actualmente están lo de silicona que son más duraderos y fáciles de limpiar, y los látex, los cuales son más suave y flexibles, pero pueden deteriorarse más rápidamente. Además, en algunos casos, pueden llegar a causar alergias en los bebés. Asimismo, es importante que el chupete sea libre de BPA, evitando así cualquier problema de salud en el pequeño.
- Forma de la tetina: Los chupetes son de tipo ortodónticos, por lo que están diseñados para apoyar al desarrollo natural de la boca, los dientes y las encías, puesto que tienen una tetina plana en la parte inferior y redondeada en la superior.
- Escudo protector: Este debe ser lo suficientemente grande para evitar que el bebé lo trague y se asfixie, al igual que debe tener orificios para facilitar la ventilación del aire, previniendo así irritaciones en la piel del menor. De igual modo, hay algunos escudos que están diseñados para ajustarse mejor a la cara del bebé, lo que le proporciona una mayor comodidad.
- Facilidades de limpieza: Por lo general, los que son diseños de una pieza, son más fáciles de limpiar, por ende, menos propensos a acumular bacterias. Igualmente, es importante que el chupete sea apto para la esterilización, es decir, que se pueda hervir o limpiar con un esterilizador.
- Preferencias del bebé: Ciertamente, este es un punto clave en cuanto a la aceptación del pequeño, puesto que cada bebé es diferente, por lo que puede acomodarle un tipo específico de chupete a cada uno. Para ello, se recomienda probar distintos estilos, con el objetivo de determinar cuál es el mejor para cada caso. Además, es primordial considerar la textura, dado que algunos prefieren un chupete más suave y otros los que son más firmes.
¿Cuáles son las mejores prácticas de higiene para mantener limpio el chupete?
Por supuesto, mantener el chupete limpio es crucial para garantizar la salud y seguridad del bebé. Por esta razón, como indicó el pediatra, es indispensable esterilizarlo tanto antes del primer uso como las veces posteriores y de forma frecuente, ya sea sumergiéndolo en agua hirviendo durante 5 minutos o usando un esterilizador de chupones.
“En concreto, la limpieza tiene que ser diaria, esta puede realizarse con agua tibia y jabón, toallitas especiales o con una solución desinfectante aprobada para artículos de bebé, los cuales ayudan a eliminar bacterias y residuos. También es esencial almacenarlos adecuadamente, de preferencia en contenedores higiénicos para guardar chupones, ya que estos los protegen del polvo y la suciedad”.
¿Con qué frecuencia debe ser reemplazado el chupete?
Usualmente, se recomienda reemplazar el chupete cada 2 a 4 semanas, dependiendo del uso y del estado en el que se encuentre. Según el doctor Santos es fundamental realizar una inspección del mismo para observar signos de desgaste, como grietas, decoloración, pérdida de elasticidad o si el material se vuelve pegajoso, los cuales son señales que nos indican de que amerita un cambio inmediato. Además, si lo padres están atentos ante estos desperfectos, se puede evitar el riesgo de rotura y posibles peligros de asfixia.
¿Cuáles son los posibles riesgos y desventajas del uso prolongado del chupete?
El chupete puede ser beneficioso para ciertos momentos del día, por ejemplo, cuando hay incomodidad, estrés, molestias por dentición o cólicos. Sin embargo, como recalcó Erick Olivera, es importante limitar su uso, el cual no debe exceder de 6 horas al día, incluyendo los períodos de empleo durante el día y la noche.
En caso contrario, si es utilizado por mucho más tiempo, esto puede repercutir negativamente en diversos aspectos del desarrollo del menor. Por ello, la odontóloga Jennifer Núñez, mencionó algunos de los riesgos del uso prolongado del chupete:
- Malformación dental: El uso prolongado del chupete puede causar problemas en el desarrollo de los dientes y la boca, como maloclusión dental, mordida abierta, estrechamiento del paladar o dientes desalineados.
- Riesgo de caries: Se ha observado que los niños que hacen uso prolongado del chupete tienen mayor riesgo de presentar caries dental en comparación con aquellos que no lo utilizan.
- Problemas en el habla: La succión prolongada impide que su lengua pueda realizar movimientos naturales para pronunciar correctamente.
- Dependencia emocional: El uso constante del chupete puede crear una dependencia emocional en el niño, haciendo que sea más difícil para él separarse del chupete cuando sea necesario. Esto se puede observar si el bebé se encuentra irritado cuando está sin el chupete, lo que trae consigo un llanto intenso, ansiedad y frustración.
- Infecciones: El chupete puede acumular bacterias y aumentar el riesgo de infecciones, sobre todo, si no se limpia adecuadamente, se cae en superficies sucias o no se cambia con regularidad.
- Interrupción del sueño: Dependiendo de cómo se use, el chupete podría interferir en los patrones de sueño si el niño se despierta buscándolo.
¿A qué edad se recomienda comenzar la retirada del chupete?
Se recomienza retirar el chupete o limitarlo netamente a situación muy específica como la hora de dormir, entre los 6 meses y 1 años de edad, pues esto se debe a que después de este período puede comenzar a interferir con el desarrollo del habla y los dientes si se usa durante un tiempo muy prolongado. Asimismo, es importante que este proceso sea gradual, con el fin de minimizar cualquier resistencia por parte del infante, refirió el doctor Oliveral.
Por lo tanto, para poder realizar un proceso de retirada efectivo y respetuoso con el niño, es indispensable que los padres estén atentos a las siguientes señales que indican que el pequeño está listo para dejar el chupete:
- Tiene menos interés por el chupete o lo usa por períodos muy cortos.
- Tiene la capacidad de poder consolarse si la necesidad de tener el chupete en la boca.
- No demuestra ansiedad o frustración cuando está sin él.
- Prefiere otros objetos reconfortantes, como una manta o un peluche.
¿Cuáles son las mejores estrategias para retirar el chupete de manera gradual?
En definitiva, es fundamental que el proceso de retirada del chupete sea gradual, pues esto ayuda al infante a adaptarse a esta nueva situación sin causar un cambio repentino que pueda generar estrés o ansiedad. Igualmente, se reduce la posibilidad de que el niño experimente una pérdida brusca o desarrolle una dependencia emocional a dicha herramienta, así como también le permite ajustarse a otros métodos reconfortantes, como abrazos, juguetes o actividades calmantes, haciendo más fácil su transición hacia la independencia emocional.
Por esta razón, el pediatra recomendó las siguientes estrategias, las cuales deben ser consideradas por los padres para favorecer el bienestar y desarrollo de sus hijos:
- Establecer horarios específicos para el uso del chupete.
- Reducir progresivamente el tiempo de su uso, esto en períodos cada vez más cortos.
- Introducir alternativas de consuelo, como objetos reconfortantes (juguetes de dentición, mantas suaves, peluches, etc.)
- Ofrecer actividades que mantengan ocupada la atención del infante, como interactuar con juguetes sensoriales, participar en juegos interactivos, escuchar música relajante, mecerlo o balancearlo suavemente, entre otras.
- Brindar refuerzos positivos, es decir, celebrar y elogiar cuando pase períodos sin usar el chupete.
- Tener una rutina predecible y estable para que el menor se sienta seguro.
- Respetar el ritmo del bebe, ya que cada uno es diferente.
- Consultar con su pediatra para obtener una orientación personalizada y garantizar que se esté siguiendo un enfoque adecuado para las necesidades específicas del bebé.
“Desde luego, los padres desempeñan un rol esencial en este proceso y son, en cierta manera, parte responsable del éxito del mismo. Por este motivo, es primordial que brinden mucho cariño, atención y consuelo adicional para ayudar al bebé a sentirse seguro y confortado sin el chupete. De igual modo, es importante que sean muy empáticos, pacientes y que estén muy atentos a las señales y emociones del pequeño, por lo que en ningún momento deben presionarlo o regañarlo durante esta transición”.
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