¿Qué tienen en común las siguientes afirmaciones?
- "Se debe beber un sorbo de agua al menos cada 15 minutos. Aun cuando el virus entre por la boca, el agua lo pasará por el esófago directo al estómago, donde los ácidos gástricos lo destruirán".
- "Licuar 20 dientes de ajo, 2 cebollas grandes de la roja, licuar en 300 ml de jugo de limón agrio y tomar varias veces al día por cucharadita".
- "Debemos transmutar nuestras energías. La transmutación tiene antídotos contra muchas bacterias y virus que vienen de la cuarta dimensión".
Lo que tienen en común estas afirmaciones es que todas son falsas. También que se viralizaron a través de whatsapp y redes sociales en el contexto de la pandemia mundial de coronavirus. Estos ejemplos son solo algunos de los miles que seguramente vimos, escuchamos y leímos en los últimos meses.Pero así como los investigadores de todo el mundo están abocados a encontrar una vacuna y a desarrollar insumos como respiradores artificiales y nuevos tests de diagnóstico, también hay grupos de científicos que trabajan en combatir la infodemia: una epidemia que se propaga por una especie de "virus" llamados fake news (noticias falsas). La plataforma Confiar,un espacio creado por la Secretaría de Medios y Comunicación Pública de la Nación para verificar noticias sobre coronavirus, define la infodemia como "un mal que acecha la sociedad con noticias poco confiables, maliciosas o falsas, que aumentan el pánico, alimentan la angustia o promueven conductas incorrectas".
Ciencia anti fake news
A Julieta Alcain, bióloga especialista en inmunología, le llegó el audio de la supuesta doctora del Instituto Malbrán a través de su vecina, quien creyó en la veracidad del mensaje a pesar de que usara la expresión "esos bichos que andan ahí circulantes" para referirse al coronavirus. Más tarde, la bioquímica a la que se adjudicaba ese audio desmintió que fuera su voz y señaló que el error comenzó cuando su tía de 80 años recibió el whatsapp, creyó que era su sobrina y lo reenvió con su nombre. Sin embargo, más allá de esta confusión, hubo alguien que se tomó el trabajo de grabar un audio con recomendaciones falsas.
Por eso, cuando la inmunóloga Soledad Gori, investigadora del Conicet y docente de la UBA, le contó que estaba reclutando voluntarios para desmitificar fake news, Alcain no dudó en sumarse y, junto con otra docena de científicos, propusieron la idea a las autoridades del Conicet. Así nació el grupo "Ciencia Anti Fake News", que actualmente produce contenido científico para la plataforma Confiar, desarrollada por la Agencia de Noticias Télam. Allí se puede encontrar, por ejemplo, una "Guía para identificar noticias falsas (antes de mandarlas a tu grupo de whatsapp)".
"Nos organizamos en tres comisiones, pero todos nos revisamos el trabajo mutuamente. La primera se encargó de recabar y clasificar las fake news, la segunda buscó información científica para refutarlas y la tercera tomó esos reportes y los reformuló en un lenguaje más divulgativo", cuenta Alcain, investigadora del Conicet y de la Academia Nacional de Medicina. Una de las fake news más frecuentes que encontraron es la teoría conspirativa de que el coronavirus fue creado en un laboratorio. "También hubo algunas delirantes como que lavarte las fosas nasales con solución fisiológica sirve para prevenir la enfermedad o la de un médico que aconsejaba hacerse vapores de agua para limpiar los pulmones", señala.
Una de las fake news más frecuentes que encontraron es la teoría conspirativa de que el coronavirus fue creado en un laboratorio.
Lo que más le preocupa a la científica sobre la viralización de las fake news tiene que ver con que pueden llevar a la gente a tener reacciones que favorezcan la propagación del coronavirus y de otras enfermedades. Eso es lo que pasó con la hidroxicloroquina, uno de los tantos medicamentos que están en estudio por su potencial efecto para tratar la COVID-19. Luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recomendara ese compuesto para combatir el coronavirus, mucha gente, al salir a comprarlo, generó un desabastecimiento en las farmacias, motivo por el cual perjudicó a pacientes que lo usan para otras patologías, como la artritis reumatoide y el lupus.
"En el polo opuesto, las fake news también pueden generar un relajamiento de los hábitos y las pautas de cuidado establecidas por los organismos oficiales. Por ejemplo, al principio de la cuarentena había gente que pensaba que podía ir a correr a la plaza porque se decía que el virus no permanece en espacios abiertos", afirma Alcain. "Tanto las noticias que generan un pánico excesivo como las que generan demasiada tranquilidad pueden hacer que parte de la sociedad termine haciendo las cosas mal".
Vacuna contra la desinfodemia
Guía de supervivencia en tiempos de cuarentena
1. ¿Es el mensaje altamente emocional? ¿Leer el mensaje te genera emociones como ansiedad, pánico o miedo?
Recordá que los mensajes se amplifican más cuando son emocionales, sean o no verdad. Es difícil, pero si te pasa eso, tomate unos segundos para revisar esta guía.
Así empieza el punteo para identificar la veracidad o falsedad de una noticia, que se desprende del libro Pensar con otros: Una guía de supervivencia en tiempos de posverdad, de Guadalupe Nogués, editado por El Gato y la Caja. Nogués es bióloga, pero su amor por la docencia y su motivación constante por lograr que el conocimiento basado en evidencia llegue a más personas la llevaron a dedicarse a la comunicación de la ciencia. Una pregunta en torno a la cual gira su trabajo es: ¿Por qué creemos cosas que no son ciertas? "Lo que pasa en todas las sociedades humanas es que necesitamos certezas, sentir que tenemos el control, y eso, en este contexto, no se puede. Por eso, muchas veces pasa que si hay que elegir entre una incerteza y la apariencia de certeza, terminemos cayendo en la segunda porque nos hace sentir mejor", explica Nogués.
La comunicadora utiliza el concepto de desinfodemia para referirse a la desinformación que circula sobre coronavirus y menciona que algunos factores que predisponen a caer en ella tienen que ver con creencias personales, emociones y el pensamiento que expresa el grupo de pertenencia. "Otro factor está relacionado con que solemos pensar que la desinformación es algo que le pasa a los demás y no a nosotros, cuando nos puede pasar a todos en mayor o menor medida. Para combatirla, es necesario tener una mirada introspectiva que nos permita entender que también somos parte del problema", indica.
Un aspecto clave para saber si una información es confiable es observar si está basada en evidencia científica. El problema que plantea la pandemia de coronavirus es que fue avanzando tan rápido que las evidencias que hay son pocas, van cambiando sobre la marcha y, por ende, las recomendaciones de las autoridades sanitarias también. "Lo que eso puede generar es que algunos van a decir «un día me dicen una cosa, otro día otra, mejor hago lo que yo creo». Y ese «lo que yo creo» seguramente va a estar basado en menos evidencia que la que tiene la Organización Mundial de la Salud", dice Nogués.
Los posibles mecanismos para frenar la viralización de las fake news se investigan hace pocos años. Nogués señala algunos aspectos que se pueden profundizar. "Primero, tenemos que entender el daño que provoca la desinformación. Cuanto más claro sea esto, más fácil va a ser seguir las medidas para evitar que se propague. Después, a largo plazo, es necesario educar en reconocer los mecanismos típicos de desinformación. Algo así como una especie de vacuna que nos prepare para que cuando estemos ante ella, tengamos las herramientas para reconocerla y combatirla", apunta.
Publicar o revisar
¿Qué es un virus? Los virus son organismos recontrachiquitos. Tan chiquitos que para verlos necesitamos microscopios electrónicos. Cuando entran a una célula, empiezan a gobernar todo su mecanismo para hacer que la célula solamente se dedique a hacer nuevos virus. Cuando salen, infectan otras células y empieza de nuevo el ciclo. Hay un montón de virus. Algunos, cuando los mirás al microscopio, tienen en la membrana unas proteínas que le dan aspecto de corona. Por eso, este grupo de virus se llama coronavirus.
Quien habla es el biólogo Juan Manuel Carballeda en el primer episodio de Coronavirus: breve podcast de la pandemia. El podcast es uno de los tantos formatos a los que apela el medio autogestivo El Gato y la Caja para lograr que la ciencia llegue a más personas. Ezequiel Calvo, Calvi para los amigos, biólogo y editor general del sitio, cuenta los desafíos que tienen a la hora de comunicar sobre este contexto de emergencia sanitaria que cambia tan rápidamente.
"La estrategia es explorar todos los formatos que podamos y producir contenidos para llegar a nuevos públicos, incluso por whatsapp, porque si vamos a atacar la desinfodemia, la tenemos que ir a buscar donde más sucede. En cuanto al podcast, lo que tratamos de hacer es informar desde una perspectiva más calma. Contamos un poco lo que está pasando y otro poco historias del tipo de cómo se descubrió el primer virus". Todos los contenidos del medio son de acceso abierto, incluso los libros editados están disponibles online. "Es el peor modelo de negocios de la historia –bromea Calvi–, pero muchos los compran igual porque disfrutan la experiencia de tenerlos. También tenemos a los Bancantes, gente que realiza aportes mensuales sin recibir nada a cambio y hace posible que Gato exista".
Un desafío importante que plantea este contexto pandémico es cómo comunicar los trabajos científicos publicados bajo la modalidad de pre-prints. El problema es el siguiente: el circuito habitual de publicación de un paper en una revista científica implica que tiene que atravesar una fase de "revisión de pares", donde diversos expertos se encargan de revisar el trabajo y hacer sugerencias para mejorar o chequear los aspectos de la investigación que consideren necesario. Esto suele demorar meses y el avance del coronavirus no dispone de ese tiempo.
En la tele siempre hay un cartel rojo de urgente. Cuando comunicás algo, tenés que tener un poco de empatía con aquellos a quienes les estás hablando, en vez de generar miedo.
Por eso, lo que está sucediendo a nivel mundial es que los trabajos pueden ser subidos sin esa fase de revisión, aclarando que son pre-prints, para que estén disponibles inmediatamente y acelerar así la búsqueda de tratamientos, métodos de diagnóstico, etcétera. Pero ¿cómo explicar eso a un público no experto? "Es muy difícil comunicar que eso no es equivalente a un paper revisado, pero también tiene algunas ventajas. Al ser de acceso abierto, permite un feedback que siempre está bueno. Y la presión de tener que producir y divulgar también está buena porque a veces nos quedamos en el laboratorio y esto nos empuja a salir un poco más", considera Calvo.
Sobre la cobertura de los grandes medios, el comunicador sostiene: "La sensación que me da es que es apabullante. En la tele siempre hay un cartel rojo de urgente. Cuando comunicás algo, tenés que tener un poco de empatía con aquellos a quienes les estás hablando, en vez de generar un exceso de miedo y ansiedad. Además, creo que hay tanta información que llega un momento en que lo único que podés hacer es esperar y seguir las medidas oficiales como el distanciamiento social y el lavado de manos. Ese tiene que ser el mensaje".
Ciencia con corona
¿El "estado alcalino" disminuye el riesgo de contraer COVID-19? No. Ni el bicarbonato de sodio ni la palta reducen el riesgo de infección. Además, el cuerpo posee sus propios sistemas de regulación de pH. Entonces, ¿cómo nos cuidamos del coronavirus? ¡Ya lo sabés! #QuedateEnCasa.
CoronaConsultas es una cuenta colaborativa de Twitter que surgió a fines de marzo y, a la semana, ya tenía más de 15.000 seguidores. La iniciativa fue impulsada por el biólogo Fabricio Ballarini, investigador del Conicet y comunicador de la ciencia. Cuando llegaron los primeros casos de coronavirus a la Argentina, Ballarini empezó a recibir preguntas básicas sobre la cuarentena y sobre cómo elaborar una solución desinfectante. A medida que los casos fueron aumentando, la confusión también creció.
Por eso, a través de un tuit, convocó a los expertos que quisieran organizarse para contestar dudas sobre coronavirus de manera sencilla y clara. Así se formó un grupo de unos 15 expertos en áreas diversas como informática, medicina, bioquímica, diseño y lingüística. "Nos organizamos en la emergencia. Algunos responden preguntas, otros hacen flyers con consejos generales y todo el tiempo estamos discutiendo qué decir, así que es algo superconstructivo", afirma Ballarini.
Otro aspecto que señala como positivo es lo rápido que se están logrando articulaciones y gestiones que antes parecían imposibles. "En el ámbito educativo, cuando les pedías a los docentes que hicieran cosas online, no había chance. Ahora se tuvo que pasar todo a virtual y funciona bien. Cuando hay una situación que apremia, nos podemos adecuar. El tema es: ¿tenemos que llegar a este límite para poder transformar las cosas? Esperemos que algunos cambios perduren en el mundo pospandemia", plantea.
Por otro lado, Ballarini pone el foco en las consecuencias de la desinversión en ciencia y salud, tanto en nuestro país como en el mundo. "Me hubiese gustado que no hubiera tenido que pasar esto para que se valore la ciencia, pero creo que si algo va a salir fortalecido de todo esto es el sistema científico. También es un cachetazo de humildad hacia el trato que le damos al ambiente, ya que esto dejó en evidencia que hay espacios que no deberíamos haber invadido. Además, creo que la necesidad de tomar políticas basadas en evidencia está demostrando que el reclamo de los investigadores frente al Congreso, cuando pedían que la inversión en ciencia sea un poco menos mísera, tenía algo de sentido", remata.
¿Hacia la muerte de las fake news?
Mientras avanzan en su trabajo para desactivar la propagación de fake news, los científicos y científicas argentinas tratan de realizar algunas proyecciones. Si se pone en jaque la infodemia y cada vez hay más personas buscando fuentes de información confiable, ¿cambiará la forma de consumir medios? ¿Pandemia de coronavirus mata desinfodemia? Calvi opina: "No estoy seguro de que vaya a haber un cambio importante, aunque es difícil saberlo aún. Sí sabemos, por ejemplo, que Gato está llegando a lugares a los que antes no llegaba. Creo que hay mucha gente interesada en información científica, pero está bueno que no pierdan el ojo crítico ni siquiera cuando la fuente sea considerada más confiable".
Para Alcain, la búsqueda de fuentes alternativas no es tan clara. "Lo que veo es que hay mucha confusión. Al estar en sus casas todo el tiempo, la gente está muy prendida a los medios y está expuesta a información contradictoria que a veces termina haciendo que duden hasta de las fuentes oficiales", afirma. Por su parte, Nogués señala: "Hay algunos indicios de que en este contexto de incerteza hay más personas acudiendo a fuentes confiables. Pero son trabajos hechos en otros países y que habría que seguir profundizando".
Finalmente, Ballarini plantea: "Creo que hay una revalorización del trabajo de personas especializadas en comunicar ciencia. El tema es que son balas de aire contra un aparato mediático que es mucho más preponderante. Espero que los medios se den cuenta de que no puede ocupar lo mismo la carta astral del coronavirus que una página de ciencia. Empecé el año discutiendo con gente de medios que decían que no necesitaban científicos o periodistas científicos porque «no hay tanta cosa para contar». Mirá si no había tanta cosa".