Con curry o frutos patagónicos: 3 sabores de helado exóticos y deliciosos
Las estadísticas son terminantes: a la hora de elegir un helado, los argentinos somos muy conservadores. Más allá de las decenas de gustos listados en las heladerías de todo el país, la gran mayoría de los consumidores elegimos cinco grandes sabores con sus distintas variantes. El ranking es claramente liderado por el dulce de leche, siguen los chocolates, luego la frutilla y finalmente un reñido grupo donde aparecen best sellers como la crema americana, el granizado, la vainilla y el limón. Pero más allá de la frialdad de los números, las mejores heladerías no se rinden, y siguen apostando a la variedad, con sabores tan propios como exóticos. A veces, lo hacen como un modo de diferenciarse en una escena ultra competitiva; a veces, se debe a la pasión y curiosidad personal de sus maestros heladeros. Más allá de la razón, la ciudad de Buenos Aires sigue ofreciendo gustos de helados que van mucho más allá del lugar común. Aquí, tres opciones que vale la pena conocer.
Saúco de la pasión en Jauja
Mucho antes de que las heladerías modernas se animasen a cuestionar la dictadura de los sabores dominantes, ahí ya estaba Jauja, la gran marca familiar nacida en El Bolsón, mostrando sabores propios con mucha creatividad y juego. Gustos especiales como el mate cocido con tres de azúcar, el calafate y la murra silvestre son parte del ADN de esta marca que elabora sus helados partiendo de ingredientes cien por cien naturales, sin conservantes ni colorantes. Con varios locales en el país, toda su producción viene de una única fábrica central, ubicada en las afueras de El Bolsón. Desde allí, cada semana parten camiones refrigerados con las distintas variedades de esta casa. Hay mucho -y delicioso- para elegir. Una buena puerta de entrada es su dulce de leche con frambuesa, que combina de maravillas con el saúco de la pasión (maracuyá con mermelada casera de saúco) o la deliciosa frambuesa con leche de oveja. Y si la temperatura sobrepasa los 32°C, lo mejor es refrescarse con su anarangibre (ananá, naranja y jengibre confitado) o el limsau, una receta de la familia que macera flores de saúco con helado de limón.
Sucursales en www.heladosjauja.com
Zapallo, coco y curry en Occo
Occo nació pequeña, en el local que todavía está sobre la Av. Dorrego, a unos metros de Av. Alvarez Thomas. Pero tras cosechar elogios y consumidores fieles de toda la ciudad, esta casa cuenta ya con locales en distintos barrios de la ciudad porteña, incluyendo Villa Urquiza, Nuñez y Villa Pueyrredón. Buena parte de su fama y éxito se debe justamente a los sabores poco habituales nacidos en la cabeza de Franco Savino, un ex cocinero devenido en experto maestro heladero. El chocolate picante ya es un clásico de esta casa, lo mismo el cheese de limón (que recuerda con nostalgia a las galletitas de limón del viejo Havanna marplatense). Para probar: el helado de zapallo, curry y coco, muy suave y mucho más amigable de lo que suena; y el explosivo chocolate con cerveza negra y naranja, un sabor intenso donde es posible reconocer cómo cada ingrediente aporta al equilibrio final.
Sucursales en www.occohelados.com.ar
Matcha en Alchemy
Si hay una heladería que construyó su identidad apoyándose en el exotismo y originalidad de sus sabores, ese lugar es Alchemy, abierto hace poco más de dos años en Palermo. Ya la estética del local deja en claro que acá no se trata de tradición, sino de investigación. Los sabores se muestran en un panel diseñado como una tabla periódica, detrás de barra se ven tubos de ensayo e instrumentos de química, todo en un ambiente moderno y despojado. Entre sus sabores especiales, brillan los helados con alcohol (como el de Fernet con cola, el Gin&Tonic, el Moscow Mule o el Maracuyá Sour) y los helados a base de vegetales, que muchas veces se compran para acompañar la comida (por ejemplo, un helado de remolacha junto a un cerdo braseado o el de palta y wasabi con salmón rosado). Entre las últimas novedades de la casa, hay dos sabores que están conquistando muchos seguidores. Por un lado, el atuel, un helado a base del queso de Santa Rosa estacionado por 60 días; por el otro, el Matcha, un helado de té verde japonés elaborado en conjunto a Amo mi matcha, que es común que se agote. Alchemy es un lugar donde ir y pedir probar cada uno de los sabores que tienen.
Humboldt 1923
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