Comidas calóricas, de esas que gustan cuando el otoño dice presente e invita a calentar el paladar con opciones para comer con cuchara.
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Los meteorólogos lo están advirtiendo: el fin de semana este maravilloso sol que disfrutamos tanto durante el último mes se esconderá por varios días, cediendo su lugar a nubes densas y bajas temperaturas. No sorprende: ese es el papel que debe actuar el otoño, la estación bisagra entre las piletas del verano y las camperas del invierno. Una estación preciosa y festejada, de hojas caídas y climas cambiantes, que nos va preparando física y espiritualmente para los meses por venir. Por supuesto, la comida tiene mucho para aportar a estos cambios. Todavía nos podemos permitir disfrutar de las recetas más frescas, de esos ceviches alimonados y las ensaladas más crujientes, pero de a poco aparecen también los platos de olla, los guisos, las sopas y estofados, esas comidas calóricas y jugosas para comer con cuchara. Aquí, tres opciones perfectas para comer con la bufanda enrollada alrededor del cuello.
De sopas y caldos
En un país donde la sopa nunca logró ganar el protagonismo gastronómico que merece (aunque sí el hogareño), lo de Sopa Bar es una gran noticia que merece festejarse: un microemprendimiento artesanal, que desde el barrio de Coghlan envía unas preciosas botellas de vidrio rebosantes de sopas caseras, elaboradas únicamente con productos naturales, sin congelados, enlatados o cremas, todas condimentadas con hierbas frescas, sal y pimienta. El menú incluye los bienvenidos caldos (los hay de verdura, pollo, pescado, carne, etc.), así como las “sopas clásicas”, con combinaciones más o menos conocidas, desde la de pollo y puerro a la de coliflor con queso y sidra pasando por una minestrone tradicional. Son todas sopas ricas y contundentes, como las que se podrían hacer en una casa, con abundantes ingredientes (si la receta dice que tiene chorizo, realmente lo tiene y se nota), todas acompañadas de una rodaja de pan de masa madre, funcionando fácilmente como un buen almuerzo diario. A esto suman las sopas de la semana, con más sabores que se permiten el juego y la experimentación: podrá ser una de tipo vasca con pescado a la de hongos con vino tinto o la bien invernal de chorizo, papa e hinojo. Una gran idea para tener siempre en la heladera.
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Goulash con un toque especial
Benjamin Claus nació en Austria, ahí nomás de la frontera con Italia. De familia gastronómica, trabajó en restaurantes en Londres y Suiza, hasta que en un viaje por Latinoamérica se enamoró de Buenos Aires. “La historia típica: me gustó la ciudad, me puse de novio y ya nunca más me fui”, explica. Esto sucedió hace ocho años: hoy Benjamin tiene su propio emprendimiento en la zona de Congreso, donde prepara ensaladas, wraps, bagels y algunos etcéteras. Pero pandemia mediante, decidió presentar una segunda marca, esta vez ahondando de lleno en sus orígenes austríacos con un goulash repleto de autenticidad centroeuropea. Lo ofrece en tres versiones: vegetariana, picante (con jengibre, jalapeños, ajo) y el clásico, tal y como se lo come en Austria: lleva carne, muchísima cebolla, dos tipos de pimentón (dulce y ahumado), zanahorias y semillas de kummel. “Lo cocinamos más de seis horas. En ese tiempo la cebolla pasa a ser parte del líquido, aportando textura”, explica. Una curiosidad es que, en lugar de acompañar al goulash con los ya conocidos spätzles (unos mini ñoquis de harina), lo hace con serviettenknödel, una suerte de masa elaborada con pan duro, huevos, leche, manteca, cebolla, sal, pimienta, nuez moscada y abundante perejil. A la hora de servirla, lo mejor es cortar esa masa en rodajas y calentarlas en sartén con manteca. Junto al goulash forman una pareja imbatible.
- Instagram / WhatsApp: 11-7366-6660 / Se pide hasta el miércoles y se entrega en CABA el viernes.
Locro, mucho más que una comida
Llega el 1° de mayo, el Día del Trabajador. Y con esta fecha llegan también los locros, el plato patrio que marca como pocos los cambios de clima en la Argentina. Nacido en el noroeste nacional, cruza de inmigraciones con culturas originarias, el locro es mucho más que una comida. Es un símbolo, un refugio, una toma de posición gastronómica. Ahí está el maíz andino y los porotos como base, la proteína de las carnes y embutidos, junto al zapallo cediendo su cremosidad. En El Hornero el locro es casi una religión: con su local original en el precioso Mercado de San Telmo (y con uno más nuevo en el centro porteño), este lugar es uno de los pocos donde el locro se sirve todo el año, junto a muy ricas empanadas, el guiso de lentejas o los tamales. Es un locro de textura ligera, muy sabroso, con maíz blanco partido, porotos pallares, panceta, chorizo criollo y colorado, tripa gorda y pechito de cerdo, todo cortado pequeña facilitando comerlo tan solo con la cuchara. De sabor generoso, con salsita picante aparte, es un muy buen locro para recibir al mes de mayo de la mejor manera posible.
- Instagram / WhatsApp San Telmo: 11-3923-5341 / WhatsApp Centro: 11-5322-8798
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