Comentarios negativos: Tres herramientas ideales para hacerle frente a las críticas
La persona que critica a otros está enojada por su propia historia y lo proyecta en los demás
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“¡Ese buzo está todo arrugado!”. “¡Mirá la cantidad de cabello que tenés!”. “¿Quién te dijo que te queda bien eso que te pusiste?”. Vivir criticando… Una cosa es corregir, aportar, sumar, proponer, y otra muy diferente es criticar por criticar. La crítica nace de la frustración interna: “Como me siento frustrado, busco frustrar a los demás”.
La persona que critica a otros está enojada por algún aspecto de su propia historia, en cierta área de su vida, y lo proyecta en los demás. Necesita ver mal a alguien porque es ella quien, en realidad, se siente mal. Entonces suele encontrar detalles que otros no ven y nunca está conforme con nada.
En una oportunidad, un conferencista que estaba dando una charla se dirigió al público y dijo que podían hacerle preguntas por escrito. Les repartieron papeles a las personas de la audiencia para que pudieran formularlas. Cuando el conferencista leyó uno de los mensajes, este decía: “¡Idiota!”. “Es la primera vez que escriben el propio nombre, en lugar de escribir la pregunta”, comentó frente a todos.
La crítica necesita dañar la estima de los demás y dejar en claro lo siguiente: “Vos no sabés, vos no podés, vos no valés”.
Comparto, a continuación, algunas técnicas muy efectivas que podemos poner en práctica frente a la crítica que nos quiere lastimar:
a. Desdramatizar la acusación con un simple: “¿Y?”
Se trata de minimizar la crítica mediante la conjunción copulativa “y” en forma de pregunta: “¿Y?”:
-¡Tu pelo parece un nido de pájaros!
-¿Y?
-¡Tenés nariz de aguilucho!
-¿Y?
-Esa ropa no te combina. ¡Te equivocaste al elegir!
-¿Y?
b. Escuchar y tomar lo que nos sirve
A veces las personas nos dicen de mala manera, en un tono que no es el adecuado, lo que piensan de nosotros. Sin embargo, quizás alguna palabra o algún concepto de su discurso pueda servirnos para mejorar. En este caso, deberíamos tomar las palabras como un simple dato y construir con este hacia adelante. Nunca basemos nuestra estima en palabras que nos duelen, pues la crítica forma parte de nuestro proceso de aprendizaje y crecimiento.
c. Hacer uso del humor
También podemos reírnos y exagerar lo expresado, lo cual es una forma de decir: “No le doy importancia a tus palabras”. Esta técnica consiste en acordar y exagerar. La clave consiste en conocernos a nosotros mismos y aceptarnos tal como somos. Por ejemplo:
-¡Siempre cometés el mismo error!
-Sí, tres veces por día es mi estadística; pero, a la noche, ¡la duplico!
-¡Ayer te equivocaste diez veces! ¡No te voy a permitir diez errores!
-Me equivoqué cuarenta y nueve veces. Las conté. Y voy a tratar de superarme, porque ¡voy por más!
El humor nos ayuda a relativizar la realidad. Resulta de gran utilidad para desmontar una multitud de verbalizaciones; incluso para superar nuestros propios conflictos.
En una ocasión, un profesor estaba dando una charla y una persona del público se le acercó y le dijo: “Usted es muy maleducado”. “¿Por qué, señora?”, le preguntó el hombre. “Porque tiene la corbata muy larga”, le contestó. “Tiene razón”. Pidió una tijera entre los asistentes y le solicitó a la mujer: “Córtela donde usted lo crea conveniente”. La mujer así lo hizo. Luego, con mucha tranquilidad, agregó: “Ahora me toca a mí decirle lo que me molesta de usted: su lengua, señora. Sáquela”.
Todos seremos criticados alguna vez. La ley de los tres tercios dice que existe un tercio de gente que nos ama, un tercio de gente que nos odia y un tercio de gente que no nos conoce bien, pero, igualmente, opina de nosotros. Siempre, hagas lo que hagas, serás criticado. Podríamos hacer una lista de las personas que, a pesar de que hagamos todo bien, siempre nos van a criticar.
Seguí adelante con tus sueños. No importa si lo hacés bien, regular o mal; siempre habrá alguien en guerra con su propia historia. Pero recordá también que habrá gente que te motivará. Lo importante es conectar con el deseo del corazón y nunca detenerse por nada ni por nadie. Y, si hay un error, aprender la lección, olvidar los detalles y continuar hacia la meta.
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