Cinco razones para elegir harina integral
Un simple cambio puede ser la base de una nueva forma de comer, más rica y saludable
Más allá del marketing, de las dietas de moda y de los estigmas que rodean a algunos productos que forman parte de nuestra alimentación diaria, hay que tener la información real y necesaria sobre cada bocado que llevamos a nuestro cuerpo. Hay que elegirlo con sumo cuidado porque se transformará en nosotros mismos y, con el tiempo, determinará nuestra calidad de vida.
Versus refinada
La harina integral está compuesta por el grano completo de trigo (salvado, germen y endospermo), mientras que en la harina blanca o refinada se ha retirado el salvado y el germen, así que está compuesta básicamente por partículas de endospermo de pequeño tamaño.
- 1. Por este motivo la harina integral contiene más cantidad de nutrientes que la refinada. Para ser más concretos, posee una mayor proporción de lípidos, especialmente ácidos grasos poliinsaturados, que se encuentran sobre todo en el germen. Esto, que supone una ventaja desde el punto de vista nutricional, es indeseable desde el punto de vista comercial, ya que hace que este tipo de harina se eche a perder más fácilmente. De hecho, uno de los motivos por los que se refina la harina es precisamente para evitar este inconveniente.
- 2. La harina integral posee mucha mayor cantidad de fibra, contenida principalmente en el salvado, así como una cantidad significativa de vitaminas B1, B3, B5 y minerales, que están presentes tanto en el germen como en el salvado y que en la harina refinada se encuentran en proporciones muy pequeñas.
- 3. Además, la versión integral tiene un menor índice glucémico (de azúcar) en comparación con las harinas refinadas: si la referencia estándar de la glucosa pura es de 100, el pan blanco tiene un índice de 95 y el integral de 48.
- 4. La fibra presente en los granos enteros ayuda a que el intestino tenga un movimiento regular. También previene la aparición de enfermedades como diverticulosis, inflamación, hemorroides, diarrea y dolor.
- 5. Los alimentos integrales ayudan a prevenir la absorción del colesterol “malo” y a disminuir los niveles de triglicéridos, dos grandes aliados de las enfermedades cardíacas. La fibra de la harina integral "atrapa y arrastra" el exceso de grasa consumida a través de los alimentos y depura el organismo de sustancias tóxicas.
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