Gustavo Cerati compuso postales que, por su definición clara, remiten inmediatamente a un momento de su vida y de la nuestra. Su presencia se distinguió siempre por un gesto que las ropas por sí solas no tienen: estilo. Una actitud enaltecida con la apariencia eternamente juvenil sin desentonar jamás. Con Soda Stereo, estrenó el under porteño y ofreció una nueva imagen en cada disco. En su faceta solista apeló a un lenguaje moderno, tanto arriba como abajo del escenario. Conocedor de la moda y sus diseñadores, en 2009 registró sus gustos en una línea de ropa para hombres inspirada por Hedi Slimane, director creativo de Dior Homme, que realizó, junto con el diseñador Manuel Morales, para Falabella. Con su aspecto, Gustavo definió estilos.
Dark con color local
Cerati compartió las referencias estilísticas del momento: su intención era encajar y, a la vez, diferenciarse del resto. Ser joven en los 80 y en Buenos Aires iba acompañado de las ganas de expresarse, y el vestuario aseguraba el vocabulario. Era la época en que The Cure imprimió el modo de vestir pospunk: Gustavo cerraba hasta el último botón de sus camisas de seda compradas en el Once, llevaba bombachas de campo y un sobretodo negro larguísimo tomado del placard de su papá. El pelo fue fundamental en su imagen: batido con jabón y el rostro enmarcado con un tono pálido, maquillado por un polvo blanco. Con Doble vida (1988) se despidió del look dark y abrió los 90 con el aura del sonido que ofrecía la rave, uno de los estilos que marcaron la moda de esos años.
La elegancia sinfónica
Entre la separación y el regreso de Soda Stereo, Gustavo continuó su carrera y su capacidad para definir momentos a través de su apariencia, que se mantuvo intacta. Luego de una década de buzos y remeras con estampas psicodélicas, sombreros, más un estricto culto al pelo, llegó el traje. La nueva visual que selló el cambio de siglo la ofreció en 11 episodios sinfónicos (2001), presentado en el Colón. Un abrigo de denim forrado con satén rojo ofreció una mirada contundente: Cerati parecía el Principito. La idea surgió tras asistir a un desfile de Pablo Ramírez, y junto a Deborah de Corral convocaron al diseñador para realizar el atuendo. Gustavo no usaba nada sin antes contar con la opinión de sus novias.
Rock para galopar
La importancia en la imagen fue una constante en su carrera. Para Fuerza natural (2009), su último álbum, el artista acudió a una idea conceptual imponente. El jinete de la portada se bajó al show mediante un antifaz con el que Gustavo abrió los conciertos. Parado en el escenario, antes de calzarse la guitarra, se percibía su silueta en negro cortada por un bordado blanco que decoraba una chaqueta: la idea del diseño fue reproducir una pieza lucida por Jimi Hendrix. Meses antes del lanzamiento y de la gira, Gustavo Cerati adelantó el nuevo material a través de "Rapto", el corte que sonó en el spot de la colaboración que hizo para Falabella, una colección con 40 prendas que tomaban las ideas de su guardarropa. Así quedó sellada la huella final de un hombre colmado de sentido estético.
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