Abrir la puerta y tener un lugar armónico y agradable donde dejar las llaves, colgar el abrigo y sacarse de encima el vértigo de la calle junto con los zapatos. Esa cálida bienvenida es posible si sabemos cómo ambientar el hall de entrada. Un perchero, espacio de apoyo y guardado, un elemento decorativo como un cuadro y el toque natural que dan las plantas o las flores frescas son algunos de los elementos que no deberían faltar en la composición. A continuación, algunas sugerencias.
Equilibrado
Todo está bien pensado en el recibidor de la casa de la diseñadora Valeria Pesqueira. La puerta original de la casa se lleva de maravillas con el pisco calcáreo gris en forma de panal. Un ventanal de vidrio repartido que originalmente estaba en otro sector de la casa se usó como divisor entre el recibidor y el cuarto de los chicos, para dejar pasar la luz. A un lado de la puerta, una fila de macetas bajo el ventanal divisorio y, al otro, una biblioteca angosta que llega a la escalera de hormigón.
A puro color
El amarillo en la puerta te carga de energía para salir al mundo. Sabio razonamiento de Charlotte Hedeman creadora de la marca de vajilla danesa Rice. Además de pensar en una salida triunfante, la diseñadora danesa ideó el espacio con una alfombra que cubre toda la superficie del hall, percheros de metal en forma de flor, canastos de rafia debajo del banco hecho especialmente a medida. Porque según ella, el orden es uno de los factores que garantizan la felicidad.
En la imagen de la derecha, el hall de entrada, en tonos de azul vibrante que anticipan los colores del resto de la casa, tiene todo lo que hay que tener: cerca de la puerta, el perchero con pie y una canasta para dejar lo que haga falta. En el pasillo, la alfombra sectoriza y la consola con flores frescas sirve como mueble de apoyo y guardado. Enfrente, una obra de gran tamaño en los mismos colores del mueble.
Campestre
Conocedora y amante de la vida de campo, la fotógrafa Celine Frers eligió los elementos indicados para su casa en San Antonio de Areco: la alfombra marca el ingreso, en una esquina, ubicó el botero y arriba, un perchero hecho hecho en madera rústica y gancho de hierro. El aspecto decorativo está perfectamente resuelto con dos fotografías de la dueña de casa y una sillita matera.
De entrada
Para su casa en los suburbios de Nueva York, la interiorista Rachel Laxer apostó un espacio escenográfico: sobre la pared, un espejo de Hervé van der Straeten inspirado en Saturno, la mesa de mármol de 1970, florero y escultura vintage. Debajo, un asiento cúbico de R&Y Augousti
Soluciones prácticas
En este departamento, el recibidor se resolvió con estantes de un lado y organizadores fijos en la pared, del otro. La gran idea fue colocar un estante sobre la puerta para guardar otros objetos de uso cotidiano (y no tanto) que estén al alcance de la mano pero no a la vista.
Al lado, la puerta azul y el poster de Spinetta marcan el espacio de entrada en la casa de Caro y Lucho, creadores de la firma de muebles Broca. Escapando de los percheros tradicionales, optaron por botones de roble de distintas medidas y en diferentes alturas.
Como los de antes
Con gran talento para darle nueva vida a objetos antiguos, los dueños de casa armaron un espacio de recepción vintage: el banco de madera que sirve de apoyo y también para dejar los zapatos, llega justo a la altura de la ventana decorada con macetas. Arriba del paragüero, una composición con espejos, siempre necesarios para una última pasada antes de salir. El detalle lúdico que alegra la vista son las estrellas colgantes
Vida en Brooklyn
Un mueble potente basta para darle entidad a un espacio. Ejemplo perfecto este aparador comercial comprado en un mercado de pulgas que está en el hall de esta casa de 1851, ubicada en Brooklyn y restaurada por una familia parisina. Arriba, no podía faltar la foto del mítico puente.
Alta fidelidad
Que un gran amigo te espere en la puerta ya es un gran motivo para tener ganas de volver. Luego, solo queda colgar lo que traemos en el perchero hecho con tablas de lapacho, la misma madera recuperada que se usó para la puerta de entrada y la del family que corre sobre rieles. La madera robusta y cálida a la vez es protagonista en esta casa de fin de semana que se convirtió en residencia permanente.
En la foto de la derecha, el espacio mínimo e indispensable: el mueble de campo con cajones y puertas sirve para que no quede nada a la vista. Arriba, un jarrón con ramas de olivos da el toque natural, y al lado, una sillita matera por si hay que dejar algo más. Todo el conjunto combina con el piso de ladrillos.
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