“Bombardeo de amor”: cómo combatir esta estrategia de manipulación psicopática
El manipulador hace creer que hay amor genuino en sus actos y palabras, sin embargo, el objetivo es otro
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Una persona manipuladora brinda mucho en poco tiempo. Desde el primer encuentro hace regalos, realiza numerosas llamadas telefónicas, dice palabras aduladoras y lleva a cabo actos sorpresivos con mucha carga de adrenalina. Un acto detrás del otro, una lluvia constante de acciones sorprendentes que generan en el otro, el destinatario de las mismas, confianza y la sensación de que ha tocado el cielo con las manos. Un bombardeo de amor es mucho en poco tiempo.
Quien manipula utiliza frases contundentes tales como: “Sos lo mejor que me pasó en la vida”; “Somos dos almas gemelas”; “Vos sos una defensora de los animales, y yo también”; “Nos gustan las mismas películas”. Esta catarata de actos amorosos es una estrategia con el fin de podar la estima de la víctima sin que esta se dé cuenta.
Es decir, le hace creer que, en todos esos actos y todas esas palabras, hay amor genuino; sin embargo, es solo manipulación cuyo objetivo es cortar poco a poco los vínculos afectivos y familiares, los proyectos personales propios para que, ahora, la víctima termine invirtiendo su deseo, su tiempo y su anhelo en quien le brinda tanto amor.
La persona que es manipulada siente un poco de confusión, ya que surgen en el manipulador pequeños destellos de broncas narcisistas, de descalificaciones, de molestia. Aun así, no le otorga demasiada importancia porque todo está entrelazado con una gran catarata amorosa.
Con el correr del tiempo, el bombardeo de amor comienza a disminuir, mientras que la descalificación, la devaluación y los enojos comienzan a aumentar. Pero, cuando la persona comienza a percibir el aumento excesivo de maltrato, con pequeñas dosis de amor, ya es demasiado tarde. Se siente atrapada.
Muchos afectados me han explicado que dicha emoción es una especie de droga emocional. “Me daba cuenta, pero no había forma de dejarlo”, comentan. Romper y abandonar ese vínculo les genera una tristeza muy profunda y un gran vacío interior. A esta altura, la estima ya está podada y los vínculos con la familia y los amigos casi han desaparecido.
Muy por el contrario, el verdadero amor es paciente y sabe esperar. Frente a alguien que busca acelerar el proceso de intimidad y empuja constantemente a la construcción de un mundo ideal, necesitamos detenernos y escuchar nuestra propia voz interior. También oír la voz de nuestra familia y nuestros amigos que nos conocen bien para que nos digan cómo nos ven ellos.
Se deben establecer pequeños límites: “No me gusta esta película”; “No voy a dejar este proyecto para encontrarnos; lo hacemos otro día”. Y observar si hay en la otra parte bronca narcisista, enojos, molestias o castigos silenciosos por las respuestas que damos. Es fundamental estar atentos.
El verdadero amor va despacio. La verdadera intimidad se construye lentamente y jamás se debería permitir en ella actitudes como la descalificación, la burla, la humillación, las comparaciones y el control.
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