Dirigió a la última selección argentina que se consagró campeona del Mundo, hace treinta años. Asegura que antes de México algunos le discutían la inclusión de Maradona y que en el Mundial a los jugadores les hacía practicar hasta el himno. Anécdotas y obsesiones de un hombre que no puede dormir
Caballito, Buenos Aires, una tarde de otoño de 2016.
¿Qué ritual, de todos los que hacían, cree que de no haberlo cumplido no hubiese salido campeón el equipo en el 86?
La disciplina.
¿La disciplina era un ritual?
Sí. Para mí es fundamental. A las 8, a las 8. A las 9, a las 9. A las 10, a las 10. Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Así soy en la vida. Esto lo aprendí en Medicina. Y lo usé después en el fútbol.
Pero en México 86 hacían cosas como desayunar Coca-Cola.
Pero eso no es problema: bebida sin alcohol no pasa nada.
Tapia esperaba que Pumpido le pidiera una crema. Al mismo tiempo usted visitaba a Brown y le tomaba prestada la pasta de dientes. ¿Para qué sirven las cábalas?
Las cábalas no sirven, pero ayudan (ríe). Por eso es el día de hoy que tengo cábalas. Por ejemplo, para ir a la facultad de Medicina tenía que tomar un colectivo y después el subte; iba en el segundo vagón. Siempre. Bajaba en Corrientes, tenía que ir hasta Córdoba, Pasteur.
¿Y si no había lugar en el segundo vagón?
No, no; tenía que ser ahí. Iba después hasta Córdoba y mirá vos qué loco: en todas esas calles en esos momentos había unos tachos de basura que tenían unas tapas, ¿viste? Y estaban siempre en el suelo. Se conoce que el que tenía el recorrido levantaba los tachos y dejaba la tapa por ahí. Yo iba y tenía que poner por lo menos cinco tapas, cinco.
¿Qué pasaba si ponía cuatro?
No, tenían que ser cinco. Me volvía loco.
¿Hasta que no encontraba la quinta no paraba?
Tenía de Corrientes hasta Córdoba. Encontraba.
¿Y más de cinco?
No, cinco. Ahora, ¿por qué? Qué sé yo. No ayuda nada. Pero yo creo en eso.
Usted es católico, ¿se confiesa?
Sí.
¿Y le confiesa al cura esto de las cábalas?
No. Me mata.
Pero el padre que lo confiesa lo sabe.
Pero no me dice.
¿Hubo alguna cábala rota en 1990?
Que se haya roto, no. Cuando no se dan me vuelvo loco. Por ejemplo yo tengo que ir de acá a Flores. Ocho cuadras. Y hay semáforo, semáforo, semáforo. Verde. Si agarro un colorado ya me pongo mal. Voy despacito, despacito, despacito hasta que venga el verde.
¿Trata de medir para no tener que frenar?
Sí.
Había algo así que hacían con un helicóptero de la concentración del club América hasta el estadio Azteca (debían ver que los cruzaba por arriba: hasta que no pasara, no seguían camino. Aminoraban la marcha).
No me acuerdo. Pero que había cosas de la concentración hasta el Azteca, sí, mil cosas. Siempre fui así.
Batista y Burruchaga llegaron a pensar que usted los había dejado de poner por cábala. ¿Decidió alguna vez por cábala antes que por estrategia de juego?
No. Jugador nunca. Este es el mejor, este es el mejor. Otras cosas sí, pero por cábala un jugador, no. Juega el mejor. El que esté mejor. Más te digo; que te sirva a vos y a los lectores: a mí me hicieron un juicio por decir que una persona era mufa. Yo no sabía. Me hicieron juicio. En un medio dije "éste es mufa". Me citaron y me hicieron juicio, "¿usted dijo esto? No se puede decir que una persona es mufa". ¿Ah no? No sabía. Nunca me lo enseñaron, mire que estudié, dije. Hoy me entero aquí que no se puede decir. "No se puede decir que una persona es mufa porque puede perder el trabajo, la familia." Bueno, perdóneme, no sabía.
¿Tuvo que pagar?
No, tuve que declarar en los medios, decir "me equivoqué, dije mufa pero estoy arrepentido".
¿Sobre quién era?
No me acuerdo.
¿Practicaban el himno? "Lo practicábamos cinco veces antes de cada partido", dijo a la BBC. "En ese momento, al jugador se le pasa todo por la cabeza".
El himno lo practicábamos a veces. Una vez, cómo debían estar, cómo debían pararse.
¿Cómo se practica eso?
Los ponía en la cancha. Yo llevaba un disco. Lo llevaba ahí, lo ponía y escuchabas el himno. El himno te modifica. Antes de algunas prácticas hacíamos así, cantábamos. Cantaban y enseguida, dos minutos, piii –hace la onomatopeya de silbato– y partido.
¿Un simulacro de partido?
Exacto.
En Tilcara, donde hicieron la preparación previa al viaje a México, ¿no había cancha de fútbol? "Es un problema secundario", decía usted en su libro Así ganamos (editado en 1986).
Había, pero no era "la cancha". Pero era bueno porque estaba lejos, la gente de Tilcara era buena, estábamos muy bien, en la calle nos recibían bien. Nos dieron todo, todo. Aparte ayudaba a lo que yo quería. Probar la altura y el clima. Que se iba a dar después en el Mundial.
Allí dicen que la maldición –de no salir campeón– sigue porque no volvieron a Tilcara. Brown y Batista volvieron en 2011. ¿Usted volvió?
No. Ayer casualmente, mirá cómo son las cosas. ¡Gloria! Vení, vení un minuto.
[Se escuchan los pasos de Gloria, su mujer, desde la cocina. Se acerca al living donde estamos]
Bilardo: ¿Qué te dije yo ayer, cuando salió el tema Tilcara?
Gloria: Que vos no hiciste ninguna promesa.
Bilardo: ¿Pero aparte, qué dije?
Gloria: Ay, no me acuerdo.
Bilardo: Te dije "por ahí voy". Nunca nunca prometimos nada, pero hubo un vivo en Tilcara, o vivos, que largaron el rollo y se hizo un rollo. Entonces Tilcara se nombra, se nombra, se nombra, se nombra y tenés que salir campeón del mundo para que se deje de hablar. Nunca prometí nada. Yo todo lo que prometí, lo hice. Prometí esto, lo hice. Prometí esto, lo hice. En Tilcara yo iba a misa a la tarde. Terminábamos el entrenamiento y a las 6, 6.30 iba a misa de una iglesia linda, que estaba cerca del hotel. Y no prometí nunca.
¿Le pidió algo a la Virgen de Tilcara?
Todo. A toda iglesia le pido salud, que estén bien mis amigos y que esté bien mi familia.
Con el fútbol nada.
No. Yo siempre lo que pido es salud. ¿Por qué? Porque me ha tocado como médico, como estudiante de medicina vivir momentos difíciles de gente joven, de gente mayor que perdió un hijo, eso es doloroso. Doloroso. Dame salud que yo me arreglo.
Valdano contó que Diego pegaba cabezazos extraordinarios en los entrenamientos. Cuando eso sucedía y alguien se reía, él preguntaba por qué y decían que había pegado con la mano. ¿Eso pasaba en los entrenamientos?
No. Yo no me di cuenta, mirá, cuando fue el gol, grité el gol. Y después le pregunté, no después del partido, a la noche, cuando decían fue con la mano, fue con la mano. En la conferencia de prensa me preguntaron, Bilardo, que esto que lo otro. "Para mí, no, ¿por qué con la mano?" Después le pregunté y me dijo "no, Carlos, no".
¿Y cuándo se enteró?
Después. Cuando empezaron a hablar, hablar, hablar.
¿Y lo encaró?
No. Nunca le dije nada.
En su libro usted dice que el segundo gol de Diego a los ingleses fue el segundo gol que gritó en su vida, que el primero fue uno de Juan Ramón Verón en Estudiantes.
¿Cuál?
En 1968, frente a Palmeiras.
Puede ser. En Estudiantes gritamos unos goles… Eran partidos de Copa.
Pero no era de gritar muchos goles. ¿Por qué?
No. Porque cuando se hace un gol siempre miro cómo está el equipo parado, atrás. Todos gritan el gol, yo miro para atrás.
¿Cuándo festeja?
No, no festejo. ¿Es gol? Fenómeno, bárbaro. Después miro, a veces digo gol, gol, y miro enseguida. Eso también lo practicamos: cómo gritar un gol. Uno grita un gol y cruza toda la cancha, el tipo se va a un rincón, le grita el gol a la familia, se tiran uno arriba del otro. Está mal.
¿Por qué?
Porque queda todo el equipo desarmado. Tenés que saber gritar un gol.
¿Pero no hay diez segundos para que me pueda acomodar?
No. Vos tenés que hacer un pique por ahí de 30 metros. Y el otro equipo cuando vos estás festejando ya está preparado para salir. Volvés, y cuando volvés te agarran desarmado.
En México, además de tirar el colchón en el piso, usted dormía muy poco. ¿Qué hacía durante la noche?
Yo no duermo nunca. Duermo tres, cuatro, cinco, seis horas por día.
¿De corrido?
No: me paro, me levanto, tomo café.
Pero si toma café no va a dormir, Carlos.
Igual no duermo. Ahora vengo de China.
¿Qué estuvo haciendo?
Allá en China quieren organizar fútbol, campeonatos. Pero son muchos, son muchos. Fui a seis ciudades.
¿Tiene que ver con clubes de primera o juveniles?
Juveniles. Está el gobierno de por medio. Gente de las universidades.
¿Qué es lo que quieren de usted?
Que esté con ellos. Yo ya había ido a China a jugar y me volví. Ahora me decían "vamos acá, y ahora acá, y acá."
¿Va a volver?
No sé, vamos a ver.
¿En qué momento se dio cuenta de que el equipo del 86 lo entendía?
Antes de ir para allá (México). Enseguida te das cuenta.
¿Nunca tuvo dudas?
Sí, tuve problemas. Tuve problemas porque a veces no se entiende lo que uno quiere. Pero después a medida que pasan los meses, dos meses, tres meses, cuatro meses, te das cuenta.
¿Quién lo entendía mejor?
Todos. Porque los tomaba de a uno, de a dos, de a tres. Estaba con vos y papel y lápiz: esto es así, así y así. Tomaba de a cuatro, de a seis y no con papel y lápiz; video: el video es importantísimo. Vos con video te das cuenta enseguida.
¿Los citaba en su casa a Giusti, Batista, Burruchaga y Ruggeri y les mostraba videos?
A todos.
¿Qué les mostraba?
Los videos. Las jugadas. Cualquier jugada. De los rivales, de los nuestros, lo que hacíamos bien, lo que hacíamos mal.
¿Tenía un videocasete que se llamaba aeropuertos?
Sí.
¿De qué se trataba?
Cómo te subís al avión, dónde está el aeropuerto, cómo te sentás, cómo tenés que estar atento, qué tenés que decir.
¿Para qué se los mostraba?
Para que lo vieran. Tenían que estar atentos siempre.
¿De dónde lo sacó?
Lo grabé. Yo grababa todo.
¿Por qué llegó al extremo de explicarle a Olarticoechea junto a una pared al lado de una autopista cómo jugar en la Selección?
El Vasco quería ser mediocampista, él era mediocampista. Y nosotros habíamos cambiado la táctica. Bueno, lo conoce mucha gente, la última táctica es 3-5-2. Entonces él dice: "yo Carlos no puedo jugar de marcador de punta, quiero jugar en el medio". Yo le decía: "vas a jugar en el medio, porque vas a estar acá y después hacés así, vas a venir al medio y vas a venir para acá. No sos marcador de punta, vas a venir a jugar de mediocampista". Y así lo hizo. Él y Giusti. Con Giusti me pasó lo mismo. Giusti en Independiente era mediocampista. Yo lo ponía como, yo no decía que era marcador, marcador queda feo, ¿qué marcador? Un lateral mediocampista, mediocampista lateral.
¿No podía citarlo en un café a Olarticoechea?
Es que ese día íbamos con el coche. Se me antojó así.
"Transpiren y orinen sangre". Esa frase es suya.
Así me enseñaron.
¿Quién le enseñó eso?
En la facultad.
¿Qué significa?
Que tenés que hacer todo el esfuerzo para recibirte de médico, de abogado. Hay que transpirar sangre.
¿Y en un partido de fútbol?
Lo mismo. Hay que estudiar. Yo estudiaba a la tarde, a la noche y a la mañana.
Pero si uno transpira y le pone todo y no se llega al resultado. ¿Qué falló?
Yo me siento mal. Analizo lo que falló.
¿En el 90 qué falló?
Y en el 90… El fútbol es así. En el 90 tuvimos lesionados, qué va a ser. Es parte del fútbol. Tuvimos un par de jugadores lesionados que no se pudieron recuperar y es la suerte de estar bien o estar mal. Eso puede pasar en la vida también.
¿Por qué perdimos la final?
Se perdió la final por esas cosas que tiene el fútbol: partido parejo, parejo, parejo. Yo conocí a Alemania desde Dusseldorf, uno de los primeros partidos amistosos que jugó Argentina. Ahí me hice amigo de los muchachos, de Beckenbauer, de Rummenigge; todavía somos amigos. Alemania siempre me gustó. El primer partido ellos, cuando perdieron, vinieron a saludarme. Yo nunca saludé a nadie. Cuando terminó el segundo partido, los fui a saludar a ellos.
¿Por qué nunca saludó a nadie?
No saludo. Ni fu ni fa. Se gana, se gana; se pierde, se pierde. No estoy acostumbrado a saludar.
¿Cómo se enteró de que Alfonsín pedía que lo echaran?
Yo tenía amigos: los mozos de los restaurantes. En transporte tenía colectiveros amigos y taxistas un montón. Iba por ejemplo a Constitución, a la noche. A Retiro.
¿A qué iba?
A escuchar. Entonces en un taxi me decían "Carlos, Carlos, de vos dijeron esto" y me decían quiénes eran. Los taxistas saben todo. Vos te parás en Once, Constitución y Retiro y conocés todo lo que pasa en el país. Cuando van dos en un taxi, se creen que el chofer es sordo, y el chofer escucha todo. Iba a la noche y me contaban y así podía actuar.
¿Por qué cree que nunca más salimos campeones?
No sé. Eso no lo sé. Yo no estuve. Estuve uno más, ¿te acordás? Estaba de afuera, uno más que salimos segundos (2014).
Pero como analista del fútbol, ¿qué cree que pasó?
Puede pasar. Salir campeón es muy difícil. Siempre estuvo cerca. Estás a un gol, a medio gol.
¿Qué falló?
No es falla. Fueron partidos parejos. Cuando Argentina llegó a la final siempre estuvo parejo, no fue una cosa que el otro te mató.
¿Cuánto cobró por ganar el Mundial?
Qué sé yo.
¿No se acuerda? El negro Enrique se compró un 0 KM con el premio del 86. ¿Usted qué hizo con ese dinero?
Qué se yo. Nunca me fijé. Ni lo que cobré en Estudiantes, ni acá, ni en la Selección. Se fijaba mi señora.
¿Negociaba Gloria los contratos?
No, yo, pero ella compraba la casa, no le gustaba ésta, la vendía, compraba otra.
Ahora vemos partidos de todo el mundo en vivo, conocemos a todos los jugadores. En 1986 la TV argentina casi no transmitía fútbol de afuera. ¿Cómo se las arregló para conocer a los rivales?
Iba. Tengo más o menos veinte pasaportes. Iba con el sello y les decía "here please" para que me pusieran chiquito en una esquina. Iba y venía al hotel más barato, porque no teníamos una moneda. Eran dólares. Iba en económica a todos lados, después hotel barato y siempre me hacía invitar por un amigo a comer. Al mediodía o a la noche. En Italia, España, Inglaterra.
Desde 1978 para acá, ¿qué selección argentina cree que fue la que mejor jugó?
Jugaron todas bien. Creo que jugaron bien, yo no me fijo en eso. Vos decís, "ésta es buena, ésta es buena", yo creo que todas las selecciones fueron buenas. Después está el resultado. Esto es como el estudio. Vos me decís "me maté estudiando toda la noche". ¿Y cuál fue la mejor materia? La que me saqué 10, 10, 10, 10.
Lo que importa es el resultado.
Como las materias. Los chicos que estudian me entienden. La gente dice "eh, busca el resultado". Y los chicos que estudian, ¿qué hacen? Yo cuando estudiaba primero rogaba que me tocara una bolilla que sabía, que había estudiado más o menos, y después si me habían puesto 3, 4 o 5, el asunto era aprobar.
¿No salir campeón es un mal resultado?
No es un resultado bueno. A mí la gente cuando me ve por la calle me dice "lo felicito por el 86". Del 90 ni se acuerdan.
¿Sin Maradona Argentina era campeón en el 86?
Eso no se sabe. Había mucha gente que a Maradona no lo quería. ¿Por qué Bilardo pone a Maradona? Porque es buen jugador, y decían que no.
Usted le había sacado la capitanía a Passarella para dársela a Maradona.
Eso no me importaba mucho. A mí me importaba que el equipo tuviera un orden, que estuvieran bien entre los jugadores y después la decisión la tomás vos, ¿por qué? Como te enseñan en la facultad de Medicina, vos sos el cirujano y tenés cinco tipos que colaboran. Pero el que decide es uno.
Passarella fue el único de todos los jugadores con parásitos estomacales en México. Algunos dudaron por eso, porque fue el único con esa dolencia.
Vinieron los dos mejores médicos infectólogos y los dos mejores médicos de aparato digestivo.
¿Cómo puede ser que de más de veinte personas sólo a él le pasara eso?
Y bue, qué sé yo. Por eso yo dije, si vamos a tener médico nuestro, va a quedar toda la vida una duda, que si lo pusimos nosotros, que si fuimos nosotros. Entonces, ¿quién es el mejor del Distrito Federal? Fulano de tal. Traelo. Y vino él, que era el mejor gastroenterólogo del Distrito Federal.
¿Fueron los cubitos del whisky? (Raúl Madero, médico de la selección, contó que Passarella tomaba whisky por la noche y los cubitos eran de agua del grifo)
No sé. Yo hablaba con el médico, el médico me decía hacemos esto y esto, bien. Aparte se los dije a los periodistas: hablen con el doctor. El doctor no era un doctor de barrio: era un profesor. Tenía un nombre.
¿Qué pasó con la medalla del 86?
No sé.
Hay dos versiones, que no la recibió y que se la dio a unos pibes antes de subir al micro. ¿Dónde está?
La recibí y no sé dónde está.
¿Y la de Italia 90?
Menos que menos. La del segundo no la tengo. La del 86 la tengo que tener, no sé si se la di a mi nieto. Creo que se la di a mi nieto, creo. La del 90 no la tengo. Yo no estoy con eso de la Copa.
¿La tocó o no la tocó?
Creo que hay una foto. Pero ni fu ni fa. No le daba bolilla a las copas.
¿A qué le da bolilla?
Al título.
¿Por qué al título sí y a la Copa no?
Porque el título queda fijo.
La Copa también.
No. Cuando me recibí me dieron un certificado. No sé por dónde anda, sé que soy médico.
¿Cuando salió campeón del mundo le dieron algo así?
Creo que algo hay. No sé dónde está.
¿Se puede armar una selección sólo pensando en rodear a un crack, sea Maradona o Messi?
No. Que te marcan la diferencia, sí. Como la marcó Di Stéfano, la marcó Pelé, la marcó Diego, la marca Messi.
¿Sin Messi podemos ser campeones?
Y no sé. A mí dame a Messi. Lo mismo que Maradona: "No, Carlos, Maradona en la selección no va". Vos dámelo, después vemos.
¿Cómo conoció a Pablo Escobar?
En Colombia. En Colombia estaban todos, eran presidentes de los clubes, yo no te puedo decir no, no los conozco. Como acá: ¿conocés a Macri? Sí, lo conozco. A ver, ¿a quién más? ¿Conocés a Gámez? Sí, lo conozco. Al presidente de club, ¿cómo no los vas a conocer? Era gente de fútbol. Todos.
¿Le enseñó algo Pablo Escobar a usted?
No.
¿Lo de las fotos? Usted dijo que cuando la gente le pide fotos aparece con los brazos hacia adelante porque se lo enseñó él: "nunca abrazar a nadie, para que luego no te vinculen con otra persona por una foto".
Siempre salgo así [junta las manos]. No abrazo nunca a nadie. A mi hija, a mis nietos y a mi señora. Chau.
¿Por qué no abraza a nadie más que a ellos?
Porque viene un tipo, te abraza, vos lo abrazás y decís "a ver, son íntimos amigos". Entonces en las fotos estoy siempre así [vuelve a hacer el ademán]. Allá me dijeron "aquí no se abraza a nadie", en Colombia.
En 1992, América TV ofreció pagarle 500 mil dólares para debatir con Menotti. No aceptó. ¿Por qué?
¿Para qué? Es una polémica que no, dejá.
¿Si le pagaran un millón?
Tampoco. Yo no vivo de la plata. No me interesó nunca la plata. Me interesa vivir bien. Vivir bien es comer, poder tener un coche, salir con mi esposa. No tengo uhhhh.
¿Por qué se ocupaba de caminar la calle Corrientes para que los diarieros pusieran las tapas "para el lado de la vereda"?
Porque es importante. Prestame esto [agarra la hoja de las preguntas y la dobla al medio]. Acá yo pongo [señala la mitad superior] "La Selección es un desastre". Y acá [abajo] no dice nada. Yo les pedía a los canillitas que pusieran la mitad de abajo para que se viera.
¿Usted no quería que la gente leyera que la Selección era un desastre?
Si lo ponías así [de la otra manera], me matabas.
Pero la gente no tenía ningún poder sobre eso.
Pero esto sí [señala el papel que simula un diario]. Si vos vas por Corrientes y leés las tapas de los diarios en un quiosco, en otro kiosco, en otro kiosco...
¿Voy a convencerme de que la Selección es un desastre?
Queda. Queeeda, queda.
¿Qué opina de la Superliga?
No la entendí todavía. Yo compro Clarín. Cuando leo que se están peleando, que discuten, no me gusta. Es un país muy grande en fútbol, muy lindo. Y que estén así, que la C quiere ser la B, que la C quiere ser la A. No podés discutir así, todo lo que se haga acá se levanta en el resto del mundo. "Argentina está mal, Argentina en fútbol está mal." ¿Por qué estamos mal? Somos fenómenos. Fijate, en los últimos años somos los mejores en clasificaciones de los mundiales.
Pero no ganamos.
Está bien, pero estos últimos años, estamos arriba.
Pero estoy transpirando y orinando sangre y…
[Ríe] Sí, pero yo te digo. Primero, segundo, tercero, después otra vez tercero: estamos siempre arriba. Y vos leés el periódico y te agarrás la cabeza si estás afuera.
¿Va a volver a Tilcara?
Si voy no le digo a nadie. Un día caigo allá, y caigo. Voy a la iglesia. Pero no porque lo prometí: no lo prometí.
¿Por qué lo haría entonces?
Para ver. Porque me trataron muy bien. Para ir a ver. Sin saludar: voy, llego al aeropuerto, voy a la iglesia y me vengo.
1939
El 16 de marzo nace en el barrio porteño de La Paternal
1966
Se recibe de médico ginecólogo en la UBA. En fútbol, comenzó en las inferiores de San Lorenzo, pasó por Deportivo Español y Estudiantes de La Plata
1967
Con Estudiantes gana el Torneo Metropolitano. Luego llegarán tres Copas Libertadores (1968, 1969 y 1970) y la Intercontinental (1968)
1971
Debuta como DT de Estudiantes de La Plata. De 1976 a 1979 dirigiría en Colombia al Deportivo Cali, equipo al que le dio un subcampeonato de Libertadores
1982
Tras ser campeón con Estudiantes, reemplaza a César Luis Menotti en la Selección
1986
Es campeón del mundo en México. Cuatro años después, en 1990, obtiene el subcampeonato en Italia
DT
Dirigió a Estudiantes en tres ciclos, pasó por Deportivo Cali, San Lorenzo, Boca y Sevilla (España) y dirigió las selecciones de Colombia, Guatemala y Libia
2001
Anuncia su candidatura a presidente de la Nación (luego se bajaría). Hasta 2008 fue Secretario de Deportes de la Provincia de Buenos Aires, cargo que dejó para asumir como director de selecciones de AFA. Renunció en 2014
El futuro
Continuará con su programa La hora de Bilardo, que hace en Radio La Red, de lunes a viernes a las 23. Evalúa si en 2017 seguirá con el proyecto de trabajar en el fútbol juvenil en China