La producción de fotos se hizo en su departamento de Palermo, pero la charla con ¡Hola! Argentina fue en un bar-librería de Palermo Soho, donde Betiana Blum da clases de actuación. "El teatro es un acto de amor", reza el cartel que hay en el lugar. La gran artista –que por estos días protagoniza la obra No a la guita en el teatro Multitabaris– llega en taxi y, tras disculparse por los minutos de retraso, confiesa que en su corrida por llegar a la cita, se olvidó la billetera en su casa. "Por suerte tenía unos mangos en el bolsillo… [Se ríe].
Después de treinta y seis películas y cincuenta y nueve ficciones en televisión, Betty Ana (tal es su verdadero nombre) sigue siendo la favorita de los productores. Mientras organiza sus horarios entre las funciones del teatro, las reuniones por su próxima participación en la nueva película de Adrián Suar y Marcos Carnevale y prepara su regreso a la televisión, se las ingenia para no perder de vista a su nieto Renzo (11) –su más "acérrimo crítico"– ni a su hijo Sebastián Perrota (fruto de su matrimonio con el periodista Ricardo Perrota).
La risa ajena y la propia me llevan a un estado de felicidad absoluta. Son unos segundos, pero sentís que estás en un lugar grandioso del que no te querés ir
–Dejó Chaco, donde nació, para estudiar Letras. ¿Y en qué momento decidió dedicarse a la actuación?
–Más allá de lo que una planee, más allá de la idea que una tiene sobre su futuro, la vida indefectiblemente te coloca en determinados lugares que por lo general están muy lejos de tus proyectos originales. Hay una llama que se enciende y te lleva hacia otro lugar. Mi pasión por el teatro surgió de la literatura. Yo primero me enamoré de la palabra… Me acuerdo que cuando era chica papá me regaló una biblioteca entera de Espasa Calpe y ese se convirtió en mi mundo personal. Me volví una romántica: no sólo escribía poemas encendidos, también quería ser como Aurora, una compañera de colegio que siempre recitaba en las fiestas escolares. Recién cuando me cambié de colegio en el secundario –porque papá quería que hiciera el magisterio– tuve mi primera oportunidad para recitar en el acto del 9 de Julio con la marcha triunfal de Rubén Darío. "Ya viene el cortejo. Ya viene el cortejo. Ya se oyen los claros clarines, la espada se anuncia con vivo reflejo; ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines…". Cuando llegó el día, me paré frente a los padres y lo dije en voz alta… Se ve que en algún momento entré como en trance porque los aplausos de la gente me asustaron y me trajeron de vuelta. Ese fue el instante en que un público me llenó de felicidad.
–Sin embargo, empezó a estudiar Letras.
–Sí, me instalé en un pensionado de Barrio Norte y mientras estudiaba me presenté a un casting para hacer una obra de Ana Frank. No me tomaron y me indigné tanto que dije: "Ahora, yo voy a ser actriz".
–¿Su familia nunca se opuso?
–Nunca. Una vez a papá le hice una pregunta peligrosísima: "¿Qué pensás que voy a ser cuando sea grande?". Me miró y me contestó: "Lo que quieras, hija, lo que vos quieras". Con un padre así, imposible que se opusiera.
HACEDORA DE MOMENTOS
–¿Qué le provoca hacer reír?
–La risa ajena, y la propia también, me llevan a un estado de felicidad absoluta. Son unos segundos, pero sentís que estás en un lugar grandioso del que no te querés ir. El humor, en cambio, creo que es un don. Lo tenés o no lo tenés. Y si no lo tenés, chau. ¿Escuchaste hablar de la carcajada cósmica? Se dice que la vida misma es un gran chiste y en ese sentido, Dios creo que tiene el mayor sentido del humor.
–En la obra No a la guita interpreta a Rosa, una mujer viuda que sale con hombres que conoce a través de una aplicación de citas. ¿Alguna vez conoció a alguien de ese modo?
–¡No! Yo por ahora tengo Facebook, que manejo a diario y ahora mi asistente me abrió Instagram, pero nada de aplicaciones de citas. Bastante tengo con el Facebook, donde cada tanto me escriben para conocerme. Yo les contesto que este es un lugar de comunicación, no un lugar de citas. Los que me quieran conocer pueden ir directamente al teatro y saludarme.
–¿Pero le gustaría conocer a alguien?
–Sí, pero de igual a igual. Conocernos como en otros tiempos, encontrarme con alguien en la vida y empezar a salir, no por Internet. Detesto eso de que se acerquen a Betiana Blum, la actriz conocida.
–¿Extraña estar enamorada?
–El enamoramiento es una gracia que te da la vida, es una bendición. Yo estuve enamorada, me fue bien y también me fue mal. "Amé, fui amado", dice en un poema Amado Nervo. Y yo transité todo eso, así que estoy en paz. Muchas veces cuando tengo dudas o lo que fuere, traigo ese texto de vuelta en mi cabeza. Estuve enamorada, me amaron y ahora quiero más. [Se ríe]. Cuando miro para atrás, entiendo que me faltó más madurez para saber de qué se trataba el amor.
–¿A qué se refiere concretamente?
–Mis padres formaron una pareja muy linda, nunca los vi discutir y fui testigo de todas las veces que papá le regaló rosas a mamá en cada aniversario. Ese modelo lindo del amor pienso que, con el tiempo, me jugó en contra. Porque cada vez que discutía con alguien yo sentía que era el fin de todo, ¿entendés? Por eso digo que, en algunas situaciones, tuve una inmadurez absoluta. Ahora de grande puedo ver parejas que han permanecido a lo largo de los años con paciencia, sabiendo cómo atravesar las crisis, y entendiendo que el amor se construye día a día.
–¿Entonces el amor sigue siendo una materia pendiente?
–La relación más madura que tuve fue con Oscar Viale (actor, autor y dramaturgo). Estuvimos juntos cinco años. Bah, nunca duré más de cinco años con un hombre. Es como que yo voy para allá y quiero que el otro me siga. Nadie es perfecto, pero en una relación te tiene que importar el otro. Yo siempre me preocupé por mí, por estar bien yo. Entonces mis finales siempre tuvieron que ver con que quería algo que me interesaba y si el otro no podía estar de acuerdo, se tenía que correr. Durante mucho tiempo me dediqué al autoconocimiento, estudié y viajé. Está bien porque fui fiel a mí misma, pero en algún punto no tuve la madurez suficiente para detenerme y explicarle bien al otro por qué era tan importante eso para mí. Ya no puedo corregir el pasado, pero puedo cambiar algunas conductas ahora. Lo importante es que estoy lista para empezar de nuevo y me gustaría mucho volver a enamorarme.
Me encantaría conocer a alguien como en otros tiempos, encontrarme con alguien en la vida y empezar a salir, no por Internet. Detesto eso de que se acerquen a Betiana Blum, la actriz conocida
Producción: Laura Fernández. Peinado y maquillaje: Anabel Álvarez. Agradecimientos: Sathya, Adriana Costantini, Luna Garzón y Grimoldi.
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