"A veces me miro al espejo y me pregunto '¿Cómo seré yo realmente'?", confesó Fernanda, relacionista publica de 45 años. "Desde los 30 que voy una vez por semana a la clínica de estética, me hago criolipóllisis, radiofrecuencia, depi definitiva, botox, luz pulsada, relleno en labios, soy fanática de estar bien. No sé cómo sería mi imagen si no hiciera todo esto", dice consciente de que luce un aspecto de modelo televisiva, con una cara, un pelo y un cuerpo espléndidos.
Y vos...¿qué hiciste para verte tan bien?
Si te hicieron esa pregunta y no pensás contar toda la verdad porque, digámoslo, no tenés por qué andar revelando tus secretos, tal vez te sorprenda saber que hoy los tratamientos estéticos ya no son un tema tabú. Nadie se avergüenza de pasar por el consultorio de medicina estética, al menos ya no se intenta ocultarlo como hace años - recordemos la anécdota de "la avispa"-. Una de las razones es que junto con los avances en investigación, tecnología y equipamiento la oferta en materia de rejuvenecimiento y belleza cambió mucho.
Si antes, quien pasaba por el quirófano del cirujano estético, no podía ocultar el cambio notorio después de un lifting, una rinoplastia o una liposucción, las técnicas actuales,englobadas bajo el concepto de "mínimamente invasivas" permiten mostrar un aspecto más "natural".
Lorena, una empleada administrativa de 44 años hizo un tratamiento para alisar la frente y el entrecejo con inyecciones de toxina botulínica. "Sinceramente tenía miedo porque no quería cambiar las facciones de mi cara, una vez que lo realicé, el tratamiento quedó perfecto, supernatural, todo el mundo me señala qué fresca está la mirada pero nadie se da cuenta de que me puse botox".
Agnes, de 35 años, cosmetóloga un día notó que su piel estaba sin brillo y que empezaban a aparecerle unas líneas en la frente y alrededor de los ojos. Consultó con un amigo médico que le recomendó usar botox en forma preventiva, para evitar arrugas profundas en el futuro. "Fue lo mejor que pude haber hecho, ¡me encantó como quedé!", asegura.
Alejandrina, periodista de 47 cuenta que cuando cumplió 40 una amiga le regaló una sesión de botox porque le molestaban mucho las rayas que tenía "craqueladas " en la frente y de ácido hialurónico para levantar las ojeras. "Yo que soy antihacerme cosas pero me entregué. Tenia pánico, pero me senté en la camilla y confié. Después de ahí me iba a buscar a mis 4 hijos al colegio, si no me quedaba bien no sabía de qué me iba a disfrazar. Pero nada que ver, salí del consultorio lo más bien. Al día siguiente ninguna de mis amigas me decía nada, yo no entendía cómo no se notaba. Creo que la clave fue que me lo hice con una profesional muy seria que me puso las cantidades justas. Y dejé de usar base y correctores de ojeras. Al final terminé contando todo yo!".
Los médicos... ¿Cómo manejan las expectativas y la exageración?
Los últimos datos de la Sociedad Estadounidense de Estética y Cirugía Plástica (ASAPS), que señalan cuáles son los tratamientos estéticos no invasivos más utilizados durante 2018. Todos ellos disponibles en Buenos Aires y también, según lo que cuentan los especialistas locales, son los más pedidos por los consumidores en nuestro país.
Ahora bien, hay otro aspecto de la cuestión, menos estudiado o menos explicitado, que es el lado B de los tratamientos estéticos: la exageración. Son esos casos que se ven en las calles, en los gimnasios y cada tanto en alguna noticia sobre algún famoso. Los rostros desfigurados, hinchados de gente que no se conformó y pidió más y más intervenciones hasta lucir aspectos monstruosos que nos llevan a preguntarnos ¿qué le pasó? ¿Es que ningún profesional le pudo decir que no? ¿Cómo manejan las expectativas de los clientes / pacientes?
La doctora Griselda Seleme, cirujana plástica especialista en estética afirma: "Cuando un paciente asiste a la consulta evalúo sus antecedentes, ya sean de salud como de los tratamientos que se realizó previamente y sus expectativas. En segundo lugar me siento con el paciente frente a un espejo para observar su fisonomía, sus gestos, su piel y la dinámica muscular. En mi caso particular tengo un equipo 3D que me permite visualizar desde diferentes ángulos tanto la fisonomía como otras características de la piel y los juegos de sombras faciales".
Afirma el doctor Christián Sánchez Saizar dermatólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología que las exageraciones no deberían ocurrir: "La tendencia mundial son las soluciones estéticas no invasivas que ofrecen un abanico de opciones cuyo denominador común es embellecer sin agredir. Hoy la gente busca lo natural, y esto es lo que ofrecen los tratamientos no invasivos de última generación, de los cuales ya hay más de 7 millones de tratamientos realizados en todo el mundo con un 95% de tasa de satisfacción".
"La paciente no tiene ideas fijas de lo que le está pasando pero sí tiene sentimientos. Tal vez viene y me pide que rellene el surco nasogeniano pero cuando yo le pregunto '¿qué sentís, qué ves cuando te mirás al espejo?' Tal vez me responda me siento cansada o me siento triste o me siento con la cara que se me está cayendo...", señala el cirujano plástico doctor Raúl Banegas y prosigue: " Entonces, viene el consejo del médico. En escucharla y orientarla en lo que tendría que hacerse, con fundamento, con fotos, con softwares, con el espejo. Quizá lo que necesita no tienen nada que ver con lo que vino a buscar. Capaz vino a buscar relleno de pómulos y lo que le falta para su armonía facial y su estructura es rellenar el mentón". En la misma línea Banegas destaca que: "Los tratamientos no invasivos permiten reemplazar o retrasar el paso por el quirófano y tienen el beneficio de que sus efectos son temporales. De este modo, podemos adaptar los resultados no sólo a cada rostro, sino a cada etapa de la vida, modificando las dosis, priorizando distintas zonas y, fundamentalmente, trabajando de manera integral, con un enfoque tridimensional, para mantener la armonía y naturalidad de la cara a pesar de los cambios que se producen con el paso del tiempo".
Top 5 de tratamientos que más se piden en Argentina
- Toxina botulínca: para plancharte como Manuelita. Se convirtió en el tratamiento estético más pedido, y desde hace ya 20 años, sigue primero en el ránking de los tratamientos más demandados", asegura Lucas Ponti, dermatólogo miembro de la SAD y ejecutivo de Allergan. El éxito del tratamiento radica en que, bien aplicado, este compuesto borra todas las líneas de la frente y el entrecejo que hacen que una persona luzca con un aspecto de preocupación, que suma años a su apariencia. El botox también puede usarse para las arrugas de la nariz, algunas zonas del cuello, las comisuras de los labios y para delinear el contorno de la cara y recolocar las cejas.
- Ácido hialurónico y otros compuestos para rellenar surcos. Los rellenos o fillers son una de las alternativas más utilizadas en la armonización facial. Sus aplicaciones en estética son múltiples, ya que no sólo se utilizan para atenuar arrugas, sino también para reponer volúmenes perdidos, para reestructurar contornos faciales y para mejorar la calidad de la piel. Hoy no solo son sinónimo de rejuvenecimiento sino que son aliados clave en la prevención, corrección, o tratamiento integral a la edad, sin perder la naturalidad" declara Raúl Banegas.
- Esculpir las adiposidades localizadas sin cirugía.En Argentina un estudio del laboratorio Allergan estima que la preocupación por la adiposidad localizada es constantemente alta en todas las edades. El 74% de las personas prefiere tratamientos no invasivos a una cirugía. Tanto para los hombres como las mujeres la seguridad y la eficacia en los resultados son dos puntos clave a la hora de optar por un tratamiento mientras que la esperanza de la dieta y el ejercicio postergados son las principales barreras que tenemos los argentinos para comenzar a ocuparnos. Coolsculpting es un procedimiento no quirúrgico que reduce selectivamente la grasa no deseada usando una tecnología de enfriamiento de las células de grasa para inducir una eliminación natural y controlada sin afectar el tejido circundante.
- Quitar manchas y afinar la piel en invierno."Lo que más se realiza en esta época del año son aquellos tratamientos que emplean tecnología fotosensible como por ejemplo el Sorisa Photocare, que combina la luz verde, por sus efectos de activación enzimática, con la luz amarilla, por su efecto tonificante." describe a Dra. Daniela Sánchez (MN 142323), Directora Médica de Bioesthetics Health & Beauty Club, un centro de medicina estética especialista en tratamientos no invasivos. También esta época del año es la indicada para aplicar ácido hialurónico en el rostro y realizar peelings profundos.Toda la aparatología que emplea luz es la indicada para tratar diversas afecciones como acné, hidratación en profundidad y tratamiento de arrugas.
- Depilación definitiva, el mas unisex de los tratamientos. Lo piden hombres y mujeres, un viaje de ida para quien no resiste la cera depilatoria ni los pelos en ciertas zonas del cuerpo. Cuando se habla de depilación definitiva, el láser se presenta como un indiscutido porque fue el método pionero presente por muchos años en los tratamientos y la tecnología evolucionó a más y mejores métodos de aplicación. La novedad este año es el método SHR (Super Hair Removal, por sus siglas en inglés) que utiliza la técnica de barrido In-motion que mantiene el láser en movimiento constante, para cubrir más superficie en menos tiempo.
¿Puede la belleza ser natural?
Aunque término natural, filosóficamente hablando, no alcanza a dar cuenta de la verdad de nuestra existencia humana, todavía se sigue apelando a este concepto como el ideal de belleza. Ahora bien: levante la mano quien tenga la seguridad de que su aspecto, su rostro, su cuerpo, la forma en que se presenta al mundo, sea completamente natural. ¿Alguien se anima? Repasemos...
Seguramente antes de salir de casa se bañó con un jabón perfumado, se lavó el pelo con un shampú nutritivo, se cepilló los dientes con una pasta con menta o fluor, se afeitó y se puso una loción para cerrar los poros, o limpió su rostro con un algodón embebido en agua micelar y luego lo untó con una crema hidratante. Probablemente se haya quitado un vello del entrecejo con una pinza de depilar, se haya cubierto un granito con un corrector o se haya cubierto el cutis con una BB cream, o una base matificante. Tal vez usó un protector solar para evitar las manchas solares, porque se sabe, los rayos ultravioletas actúan incluso en las estaciones frías del año y, tal vez se sabe un poco menos, pero hay quienes ya lo tienen en cuenta, las radiaciones de las luces artificiales y las pantallas de computadoras y dispositivos móviles también aceleran el envejecimiento cutáneo.
Personas más resueltas probablemente hayan acudido al gimnasio o a la cita en el gabinete del especialista. Hoy quizá tocaba un peeling, uno de los tratamientos que se aconseja hacer en invierno a mujeres, veinteañeros de todos los sexos y hombres que buscan afinar la piel de su rostro para regenerar colágeno y lucir una piel más fina y luminosa. O tal vez tiene agendada la cita mensual para su sesión de depilación definitiva (¿es que todavía queda gente que se somete al martirio de la cera depilatoria en esta época?) o tenga una consulta para saber cómo levantar un poco los párpados, borrar ese gesto de preocupación eterna que provoca la arruga del león que se instaló en el entrecejo, o eliminar los trazos de cansancio que sugiere la caída del contorno facial, ese que lo hace ver como un bulldog.
Definitivamente, nada de lo que hace a la forma y la apariencia de nuestro cuerpo en la actualidad puede considerarse natural. Desde la simple ducha cotidiana al tratamiento estético o cirugía plástica más sofisticada, las "tecnologías del yo" -como las bautizó Michel Foucault- están a la orden del día y no parece que su sofisticación vaya a detenerse. Todo lo contrario. Como muestra Paul Preciado en su Testo Yonqui, el filosofar acerca de todas estas prácticas, termina demostrando que hasta la noción misma de género no es natural. Nuestros cuerpos fueron, son y serán intervenidos siempre a lo largo de la historia.
Tal vez, la pregunta pase no tanto por cómo nos vemos sino por cómo actuamos. Ser conscientes y elegir cómo y qué tipo de personas queremos ser, por lo que hacemos y por lo que damos al mundo, más allá de cómo luzca nuestro envase.