Leer y manejar, leer y cocinar, leer y correr. Leer y hacer otra cosa en simultáneo parecía imposible hasta que aparecieron ellos: los audiolibros. La mayoría de los oyentes que consumen estas narraciones son personas menores de 35 años a los que les gusta leer, pero fueron perdiendo el hábito por algún motivo, generalmente por falta de tiempo. Si bien hasta hace poco la oferta de audiolibros se reducía a rubros como la autoayuda, hoy a nivel global ya se amplió a todos los géneros.
Se trata de un gran desafío para la industria porque producir contenido de audio no es tan sencillo: requiere mucho tiempo y tiene costos altos de grabación y edición.
Y esto responde a que durante seis años consecutivos, la venta de audiolibros no hizo más que aumentar. En 2017, en Estados Unidos se registró un incremento de más del 26% en relación con el año anterior. Plataformas como Amazon –que hoy controla más del 40% del mercado– y Storytel –creada en España– se están abriendo lugar de forma exitosa en este nuevo negocio.
El mercado argentino
Pero ¿por qué aún no se percibe un gran desarrollo de audiolibros en Argentina? Pablo Fernández, periodista especializado en innovación editorial, cree que el problema es la falta de contenido local: "Escuchar al autor del libro es un plus con respecto al papel, pero en Argentina aún hay muy poco contenido en español que pueda generar tracción", dice. Daniel Benchimol, especialista en estrategias digitales para el sector editorial, considera que solo es cuestión de tiempo que las plataformas distribuidoras se instalen en el país. Aclara que se trata de un gran desafío para la industria porque producir contenido de audio no es tan sencillo: requiere mucho tiempo y tiene costos altos de grabación y edición. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucedía con los libros digitales, los editores sí abrazan el negocio de los audiolibros porque creen que les ampliará el mercado y les permitirá llegar a personas a las que no llegan con el papel.
A pesar de las dificultades, algunas grandes editoriales del país ya dieron sus primeros pasos. Penguin Random House fue una de las pioneras. Bajo este sello, Pablo Fernández y la periodista especializada en innovación Martina Rua grabaron su libro La fábrica de tiempo. Relatan que el trabajo fue arduo: les tomó unas cinco sesiones de entre tres y cuatro horas grabar un libro de 216 páginas. Rua comenta que la tarea requiere mucha preparación de la voz y de la entonación para lograr cercanía y complicidad con el lector. Además, insiste en que es un gran trabajo en equipo: "Había un editor encargado que nos acompañó durante toda la grabación, y un operador técnico que nos despejaba todas las dudas que teníamos".
Hoy en la editorial cuentan con un catálogo de más de 500 audiolibros en castellano, mientras que en 2016 la oferta era tan solo de 70 títulos en formato de audio. Actualmente, los más vendidos son Homo Deus, de Yuval Noah Harari y Padre rico, padre pobre, de Robert T. Kiyosaki. También hay títulos de autores nacionales como Claudia Piñeiro, Jorge Fernández Díaz y Samanta Schweblin.
A diferencia de lo que sucedía con los libros digitales, los editores abrazan el negocio de los audiolibros porque creen que ampliará el mercado y permitirá llegar a personas a las que no llegan con el papel.
Pero Penguin Random House no es la única editorial en el país que produce audiolibros: Grupo Planeta también lo hace. Entre los 405 audiolibros que lanzó, algunas novedades son Historias de diván, de Gabriel Rolón, narrado por él mismo; Cornelia, de Florencia Etcheves, libro en el que se basó la película Perdida; y Emoción y sentimientos, de Daniel López Rosetti.
El futuro del libro
Y frente a toda la evidencia, cabe preguntarse: ¿acaso estamos presenciando la desaparición del libro? "No hay que ser tremendistas. El audiolibro es más complementario que destructivo", afirma Fernández. Y agrega que el audiolibro no se consume tirado en la cama, como el libro, sino que viene a ocupar otros espacios, como los que antes ocupaba la radio. Benchimol, por su parte, identifica dos motivos principales por los que bajaron los niveles de lectura: por un lado, nuevos consumos culturales –Netflix es el principal– que le hacen competencia al libro: "La persona que antes tenía el hábito de la lectura hoy tiene una oferta mucho más atractiva y tentadora, y termina abandonando ese hábito", dice. Por otra, hay una necesidad de que aparezcan nuevos modelos de negocios y formas de distribuir contenidos. "Lo que está más en crisis es la lógica de que los libros se distribuyan en librerías y que los lectores tengan que ir a las librerías a compararlos", aclara y con esto refuerza la idea de que más allá de los diversos formatos –papel, digital, audio– el libro nunca ha de morir.
¿Dónde comprar audiolibros?
Si bien aún no hay tiendas que ofrezcan una experiencia de compra pensada exclusivamente para los argentinos, sí existen algunas plataformas en el mundo en las que pueden conseguirse audiolibros en castellano. Algunas de ellas son Audible, Storytel, iTunes y Audioteka. Las grandes editoriales locales, por su parte, lo ofrecen desde sus propios sitios.