Sexo, mentiras, grabaciones… ¡y mucho fuego! Se suponía que 1992 iba a ser un año de fiesta para Isabel II. El Reino Unido se había preparado para celebrar el Jubileo de Rubí que marcó el 40° aniversario de su ascensión al trono de siete países. Sin embargo, el 24 de noviembre, durante un breve discurso que ofreció en Guildhall (el viejo ayuntamiento de la City), la Reina disparó una frase que definió su estado de ánimo y que quedaría grabada en la historia para siempre: "1992 no es un año en el cual voy a mirar atrás con total placer. En palabras de uno de mis corresponsales más simpático, ha resultado ser un "annus horribilis", dijo. Luego se sabría que el "simpático corresponsal" que le sopló esa línea fue su ex asistente y secretario privado, Sir Edward Ford. Y si bien la Reina no entró en detalles, todos los presentes entendieron a qué se refería.
Apenas cuatro días antes se había incendiado el castillo de Windsor, el único lugar al que ella acostumbraba llamar "mi hogar". La intimidad de palacio se debatía en los tabloides que reproducían charlas "de alto voltaje" de príncipes y princesas con sus amantes. De pronto, la familia real se puso en la mira de los paparazzi, que lograron retratarlos en situaciones nunca antes vistas (ni siquiera pensadas). Para colmo, como si se hubiesen puesto de acuerdo, los tres hijos mayores de Isabel se separaron. Encima, la isla de Mauricio se convirtió en república y, si bien pasó a formar parte del Commonwealth, la Reina temía que se convirtiese en un "mal ejemplo" para el resto de sus colonias. En 1992, la imagen de la familia real británica alcanzó uno de sus picos de popularidad más bajos. Pero lo que jamás imaginó Isabel II fue que, casi treinta años después, volvería a atravesar un nuevo "annus horribilis"...
Comenzó 2020 golpeada en lo más profundo de su alma:,el nombre de uno de sus hijos aparecía en crónicas policiales acusado de haber abusado de menores. Inmediatamente después llegó el anuncio de los duques de Sussex, que no le dieron siquiera el beneficio de enterarse del Megxit antes que el gran público. Atravesó el trance sin perder la inconfundible flema británica, pero en el seno de la familia real siguen abriéndose nuevos frentes. Su marido, el duque de Edimburgo, requiere cada vez más atención médica. Y las rupturas siguen cortando ramas en su árbol genealógico: el primer divorcio de un nieto y también el de uno de sus sobrinos. No se ha pronunciado aún, de forma contundente, acerca de cómo la está tratando este año. Pero no mucho mejor que 1992, evidentemente.
A continuación, los casos que marcaron 1992 y 2020, los peores años de su vida.
1992. ESCUCHAS ESCANDALOSAS Y SEPARACIÓN
Todos sabían que el matrimonio de Carlos y Diana no funcionaba. Sin embargo, en 1992 la prensa perforó el blindaje que históricamente protegía a la familia real y, a través de "pinchazos" y paparazzi, expuso las relaciones que mantenían con sus amantes. Primero, el 23 agosto, llegó el "Squidgygate", la publicación de una charla telefónica entre Diana y James Gilbey, su amigo de la infancia. En treinta minutos, él la llama "darling" catorce veces y le dice "squidgy" (que se puede traducir como ‘esponjoso’) cincuenta y tres veces. Diana le manifiesta su preocupación por mantener sus encuentros en secreto y le dice que tienen miedo de quedar embarazada. Fue tal el escándalo en Reino Unido que abrieron una línea telefónica especial que permitía al gran público escuchar el contenido de la cinta por 36 peniques el minuto.
Sus secretos de alcoba se debatían en los tabloides. Allí se publicaba, al detalle, el romance entre Carlos y Camilla (entonces casada con el oficial de la armada Andrew Parker Bowles, íntimo de la princesa Ana). Aunque el "Camillagate", la inolvidable exposición de una charla privada de seis minutos y alto contenido erótico entre Carlos y la duquesa de Cornwall, donde él le dice que quiere "vivir en sus pantalones", llegaría recién en enero de 1993. Antes, en el mes de junio, el periodista Andrew Morton publicó Diana: su verdadera historia, un libro de 448 páginas donde la princesa revelaba la agonía de su matrimonio y sus intenciones suicidas.
El 9 de diciembre, finalmente, el primer ministro John Major confirmó que Carlos y Diana se separaron "amigablemente".
1992. ARDE EL CASTILLO DE WINDSOR
El 20 de noviembre, cuatro días antes del histórico discurso de Guildhall, el castillo de Windsor ardió en llamas. No se sabe con certeza qué provocó el incendio aunque se cree que el farol de uno de los empleados que participaban en tareas de renovación de la capilla privada prendió fuego la cortina del altar. Las llamas destruyeron nueve habitaciones principales y dañaron otras cien. No hubo grandes pérdidas en obras de arte, ya que el área en refacción había sido vaciada. Doscientos bomberos trabajaron quince horas hasta apagar el incendio que dañó gravemente la construcción (de principios de siglo XI). Tras un intenso debate donde se discutió quién debía pagar los arreglos, la Reina o el Estado, comenzó la restauración que terminó recién en 1997 y costó 48 millones de dólares. Gran parte se pagó a través de un fondo que reunía dinero a partir de los tickets vendidos para visitar el palacio de Buckingham y del estacionamiento de los autos en los parques que rodean Windsor.
1992. LA PRINCESA ANA SE DIVORCIA... ¡Y SE VUELVE A CASAR!
El 23 de abril, cinco semanas después de que Buckingham anunciara la intención de los duques de York de terminar con su matrimonio, la princesa Ana obtuvo su divorcio del capitán Mark Phillips. Su boda, celebrada en Westminster y televisada para todo el mundo, finalmente no derivó en un cuento de hadas. En 1991, tras un ADN ordenado por la corte de Nueva Zelanda, Phillips reconoció a una hija extramatrimonial que tuvo con la maestra Heather Tonkin. Fue la gota que rebalsó el vaso y terminó por romper el matrimonio. Lejos de sentarse a llorar, el 12 de diciembre Ana se casó con Timothy Lawrence, un ex oficial de la marina británica que enamoró a la princesa trabajando como petisero de Isabel II.
1992. FERGIE, EN LA MIRA DE LOS PAPARAZZI
Sarah Ferguson protagonizó el primer escándalo real de 1992, cuando trascendieron unas fotos suyas de vacaciones en Marruecos junto al norteamericano Steve Wyatt. Lo que indignó a la opinión pública fue que en las imágenes también aparecían las princesas Beatriz y Eugenia. En marzo, Buckingham anunció que los duques de York decidieron divorciarse. Pero lo peor estaba por venir: en agosto los tabloides publicaron fotos de Fergie haciendo topless en Saint Tropez junto al millonario tejano Johnny Bryan. La imagen que usaron todos en portada fue la de él chupándole el dedo pulgar de su pie izquierdo. El diario The Sun dijo que las imágenes impulsaron sus ventas al nivel más alto en cuatro años.
2020. ANDRÉS EN JAQUE: ABUSO SEXUAL Y RED DE TRATA DE MENORES
El 19 de febrero último las campanas de la abadía de Westminster repicaron en honor del príncipe Andrés para celebrar su cumpleaños número 60. Pero el tercer hijo de la reina Isabel II, octavo en la línea de sucesión al trono de Gran Bretaña, que tuvo su auge de popularidad en la década del 80 cuando se lo presentaba como un héroe por su participación como piloto de helicópteros en la guerra de Malvinas, está atravesando su peor momento, en "caída libre". En 2019 trascendió que el duque de York mantuvo una estrecha amistad con el financista Jeffrey Epstein, que regenteaba una red de tráfico y abuso de menores y se quitó la vida en prisión el 10 de agosto pasado. Luego se sumó la denuncia de la abogada norteamericana Virginia Roberts Giuffre, que dijo que Andrés la obligó a tener sexo cuando ella era menor. En noviembre pasado, ante semejante escándalo, el príncipe anunció que se apartaba "por un futuro previsible" de sus funciones públicas. Hoy cultiva el perfil bajo. Su plataforma Pitch@ Palace, que promueve el trabajo de emprendedores, perdióveintitrés anunciantes. Los alumnos de la Universidad de Huddersfield empezaron una campaña para sacarle el título de rector honorífico. Sólo tiene el respaldo de su madre, con quien compartió su única aparición pública de 2020, el 19 de febrero, cuando fueron juntos a misa en Sandringham.
2020. RUPTURAS EN LA FAMILIA REAL
Cada divorcio representa una división en el seno de la familia real. Y este año comenzó golpeando fuerte el corazón de los Windsor. El 11 de febrero Peter Phillips, el mayor de los ocho nietos de Isabel II, anunció que comenzó el trámite de divorcio de la canadiense Autumn Kelly, su mujer durante los últimos doce años y madre de sus hijas Savannah (9) e Isla (7). Una semana más tarde, David Armstrong- Jones, sobrino de la Reina, hijo de la princesa Margarita y el fotógrafo Antony Armstrong-Jones, que hace uso del título Lord Snowdon que previamente utilizó su padre, anunció que decidió divorciarse de su mujer Serena, con quien llevaba veintiséis años casado.
2020. EL PORTAZO DE HARRY Y MEGHAN
El 8 de enero, a través de su cuenta de Instagram (@sussexroyal), un medio de comunicación que nadie se hubiese atrevido a usar para grandes anuncios en Buckingham, los duques de Sussex revelaron su decisión "de dar un paso atrás como miembros senior de la familia real y trabajar para ser financieramente independientes". La noticia sorprendió al mundo y también a Isabel II, quien se tomó diez días para responder públicamente, ella sí a través de un comunicado real. La histórica renuncia fue bautizada como "Megxit" por el periodismo. Los Windsor aún debaten detalles de la salida de Harry y Meghan. ¿Podrán usar la marca "Royal Sussex"? Al día de hoy, se sabe que se radicarán en Norteamérica y que su último día como representantes de la familia real será el 31 de marzo próximo. Trascendió, además, que dentro de un año la Reina volverá a revisar las condiciones de esta resolución que hizo hablar a todo el mundo.
2020. LA DELICADA SALUD DE FELIPE
El duque de Edimburgo, marido de Isabel II desde hace setenta y dos años, no está bien. El 25 de diciembre pasado salió caminando de su última internación (que duró cinco días) pero no se lo volvió a ver en público. Felipe se retiró de los deberes públicos en agosto de 2017 después de haber participado en 22.219 compromisos desde 1952. Dejó de manejar hace un año, tras chocar su Land Rover contra otro vehículo cerca de la finca de Sandringham. Hoy, recién a los 98, su reconocida "salud de hierro" parece reflejar el paso de los años.
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