Ale Sergi: "El destino y el azar son ciencias exactas"
El público de rock le había dado -literalmente- la espalda. Pero al cantante de Miranda! la crítica lo fortaleció. "Algo es porque tiene que ser, no me creo tan poderoso como para modificarlo." Ahora integra una superbanda
Virus está en el escenario del teatro Ópera. Es 2011 y Una luna de miel en la mano, uno de los hits de la banda, comienza a sonar al mismo tiempo que el cantante, Marcelo Moura, le da la bienvenida al músico invitado así: "Un aire de frescura en la música: se llama Ale Sergi y es de Miranda!". De pantalones de jean y camisa marrón manga corta abotonada hasta el cuello, Sergi aparece en escena con su sonrisa de niño que ha logrado la estatura para por fin sentarse en esa montaña rusa. Pero, apenas comienza a cantar . algo no anda bien.
–Me tiraban cosas, algo me estaba pegando en el cuerpo. Pensé que estaba todo mal hasta que vi que eran caramelos. ¡Ah, caramelos de miel entre tus manos, ¡es algo de ellos! Estaba todo bien.
Ya habías tenido rechazos del rock en Paraguay y en Cosquín, ¿qué pasó ahí?
En Cosquín tiraron, pero no fue para tanto, tocamos dos veces. La primera vez hubo parte del público que se puso de espaldas directamente, era a la tarde. Después tocamos a la noche como número ya más central y cayeron un par de piedras. Pero tampoco fue para tanto. En Paraguay sí tuvimos que irnos, tocamos sólo tres canciones. Nos habían programado porque se había caído no sé quién y cada vez que nos anunciaban la gente abucheaba. Estábamos para el churrete; 2006 sería. Rellenaban vasos de plástico con arena y tiraban. Pero a mí cuando me pasan esas cosas me gusta porque me acuerdo cuando iba a ver a Miguel Abuelo o a Virus, que a veces les tiraban cosas también y eso me marca que estoy por el camino correcto.
¿Cuando te rechazan?
De esa manera y en esos lugares. Tampoco es cómodo, pero en ese momento hasta me parecía lógico. Cuando aparecimos éramos un grupo polémico. Prefiero que sea así, porque todos los artistas que a mí me gustan son así. Con el tiempo se fueron acostumbrando, pero al comienzo éramos unos raros, payasos, que no sabíamos ni tocar ni cantar y que todo era una pavada. Ahora hemos logrado que ese pensamiento se revierta, porque para nosotros lo que hacemos no es una pavada. Y si somos diferentes es a propósito.
Como andar vestido new romantic por Haedo en tu adolescencia...
Sí. Me pintaba acá (señala desde el extremo del ojo hacia la oreja) con témpera roja, tenía el pelo parado, tipo Nada Personal. La camisa prendida hasta el cuello y borcegos con el pantalón babucha metido.
Y era Haedo, ochentas, rock.
Me gritaban de todo. No sé por qué lo hacía… Primeramente porque me gustaba la estética. Y un poco por llevar la contra, pero también era porque me gustaba otra música. Pixies, Sonic Youth, también iba a ver Divididos y Los Piojos, me gustaba todo; no entendía mucho esa divison que había.
Desde el Oeste, Sergi se tomaba el tren Sarmiento para llegar a Palladium. A ver a Los Redondos, Soda Stereo, Riff. Entonces era el cantante del grupo con más pretensión rockera que tuvo: Mama Vaca. En esos tiempos probaba con romper su voz, hacerla más grave, "para que diera más rockera. Eso en Miranda! lo abandoné, empecé a cantar con la voz más limpia", cuenta Sergi, que ahora integra la flamante Meteoros junto con Cachorro López, Julieta Venegas y Didi Gutman, de Brazilian Girls. La banda ha lanzado su primer álbum este mes y tocará en la próxima edición del Lollapalooza.
En 2004, cuando salió el disco Sin restricciones, fue la explosión de Miranda! ¿Lo esperabas?
No, pero estaba un poco más curtido, ya tenía treinta años; cuando grabé mi primer disco con Mama Vaca tenía 22. Tenía la fantasía de que grabar un disco te cambiaba la vida y no pasó. En esa época, principios de los noventa, no era tan sencillo como ahora grabar; eran muy pocos los que firmaban con una compañía. Ahora todos se graban su disco, hay compañías más pequeñas, más grandes. Eso me sirvió porque cuando encaré Miranda! tomé todo con más calma. Cuando armamos la banda no pensaba en vamos a sacar un disco, sino vamos a tocar por los bares de por acá. Al principio Miranda! era una pista, cantábamos y ya, una guitarra como mucho. Entrábamos en un taxi. Éramos tres, Juliana y yo cantando, Lolo en la guitarra y la pista la llevábamos en un mini disc.
Cuando fue esa explosión de 2004, ¿a dónde volvías de esas giras?
Vivía en un departamento chiquito en Malabia y Córdoba y estaba ahorrando para mudarme a algo más grande, un PH en Chacarita. La semana que hicimos los primeros Gran Rex –dos funciones superllenas– coincidió con mi mudanza, pude comprar ese PH. Fue cómico porque dos semanas después me lo podía haber comprado de vuelta. En ese aspecto mi vida cambió mucho en ese momento.
¿Estabas listo para ese éxito?
Siento que estaba preparado para el fracaso, porque ya me había pasado. Para del éxito no sabía mucho. Lo que sí me vino bien es que sabía que no era para siempre.
¿Seguís pensándolo?
Sí. Bueno, ahora pienso de otra manera, pienso que nos hemos ganado un lugar y más allá de eso fui bastante precavido y fui armando un estudio, ahí trabajaré el resto de mis días, pase lo que pase. Tengo la sensación de que la música es mi modo de vida y subsistencia. Siempre ha sido mi pasión, pero recién ahora siento firme y no veo que algún día deba buscar otro tipo de trabajo.
¿"Recién ahora"? ¿Y cuando Gustavo Cerati votó en 2002 Imán como mejor canción?
Ahí sentí el reconocimiento. Que con el tiempo te llamen para pedirte canciones… Eso ya se vuelve como más real. Lo otro es un mimo, una buena onda que nos recontra sirvió, qué mejor: ¡nuestro músico admirado nos prestó atención! En ese momento yo pensaba que quizá todavía tenía que volver al otro trabajo, que me gustaba también.
El otro trabajo era la empresa de sonido E&S, por Esteban y Sergio, los dueños. Y también por eventos y servicios. Allí Sergi –que antes había trabajado como empleado administrativo en Terrabusi–, fue el encargado del sonido de la banda The Beats durante un tiempo y también fue el sonidista de los presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa en sus discursos de apertura en la Feria del Libro. De Alfonsín también, pero no durante su presidencia. Con ese trabajo se compró el PH de Chacarita.
La mudanza de Sergi del Oeste a la Capital fue crucial. "La música que yo tenía ganas de hacer era más entendida acá. Si bien no estamos tan lejos, en Haedo hay mucha conciencia de grupos que tocan superbien, que ensayan y hay una cosa más rockera, que está buenísima. Pero cuando vine para acá empecé a laburar en Cemento y viendo cómo trabajaba Omar [Chabán], se me armó como otra idea de grupo, que era esto de vamos con pista, no importa si no toca nadie. Ahora es algo más usual, pero en el momento no. Yo había visto a Leo García, a Baccarat.
Dijiste que les robaste todo a ellos dos.
¡No quiero somar como un criminal! (ríe). Pero sin ninguna duda, cuando los vi fueron dos espectáculos que me partieron la cabeza. A Leo lo vi por primera vez en Ave Porco, cantando con una pista, una cosa superhipnótica, su voz, la música. Y Baccarat me parecía alucinante cómo con tan poco –una pista, un cantante y dos chicas– hacían un show tan efectivo. Me acuerdo de un festival, cuando llega Sergio Pángaro, con un minidisc. Se lo entrega al sonidista y le dice: "Mi set". Yo aluciné, este tipo es un genio: viene en bondi, le da esto y canta. Yo venía del otro grupo, estaba podrido de cargar batería, sonido, tumbadora; era una pesadilla. Veía que ellos se preocupaban por el show cuando en esa época había grupos que a mí me gustaban mucho, pero que en el escenario eran apagados.
No había show, era un mostrar cómo toco.
Claro, yo lo veía como desgano, hasta vergüenza. Parecía que la actitud más cool era que no te importara que hubiese público. Y a mí sí me importa, ¡si no no iría! Ahora estoy de festival, porque tengo catering buenísimo. Pero cuando empezás con una banda es muy duro: he llegado a lugares y que el dueño esté pintando el escenario, no hay ningún camarín o tenés que rogar para te den una birra. Me acuerdo la primera vez que nos convidaron un vino. En el diario se había anunciado que íbamos a hacer un acústico, gratis. Acústico que éramos un desastre: una guitarra. Era una porquería el show. Se llenó de gente. Cuando terminamos, el hombre de la barra nos mandó un vino. Eso fue fuerte. Cuando vas a tocar pedir algo en la barra es como un insulto. Realmente sufrí maltrato, desidia. Te gastan, es difícil.
De un pibe vestido new romantic en Haedo al que le gritaban puto en la calle a ahora. ¿Avanzamos?
Sí, aunque sigue habiendo prejuicios. Pero sí que avanzamos, si sos gay y querés casarte con tu pareja podés hacerlo. Antes era impensado. Pero aún hay gente que discrimina. Lo que pasaba mucho es que todo el mundo festejaba la discriminiación. "¡Eh, puto!" y se reían.
Está mal visto ahora. Ése es un avance, la condena de la mirada de los otros al que discrimina ...
Eso pasa. Un comentario homofóbico hace veinte años resultaba cómico, ahora no. Hace un tiempo Molotov cantaba "Puto". Yo no sé si saldría una canción así ahora.
Cuando sacaste el disco con Moura (Choque) contaste que cuando dijeron de hacerlo no tenías nada listo, que escribiste "en función de lo que me parecía que faltaba". ¿Creás desde la falta?
A veces sí. Nunca comienza así, pero generalmente cuando tengo ocho canciones pienso: ¿qué falta? ¿Un tema más climático? Nunca le di mucha bola a la letra, siempre me interesó más la música. Al principio todo era un fluir, lo primero que me venía. Pero si es lo primero que viene, va a ser siempre lo mismo. Ahora trato de ponerme otras reglas: en Safari traté de hacerlas más a conciencia, exigirme más. Era seguir haciendo siempre lo mismo o cambiar.
Pero si lo otro había funcionado, ¿por qué cambiar?
Para no repetir porque no me da la cara. Ya hace quince años que estamos. Hay que cambiar. Otra cosa superfuerte para mí fue el legado de [Luis] Spinetta y de Gustavo [Cerati]. Soy fanático y para mí ellos dejaron una sensación de excelencia total. Su legado es feliz por eso. Todo lo que hizo Spinetta fue tan mágico… cuando falleció pensé que era ese el camino: ya está, logramos ser el grupo de moda, llamar la atención, hemos logrado trabajo constante. Tratemos de ir a más, que es lo que ellos han hecho. No sé si voy a llegar, pero en eso estoy ahora.
¿Sólo en la música o en otros aspectos?
En el aspecto personal lo estoy haciendo. Tratar de progresar, pasar a otro nivel.
¿Qué significa pasar a otro nivel?
Tener un compromiso formal real y, ocasionalmente, formar una familia. No te estoy diciendo que lo desee, ni que tenga esa sensación de lo necesito. Pero si surge me gustaría experimentarlo.
Ahora no estás en pareja.
No.
¿Alguna vez quisiste ser papá?
Una o dos veces.
¿Ahora lo pensás?
Sí, pero lo pienso a partir de conseguir una madre. Para mí es a partir de que conozco a alguien y de ese amor me surge… Lo veo así. Entonces es un poco más difícil (ríe).
Las letras de los primeros discos de Sergi son un diario íntimo al alcance de un googleo. Tan personales son que alguna vez dijo que a cada canción podía ponerle nombre y apellido.
¿Te arrepentís de esa exposición?
No, al contrario. Lo más difícil para escribir es encontrar de qué hablar. Hasta que descubrí que tenía que ser como si estuviera hablando con un amigo. Entendí que lo que a mí me pasaba, a la gente también le sucedía. Lo que más me dispara ideas son frases, títulos. Tu misterioso alguien; ésa es de Lost.
¡¿De Lost?! La canción, balada de amor triste, dice cosas como ¿Quién es tu nuevo amor, tu nueva ocupación, a quién has ocultado de mí todo el tiempo para no matarme?...
¡Sí! (Ríe) Hay un capítulo en el que Locke le habla a uno de la escotilla y dice algo como "ahí tenés a tu misterioso alguien". Y pensé: "tu misterioso alguien, qué buen título". Y ahí agarré e hice otra cosa.
De aquellas épocas hiperconfesionales es Tu juego. La letra habla de una traición, pero la música es festiva. Como una tristeza maníaca. Algo de una novia tuya, ¿que se va con un amigo?
No recuerdo si era así… Me parece que fui yo y la di vuelta (ríe).
¿Vos fuiste el que dejó?
Ahora que lo pienso, me parece que sí. Pero no quería ser un hijo de puta en la letra entonces agarré y la cambié.
Una banda no elige su público –Miranda! es furor en niños y preadolescentes sin haberlo planeado–, tampoco se puede saber qué pasará con una letra. ¿Cómo te llevás con eso?
Es mágico, me encanta no saber qué puede pasar.
¿En tu vida también?
Hay cosas que no, ¡quiero creer que el auto está en el garaje!
Claro, pero me refiero a que hay quien se lleva mejor con la sorpresa, el destino.
El destino y el azar son ciencias exactas. Algo es porque tiene que ser. Acepto mi destino. Lo que me toque es lo que me tiene que tocar. Alguna vez leí que cada gota de la lluvia cae justo donde debe caer. Me parece que estamos dentro de una organización celestial.
¿Tu vida está escrita?
Estoy convencido.
¿Quién la escribió?
No sé, ¡diosito! (ríe a carcajadas). No sé quién, pero no me creo tan poderoso como para poder modificarla. Tampoco es que me quedo sentado esperando que las cosas ocurran, pero si hay algún cambio que yo genere es porque yo era el agente para generarlo.
¿Te hiciste una carta astral?
¡No! Me está mandando mi terapeuta hace como un año, tendría que ir, ¿no?
¿Descubriste algo ahí?
Sí, mucho. Descubrí cosas que puedo mejorar para sentirme mejor. Me enfoco mucho en lo que hago, tengo la suerte de vivir de mi pasión y es algo que ha ocupado mi vida casi entera. Me desarrollé mucho en ese aspecto y hay cuestiones personales que tal vez fui dejando de lado. Con la terapia puedo trabajar esos asuntos para volverme una persona lo más feliz posible.
En 2013 dijiste que buscabas "atajos para la tranquilidad". ¿Qué tenías que tranquilizar?
(Piensa). Ya no busco más atajos. No sé a qué me estaría refiriendo puntualmente, pero grandes cosas personales las resolví en base a fórmulas o negaciones. Y como siempre tengo tanto regocijo y alegría y adrenalina, cubro con eso todo lo demás.
Esa cosa tan alegre que todo lo toma te llevó puesto.
Claro. Como En plan travesti radical, la canción de Fangoria. Muchas veces he tomado ese camino, ahora trato de no hacerlo. Eso también tiene que ver con ese próximo nivel.
Nombraste antes a Chabán. Hace unos meses dijiste que lo extrañabas. ¿Tuviste repercusiones? Chabán quedó en un lugar poco feliz luego de Cromagnon...
Nos tenemos que hacer cargo todos. Lo mismo que pasa ahora con Callejeros: no considero que tengan que ir presos. Recuerdo que dos semanas antes de que fuera lo de Cromagnon estábamos con Miranda!, explotando, llenando lugares que no estaban preparados para recibir la gente que nos iba a ver. Recuerdo un recital en Haedo: estaba reventado de gente y cuando empezamos a tocar una de las columnas de sonido se empezó a mover. Mi pensamiento fue: ¡rock n’ roll, somos lo más!. Hay una suerte de violencia festiva en la que todos nos metemos, y no voy a andar señalando. Yo también he sido víctima del inconsciente colectivo que celebra la torpeza. Lo que pasó ese día fue una torpeza, pero no fue sólo culpa de Chabán y de Callejeros. Los primeros involucrados son los chicos que prendieron los 3 tiros porque si no te das cuenta que vas a tirar eso en un lugar cerrado y se puede prender todo…Todos son responsables, les cabe responsabilidad. Nos podría haber pasado a nosotros: habíamos tocado en Cromagnon y estaba contemplado el gasto para la polícía cuando hacías el bordereaux. Entonces, ¿la culpa la tiene quién? Estábamos todos en la movida. Estábamos yendo en una dirección equivocadísima y terminó de la peor manera.
Cuando tu viejo cumplió 40 años te diste cuenta del paso del tiempo; lo veías grande. "Siempre pensé en esa edad como límite para mí". Tenés 44, ¿caíste en la crisis de los 40?
¡No, porque ahora pienso en los sesenta! Cuando tenía veinte decía "cuando cumpla treinta voy a hacer"… no sé qué. Y "me pongo las pilas". Pero no sé con qué. Cuando cumplí treinta dije a los cuarenta. Y ahora es a los sesenta. Y no sé ahora qué haré.
Ése es el próximo límite.
Sí, pero no sé de qué. Siempre pensé que algo cambiaría, pero ahora me doy cuenta de que no quiero cambiar mucho nada. Sí progresar. Además, cuando cumplí veinte no tenía ningún trabajo relacionado con la música. A los treinta no había terminado de pegarla, pero estaba con lo del sonido, mal que mal…
Y ahora estás en 44. De acá hasta los 60.
Es un período útil
Cerca los 65, y ahí te jubilarías...
¿Pero hay jubilación de esto?
1971
Hijo de un abogado y una profesora de piano, el 5 de octubre de 1971 nace, en Morón, Alejandro Gustavo Sergi Galante
1998
Conoce a Juliana Gattas y se muda a Capital Federal, donde su música es más entendida; en el Oeste manda el rock
2002
Saca su primer disco con Miranda!: Es mentira. La explosión de la banda será dos años después, con Sin restricciones
2013
Escribe las letras del musical Y un día Nico se fue. Este mismo año se transforma en muchacho de chimentos por su romance con Andrea Rincón
El futuro
En 2016 subirá a escena el segundo musical que escribió, Yiya (sobre Yiya Murano, la envenenadora de Monsterrat). Con Meteoros se presentará en marzo en el festival Lollapalooza
Maquilló: Mery García para Estudio Mery Garcíawww.estudiomerygarcia.com.ar Peinó: Oscar Fernández Roho. Agradecimientos: Locación Roho Hair Boutique. Sillón de tapa: Deco design