Le llevó exactamente 41 años, varios meses de llanto, la lectura ávida de muchos libros y largas horas de perseguir su objetivo para despertar a su nueva vida. Todo comenzó una tarde de verano, mientras, en una pausa de descanso, tomaba una taza de té y contemplaba el horizonte desde su oficina con vista a Puerto Madero y al río. "De golpe se me cruzó un pensamiento: cuando termine el mandato, quiero volver a ser freelance, pero esta vez que sea con todo, laburando de lo que amo y ganando el dinero que merezco. Los pensamientos son imanes pero yo en ese entonces no lo sabía".
Rosario Gerardi tenía en ese momento un puesto directivo en el área de comunicaciones digitales de una empresa y estaba a cargo de un un equipo de profesionales talentosos con los cuales compartía desafíos y objetivos. También tenía un muy buen sueldo y ganas de progresar en el rubro.
Sin embargo, los meses de apogeo terminaron pronto. Las presiones y la constante demanda por cumplir con determinadas metas se volvieron demasiado pesadas para Rosario y el cuerpo comenzó a pasar factura. Ella, que casi nunca se enfermaba, ahora se la pasaba en cama, con fiebre intermitente y sin poder hablar de la inflamación de ganglios que tenía. "El cuerpo ya no sabía cómo gritar y yo no lo escuchaba, por el contrario, lo anulaba con remedios y antibióticos".
Consciente de esa situación, a partir de ese descubrimiento, Rosario empezó una búsqueda para sanar. Pero, a decir verdad, no sabía ni que buscaba. Y casi por instinto entró en YouTube y buscó videos sobre cómo recuperar la confianza. Tenía que reconocerlo, era una persona escéptica. Pero un día en una cena en su casa, su hermano le contó sobre un amigo que estaba muy deprimido por la muerte de uno de sus padres, y que había encontrado en el mindfulness una herramienta para salir adelante. "Mi respuesta fue en tono burlón: algún chanta que le saca la plata a la gente".?
De todos modos, se mantuvo firme en su propósito y los videos de superación, especialmente los de Tony Robbins (autor de libros de desarrollo personal, finanzas y orador motivacional estadounidense), se volvieron moneda corriente en sus días. "Igualmente yo seguía en mi pozo, sin saber cómo salir, de hecho, con cuanta persona hablaba le decía casi con desesperación: me encuentro en un círculo vicioso, sin ver la salida. Sentía que tenía una vida sin sentido. Me levantaba, iba a trabajar, volvía, estaba con mi familia, y me iba a dormir. Y la historia se repetía sin cesar".
Escribir el futuro
Corría febrero de 2019, Rosario estaba suscrita al newsletter de una terapeuta española que ofrece clases para la transformación laboral. "Empecé con una desconfianza atroz a mirar su primera de cuatro charlas. Las dos primeras las miré sin demasiado interés. El día de la tercera masterclass, mi marido perdió su trabajo sin previo aviso, sin indemnización, y todo absolutamente todo quedaba en mis espaldas. Ese día, mis hijos empezaban en un colegio nuevo, más caro que el anterior. Ahora, tenía una mochila enorme que cargar, todos los gastos de la casa dependían de mi, con un trabajo que me resultaba una tortura. En mi desesperación empecé a jugar con mi mente, esperando un milagro que me salvara y me permití soñar cómo sería mi vida, de que trabajaría, y dejé volar mi imaginación".
Pero los días no cambiaron demasiado y Rosario se aferró a la lectura de textos de superación personal para transitar aquel duro momento que le tocaba atravesar. Mientras, en el trabajo, llegó el lanzamiento de un nuevo sistema del área y la demanda se volvió prácticamente insostenible. "El teléfono no paraba de sonar ni un segundo, contestaba mails y por cada respuesta llegaban otros cien nuevos. El tiempo había dejado de existir y de golpe me sentí presa, ahogada, no podía respirar. Lloraba. Me sentía miserable. No lograba mantener la paz y la calma en mi cabeza. Vivía con angustia, ansiedad. Siempre estaba con la mirada puesta en el futuro, y en el ¿y sí pasa tal cosa? Y justamente siempre esos pensamientos eran pensamientos negativos, catastróficos, sin esperanza ni posibilidad de algo mejor".
Un día decidió empezar a trabajar en su futuro, ese que antes no sabía cuál quería que fuera, pero que en ese momento podía describir con lujo de detalles. Entonces arrancó a escribir su ebook y a diagramar lo que sería su página web. Sabía lo que hacía y trabajar por su cuenta no era novedad para ella. Durante nueve años había tenido su blog Guía Más Chicos, que fue el que me había dado la posibilidad más grande de su vida: escribir para Disney, un lujo en su carrera.
Y ahora necesitaba darle un vuelta de tuerca a su vida. Ya no quería que la maternidad, una parte esencial en su vida, fuera la principal. "Quería ser yo, mostrar mis talentos, mis conocimientos y ponerlos al servicio de mi comunidad, y de cuanta persona llegará a mi vida. Empecé un ritmo de trabajo casi enfermizo, necesitaba horas en mi vida, así que decidí levantarme a las 6. Cambié el horario de trabajo para entrar a las 7 am así podía salir a las 15, y trabajar desde las 15:30 que era a la hora que llegaba a mi casa hasta casi las 22/23 de la noche diagramando mi web y escribiendo el ebook".
El cuerpo pasó factura de nuevo. Volvieron las migrañas y esta vez con aura, lo que le impedía hacer cualquier cosa ya que se le nublaba la vista por completo. Necesitaba escribir y trabajar en la computadora y ¡no veía! "Muy a mi pesar, decidí bajar un poco el ritmo y no quedarme hasta las mil horas. Iba a tardar más pero no tenía otra, las migrañas venían por estrés y yo tenía que escuchar. Seguía leyendo, instruyéndome, los meses pasaban y mi marido seguía sin trabajo y yo trabajando en mi futuro emprendimiento".
De la mano del libro Sincrodestino de Deepak Chopra, Rosario comenzó a comprender las leyes del Universo y descubrió el poder de la intención y cómo eso se manifiesta en la vida. Así, casi como un juego, y en modo desafío para ver cuán cierto era el asunto de intencionar, probó pidiendo una suma de dinero bastante importante para que ingresara en su hogar. La pedió durante varios días y después se olvidó del tema por unas semanas.
"A los pocos días esa suma exacta era la que le ofrecieron a mi marido para un nuevo trabajo. Yo estaba que no lo podía creer. Durante los meses del curso, seguí leyendo sin cesar y empecé a desentrañar cada una de las creencias limitantes que tenía y que ni siquiera sabía que estaban ahí. Una de ellas siempre había sido con el dinero, por haber mamado en mi casa que el dinero es malo, y que quien lo tiene en abundancia algo habrá hecho.? Me costó horrores desarticular esas creencias y entender que el dinero es también energía que llega a nosotros en la medida que lo dejemos llegar"
En diciembre, ese trabajo que sentía que la tenía atada llegó a su fin y empezó para ella una nueva oportunidad de crear la vida de sus sueños. Hoy, después de muchos meses de formación, y bajo el lema "Reprogramar la mente para ser feliz" da cursos para emprendedoras o personas que quieran iniciar su emprendimiento, y también para quienes están cansados de luchar contra la vida, que no ven la salida. "Con mi emprendimiento dando sus primeros pasos y con la esperanza y la certeza de que todo lo que deseo e intenciono llega a mi vida soy una persona feliz", explica luego del largo camino recorrido.
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