50 Best: ¿qué le cambia a un restaurante el hecho de estar en la lista?
Amamos las listas y los rankings, de cualquier cosa. Las listas están en el top 3 de lo que más clickeamos y funcionan muy bien, porque seguramente ya están pensando cuáles son las otras dos.
¿Cuántas listas "50 Best" hay? Son tres listas de restaurantes –mundo, Asia y Latinoamérica– y una de bares (donde Florería Atlántico quedó en el tercer puesto). En la del mundo, este año en el primer lugar vimos a Mauro Colagreco, nuestro platense que logró al mismo tiempo la tercera estrella Michelin, y también entró Don Julio, que en la lista de América Latina que se conoció el jueves llegó al puesto N°4 (nunca un restaurante argentino llegó tan alto en ese ranking). Pero, ¿qué significa la lista de los 50 Mejores Restaurantes de Latinoamérica?
Por empezar, esta lista indica que los restaurantes que allí aparecen fueron los más votados por un jurado de 252 personas, compuesto por cocineros, periodistas y clientes globales. Empezó en una revista inglesa y hoy compite con la guía Michelin por lugar en los medios. ¿Qué le cambia a un restaurante el hecho de estar en la lista? Podríamos decir que los primeros 10 lugares son los más competitivos, porque las reservas empiezan a la mañana siguiente del anuncio. Y se llenan, a veces, por meses.
El resto de la lista se asegura trabajo y empleo. Que no es poco en una industria en la que hoy están cerrando muchos lugares...
Por otro lado, recordemos que el turismo relacionado a la gastronomía es uno de los que mas creció en los últimos 20 años: la gente viaja para comer. Cuantos más restaurantes tiene un país en la lista, más turismo atrae. Por eso es importante que los 50 Best de Latinoamérica se hayan realizado en Buenos Aires esta semana.
Alrededor de 500 personas llegaron a la ciudad y algunas siguen a distintas partes del país, aprovechando el viaje. Los que vienen a los premios son referentes –jurados, cocineros, pasteleros, periodistas, aficionados–.Todos con gran influencia en ese mundo particular del turismo global que viaja para "probar" ciudades, conocer restaurantes, mercados, regiones.
Más allá de si estamos de acuerdo o no con poner en una escala arbitraria una lista de lugares, más allá de toda discusión, eso pasa, es una realidad: se mueve mucho turismo con esa lista en la mano.
Entre los restaurantes de la lista hay locales con inversiones millonarias, de grupos empresarios, y también está por ejemplo El gran Dabbang, un pequeño restaurante en Scalabrini Ortiz hecho a pulmón, con los ahorros del cocinero, y que el jueves ocupó en el puesto N°46 de la lista 2019. También restaurantes con menú degustación y los mejores vinos, y otros que son únicos y asombrosos pero simples.
Hay algunos que quedan por años en la lista, otros que van y vuelven, suben y bajan.
Indiscutible
Cómo se toma cada uno el premio, cómo lo perciben los demás, controversias y opiniones, quedan de lado. La fuerza que tiene que los cocineros de Latinoamérica estemos conectados es imparable. El resto es subjetivo.
Para los cocineros de la región, y creo que en esto hablo por la mayoría, es una excusa para juntarnos, forjar y reforzar año a año el sentido de comunidad. Compartir, ayudarnos y de a poco alinearnos para causas comunes. Es extraordinario que tantas personas que trabajan y viajan tanto logren reunirse una vez al año. Y eso es lo que celebramos.
Durante años la excusa fue Mistura en Lima (traccionada por la fuerza natural de Gastón Acurio), que hizo de la feria una visita obligada y esperada por todos, para vernos, conocernos, crear camaradería y amistades. No solo entre países de la región, sino del mundo: la cita era ahí. Y nuestra gastronomía encontró su lugar. El escenario latino cambió después de eso.
Aquel espíritu hoy continua con los premios, donde vemos entrar restaurantes de cocineros jóvenes, lugares que están en diversas ciudades que no necesariamente son capitales, haciendo que la comunidad crezca. Quizás, en algunos años, la excusa para reunirnos cambie; quizás los premios no sean relevantes, pero ya no hay vuelta atrás. La fuerza de estar conectados se siente y el sentido de comunidad es real.
Que en la Argentina, en estos años, hayamos logrado mirar nuestra gastronomía con otros ojos, y que hoy podamos mostrar a través de todos los que nos visitaron esta semana aquello que hay mas allá de una lista, es emocionante y nos llena de orgullo.
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