48 horas en Tigre: la escapada natural más cercana a Buenos Aires
La idea de no trasladarse demasiado y en lo posible, de resolver la escapada dentro de la misma ciudad, adquiere un encanto especial con la multiplicación de ofertas en Tigre. El Delta del Paraná puede considerarse, en este sentido, una revelación turística, a tan sólo hora y media del Obelisco.
Cómo llegar y cómo moverse
A Tigre se puede llegar en tren, desde Retiro, en la línea Mitre y también con el Tren de la Costa, cuyo recorrido comienza en la Estación Maipú y finaliza en la Estación Delta. En colectivo, la línea 60 ramal hacia Panamericana y en auto, por la Autopista del Sol, Acceso Norte, ramal Tigre.
Una vez ahí, las lanchas colectivas son la forma más común para moverse desde la Estación Fluvial de Tigre (Gral. Mitre 319), eso sí, es necesario consultar horarios y frecuencias en la boletería o por teléfono. La línea Interisleña no sólo ofrece transporte funcional sino también una gran oportunidad de espiar el estilo de vida que a los porteños tanto nos intriga. Para quienes busquen algo más a medida, Julio Delta Trips se destaca por ofrecer un servicio privado en lancha diseñado a pedido de los clientes. Los tour son guiados por residentes en inglés y en español.
Vacaciones express
Delta Eco Hotel (Rio Carapachay 605) captura la esencia de la región y propone un espacio de confort y contacto con la naturaleza, rodeado de los verdes más diversos. Está en boca de todos por su fabuloso spa y su variedad en opciones de alojamiento, de habitaciones a cabañas con muelle privado. Piscina climatizada, senderos y pasarelas para caminatas completan el fin de semana perfecto. El dato: solo admiten huéspedes mayores de 10 años.
En la misma línea, a hora y media pero esta vez, de navegación río adentro, emerge La Becasina. Se trata de 15 bungalows de madera suspendidos sobre el arroyo Las Cañas que aseguran una estadía silenciosa en un escenario subtropical de escasa población. El lugar para instalarse durante una estadía invernal es la acogedora chimenea del living. Existen además, opciones más familiares como la Morada (Arroyo Caraguatá 147): un proyecto familiar que abrió en 2005 con cuatro habitaciones, y luego se fue expandiendo. En 2017 ganaron el Tigre de Oro de Hotelería, que es la distinción que da el municipio de Tigre como premio por la calidad de los servicios e instalaciones.
El proyecto de Graciela Diamante y su marido, emplazado en un entorno natural único, fue creciendo, principalmente, de la mano del turismo local, que representa el 95% de sus clientes. Para ellos, la clave de este desarrollo es mantener el trato personalizado que los diferencia de los hoteles grandes. "Creo que nuestro crecimiento fue posible porque se logró imponer a Tigre como destino", advierte. "Si todo va bien, en dos años nos vemos creciendo mucho más e incrementando nuestros eventos corporativos", augura.
Para comer
Sobre el Paseo Victorica, en una hermosa casona de 1890 asoma una terraza al Río Luján que invita a probar todos los sabores del agua: pescados y mariscos en clave gourmet con una vista excepcional en María Luján (Av. Victorica 511) ¿La novedad? La interesante carta de vinos tomó vida propia y una vez por mes propone una degustación guiada de una bodega.
Si la intención es adentrarse en el Delta y en las historias de los isleños que reciben turistas, Un lugar en el arroyo (Arroyo caraguata 137). Kanoo (Rio Sarmiento 54) es una experiencia de conexión con la energía del río y su fluir, para pasar la tarde en un ambiente naútico, hacer kayak y probar una gastronomía sustentable. En invierno, en el jardín, prenden fuegos para poder seguir disfrutando del río hasta que cae el sol.
El Atelier Chez Lissie (Río Capitán 769) es desde hace 50 años, un clásico. Esta casa funciona como un restaurante que se hizo conocido por sus ravioles caseros amasados con palote por la gran Lissie, de 72 años. También se destaca por su parrilla y postres como el sabayón con nueces pecán y los panqueques.
Circuito Nordelta
Otra ruta es encarar para Nordelta y cortar la rutina con un fin de semana de bienestar fuera de serie. Una habitación 5 estrellas con vista a la bahía y un sky spa con circuito de aguas para pasar unos días increíbles. Esta es la propuesta de Wyndham Nordelta para desestresarse sin irse muy lejos, en un espacio de lujo y relax que además tiene un pool bar y un restaurante peruano de categoría.
Muy cerca, un agradable paseo de compras a cielo abierto con tiendas deco, moda y la Vermuteria Barra para arrancar la noche: un espacio novedoso con una completa carta de comidas que maridan a la perfección con su coctelería clásica y de autor.
Pinceladas de natura
Si la intención es conectarse con la particular energía del Delta, aún en invierno, nada mejor que un paseo en lancha. Empresas como Sturla Viajes y La Flota Rabaska ofrecen paseos por el río y por arroyos cercanos para que los visitantes tengan un perfecto panorama de los canales. Estos últimos además, organizan avistajes de aves. Reciben grupos y agencias especializadas y también a simples curiosos que iniciarse en la magia de mirar mejor el entorno.
Delta Experience combina una travesía en catamarán por la naturaleza del Delta con un recorrido a través de la gastronomía de todas las regiones de Argentina. Los pasajeros podrán descubrir productos frescos y vinos de cada zona y aprender mientras observan vistas panorámicas espectaculares. El recorrido dura dos horas y media y se puede elegir finalizarlo en una isla privada con playa. Sale de lunes a lunes a las 18 y la capacidad es de 80 cubiertos.
Los imperdibles
El Museo de Arte de Tigre y el Museo del Mate son puntos especiales para quienes quieran pensar en el folklore de la zona. El último presenta una colección original de dos mil piezas de Francisco Seutellá, un entrerriano que solía exhibirlas en Paraná y finalmente decidió compartirla a los bonaerenses. A través de los años, el Puerto de Frutos sigue siendo una de las principales atracciones. Sus muebles de mimbre y adornos continúan resultando ofreciendo un paseo irresistible para las retinas. Una vuelta por China Town para darle una cuota étnica al paseo y una sesión de reflexología para volver como nuevo.
LA NACION