¿Divertido o desagradable? Mugbankers: se filman comiendo y son furor en las redes
La tendencia nació en Corea del Sur y de a poco se expandió al mundo, con millones de seguidores y un único propósito: mostrarse ingiriendo grandes cantidades de comida
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Alerta spoiler: si te resultan molestos los sonidos que produce una persona al masticar o el ruido que hacen los alimentos al crujir, probablemente, este texto te desagradará. Durante los últimos años, Internet nos ha regalado distintos fenómenos con los que entretenernos y sentirnos acompañados. Uno de ellos son los mukbangers, es decir, usuarios que se graban mientras ingieren grandes cantidades de comida y luego lo comparten en las redes sociales.
Originalmente, esta tendencia comenzó en Corea del Sur cuando en 2010 un sitio web llamado AfreecaTV empezó a transmitir en vivo a estos jóvenes mientras devoraban enormes fuentes con alimentos durante varios minutos e incluso horas. Desde ese momento, los espectadores ya podían interactuar con ellos en vivo, hacerles preguntas y también criticarlos. Con el tiempo, dichos usuarios se mudaron a otras plataformas más masivas como YouTube y, posteriormente a Twitch.
Además de la cuestión visual, uno de los aspectos fundamentales de los mukbangs es que el sonido con el que son grabados debe ser ASMR (Autonomous Sensory Meridian Response). Esta tecnología permite que, al escuchar las transmisiones, todo lo que suceda en la pantalla se sienta como si sonara justo al lado del oído. Esto resulta fundamental sobre todo al momento de captar crujidos, sorbidas y expresiones de placer durante la comilona.
Uno de los primeros mukbangers fue un joven surcoreano apodado Banzz, quien se convirtió rápidamente en una estrella dentro de esta práctica. Sabiendo comunicarse con su audiencia, alcanzó más de tres millones de suscriptores en AfreecaTV, en donde hasta le dieron un premio en 2016 por su gran rendimiento en la plataforma. Tiempo después, también obtuvo más de dos millones y medio de reproducciones en YouTube.
A la hora de ingerir estas grandes porciones no se evidencian diferencias entre hombres y mujeres, ya que todos comen a la par. Una de las representantes femeninas que también ha sido furor dentro de este micromundo es Dorothy, quien sumó el valor agregado de cocinar sus propios platos y mostrar el paso a paso de las recetas.
Muchos se han preguntado por los motivos del éxito de esta moda, y una de las posibles explicaciones radica en las dificultades que una gran parte de la población surcoreana presenta al momento de comer en soledad. Este fuerte prejuicio social resulta muy bien representado en la serie Let’s Eat, en la que el personaje de Soo-kyung, una divorciada de 33 años, se ve obligada a organizar planes con sus amigos y compañeros de trabajo sólo para poder ir acompañada a conocer algunos de los nuevos restaurantes de su ciudad.
“Algunos surcoreanos pasan solos muchos periodos de tiempo y buscan algún tipo de medio de comunicación para cubrir su necesidad social”, explicó el crítico cultural Jeff Yang durante una entrevista con la BBC. Por su parte, el profesor Moon Shin-il, integrante de la universidad surcoreana de Myongji, atribuyó la viralización de este fenómeno a un hecho científico: las neuronas espejo, que serían las responsables de provocar en el ser humano el sentimiento de empatía. Según sostiene el investigador, dichas neuronas “hacen que un espectador hambriento pueda quedar satisfecho con sólo observar a la otra persona comer”.
Mientras que aún se estudia el impacto de estos videos en la sociedad, podría decirse que, gracias a la globalización, esta moda se expandió hacia todos los rincones del mundo y que hoy existen mukbangers de múltiples nacionalidades. Como podría esperarse, este fenómeno también vino aparejado de un fuerte lado B: hubo una contundente crítica hacia los hábitos alimenticios poco saludables que pregonan y el escaso respeto que presentan hacia el medio ambiente (debido a que se desperdician grandes cantidades de comida durante sus transmisiones). De hecho, a raíz de estos videos, el gobierno chino ha lanzado en el 2020 la campaña “Plato limpio”, que busca concientizar sobre la importancia de comer de forma responsable.
A medida que la cantidad de reproducciones fue aumentando, las empresas pusieron la lupa sobre estos jóvenes influencers, quienes se convirtieron en embajadores silenciosos de sus marcas. Esto llevó a que el año pasado los mukbangers coreanos se vieran obligados por YouTube a aclarar de forma explícita cuáles eran las empresas que los financiaban. “Lo admito y me disculpo por no mencionar las promociones pagas en algunos de mis videos”, tuvo que salir a explicar, por ejemplo, la usuaria Eat with Boki, quien tiene más de seis millones de suscriptores en su canal.
Dándole una vuelta más a esta moda, restaurantes y hoteles del mundo decidieron tomar la idea de estos videos pero adaptándolos a sus necesidades y estetizándolos para seducir a los clientes. Uno de los casos más llamativos fue el de la cadena W Hotel, que introdujo en su sucursal de Washington (Estados Unidos) un maxidesayuno llamado Sip & Slup. Esta exclusiva propuesta estuvo disponible durante un breve período de 2019, tuvo un costo de 285 dólares y fue ideada principalmente para youtubers e instagramers, ya que venía acompañada por un micrófono y un soporte para el celular. Como frutilla del postre, la publicidad fue protagonizada por Antoni Porowski, el especialista en comida y vino de la serie Queer Eye de Netflix.
A lo largo de casi ocho minutos, el influencer, quien cuenta con más de cuatro millones seguidores en su cuenta de Instagram, probó y combinó hamburguesas, pizza y papas fritas con helado de crema americana, jugos y langosta.
Más cercanos a esta idea, en nuestro país, el restaurante de comida asiática Koko también apostó por utilizar los mukbangs para promocionar su reducto de forma creativa. “Nosotros le ponemos mucho énfasis a buscar nuevas ideas, traer conceptos de afuera, y los videos los veníamos viendo desde hacía mucho tiempo”, explica Mateo Renzulli, quien está al frente del local.
Sin tener que viajar hasta Corea del Sur, el dueño de Koko cuenta que encontró parte de su inspiración dentro de la propia ciudad de Buenos Aires. “Hay una gran cultura coreana en la zona de Flores, allí los restaurantes tienen televisores y te pasan los videos de mukbangs”, advierte.
Con ánimos de alejarse de la sensación de atracón que pueden transmitir algunos de los videos tradicionales, los mukbangs creados para este restaurante fueron realizados por Parda, una productora especializada en videoclips y contenidos, que elaboró una serie de videos con una estética en la que se busca transmitir el placer de disfrutar de un rico plato. En este sentido, Miche, creadora de los cortos junto con su socia, Sol Purriños, cuenta: “Una de las referencias que tomamos fue La cantina de la medianoche, que si bien es una serie japonesa, nos gustaba porque no tiene esa velocidad de las redes sociales con un montón de cortes o estímulos. Se dirige más bien a lo sensorial y apuesta por la fuerza de los platos”.
Con respecto a por qué eligieron el formato del mukbang para promocionar a Koko, Miche agrega que, tras una reunión de trabajo con Renzulli, descubrieron que “la comida de su restaurante también tenía en común con los videos originales que te ensuciás al comerla”. En coincidencia, el dueño del restaurante añade: “Es como una adaptación argentina de la comida del sudeste asiático. No son recetas tradicionales, entonces nos gusta mucho probar ingredientes, poner sriracha y salsas y que la gente se manche cuando coma”. “Siempre quise hacer mukbangs para promocionar la comida de Koko”, reconoce.
Sorprendidos con la buena recepción que tuvo esta miniserie en las redes sociales del restaurante, Miche reflexiona: “En realidad, nuestra apuesta fue hacer un anticontenido. Las publicidades creadas para los locales gastronómicos suelen ser muy típicas, ya que lo que se hace es limitarse a mostrar el producto. Generalmente, cuando vos ves un video de un restaurante te muestran cómo cortan un pedazo de carne o cómo se sofrita un morrón. Se apuesta por lo sensorial y acá nosotros quisimos ver qué pasaba si apelábamos más a la sensación del disfrute, al lifestyle, y a cómo te vas a sentir cuando pruebes esta comida. La idea también fue romper un poco con lo efímero y lo veloz del contenido de las redes sociales”.
Al momento de decidir qué historias querían contar, Miche y Renzulli acordaron que crearían cuatro videos que se enfocarían en las distintas ofertas gastronómicas que propone Koko. El primero de ellos se centró en las variedades de baos disponibles en sus dos locales, que van desde rellenos de cerdo y pollo hasta hongos y tofu. En el segundo mukbang, se quiso mostrar la idea del tapeo, una práctica muy común entre los clientes del restaurante. Allí se muestran, entre otros platos, croquetas, gyozas y samosas.
Por su parte, en el tercer video buscaron promocionar las opciones plant-based de su menú. “Tenemos mucho público vegetariano y vegano, así que le damos mucha importancia a este tipo de recetas”, dice Renzulli. En último lugar, se realizó un especial sobre el take away, forma de venta que se popularizó al máximo durante la pandemia. Allí el foco estuvo puesto en mostrar cómo llegan a casa los platos preparados en Koko y en cómo deben ser servidos.
Finalmente, sobre el objetivo que buscaban al recurrir a los mukbangs, Miche reflexiona: “Llega un momento en que, cuando una marca está muy bien posicionada, se puede dar el lujo de crear un manifiesto. Pasa, por ejemplo, con Quilmes, que cada dos o tres años te hace el manifiesto del verano. Acá no estuvimos centrados en vender, sino en hablar de la cultura de cómo se come en Koko y de abrir esa experiencia al público. Entonces, me parece que los mukbangs funcionaron más como una carta de amor a la comida que como una publicidad para captar nuevos clientes. Nos centramos en decir: ‘Queremos que vengas, que te empaches, que pruebes todo y que la pases bien’”.