Tiene 65 años, vive en Texas y afirma estar “en su mejor estado físico” gracias a esta rutina de entrenamiento
El ejercicio no solo mejora la calidad de vida, sino que también potencia la longevidad; una especialista compartió cómo su dedicación a la actividad física la llevó a alcanzar un bienestar óptimo
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El envejecimiento no tiene que ser un obstáculo para mantenerse activo. Susan Ingraham, una entrenadora de natación y atleta de San Antonio, Texas, aseguró que está en la mejor forma de su vida a los 65 años. Su rutina de ejercicios, entrenamiento de fuerza y actividades recreativas que le han permitido competir a nivel nacional y llevar una vida llena de vitalidad.
Además de esta experiencia personal, diversos estudios científicos han confirmado que el ejercicio regular tiene múltiples beneficios, desde fortalecer los músculos hasta mejorar la salud mental. La entrenadora de natación compartió su rutina, junto con recomendaciones respaldadas por expertos para mantener el cuerpo y la mente en óptimas condiciones, sin importar la edad.

El impacto del ejercicio en la salud a largo plazo
Un análisis reciente realizado por la Universidad de Leicester reveló que pequeños cambios en los hábitos diarios pueden incrementar la longevidad. Según este estudio, caminar tan solo 10 minutos diarios a paso ligero puede añadir más de un año de vida en promedio, con beneficios aún mayores al incrementar la intensidad y duración de la actividad.
El ejercicio no solo prolonga la vida, sino que también reduce el riesgo de enfermedades crónicas, fortalece los huesos y mejora la calidad del sueño, entre otros beneficios. “Cuando estos pequeños pasos se vuelvan normales, agrega una actividad más a tu semana”, aconsejó Susan Ingraham a Parade.

La rutina de entrenamiento que le cambió la vida
- Natación: este deporte es el pilar central en la rutina de Ingraham. De lunes a viernes, dedica 75 minutos diarios a este ejercicio, que combina calentamientos suaves, trabajo de velocidad y series de resistencia. Esta actividad le permite trabajar todos los grupos musculares con bajo impacto en las articulaciones. La Universidad de Warwick señaló que esta actividad es especialmente beneficiosa para las personas mayores, ya que alivia el dolor articular y fortalece los huesos y músculos, además, reduce el riesgo de caídas y lesiones.
- Entrenamiento de fuerza: dos veces por semana, la mujer de 65 años realiza sesiones de entrenamiento de fuerza en el gimnasio, con un enfoque en los hombros y la espalda. Este tipo de ejercicio es crucial para prevenir la pérdida de masa muscular asociada con el envejecimiento, una condición conocida como sarcopenia. De acuerdo con un estudio publicado en PubMed, el entrenamiento de fuerza regular no solo mejora la masa muscular, sino que también contribuye a la salud ósea, reduce los síntomas de enfermedades crónicas y aumenta la independencia en la tercera edad.
- Actividades recreativas: además de nadar y levantar pesas, Susan realiza caminatas de 40 minutos una vez a la semana con su esposo y disfruta de clases de yoga o pilates los fines de semana. Estas actividades le permiten combinar ejercicio físico con relajación y socialización.
“Estar en forma es lo que me permite vivir una vida saludable y reduce el riesgo de sufrir enfermedades graves. Soy lo suficientemente fuerte como para levantar a mis nietos y lo suficientemente flexible como para sentarme en el suelo mientras trabajo en el jardín. Tengo muy pocas limitaciones en lo que quiero hacer”, aseguró la nadadora.

¿Por qué es importante mantenerse activo en la tercera edad?
La actividad física regular no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también protege contra enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Además, fortalece los huesos y músculos, lo que reduce el riesgo de caídas, una de las principales causas de lesiones graves en personas mayores, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Otros beneficios incluyen:
- Mejora del sueño: el ejercicio ayuda a regular el ciclo de sueño, lo que es crucial para una buena salud mental y física.
- Reducción del estrés y la ansiedad: actividades como caminar, nadar o practicar yoga son efectivas para combatir la depresión y mejorar el estado de ánimo.
- Mayor interacción social: participar en clases o actividades grupales fomenta las relaciones interpersonales, lo que contribuye al bienestar general.
La historia de Susan Ingraham demuestra que mantenerse activo en la tercera edad no solo es posible, sino también altamente beneficioso. Su rutina de ejercicios, que combina natación, fuerza y actividades recreativas, le ha permitido disfrutar de una vida plena y saludable, mientras desafía las limitaciones que a menudo se asocian con el envejecimiento. “Lo importante no es tanto el éxito en el fitness, sino la capacidad de disfrutar la experiencia”, afirmó.
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