El triple ganador del Oscar estaría atravesando un duro momento y recientemente fue captado por las flashes en el balcón de su casa de Mullholland Dr.
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En 1985, a raíz del estreno de la memorable película de John Huston, El honor de los Prizzi, la revista Film Comment le realizó una extensa entrevista a Jack Nicholson en la que se indagaba en su infancia, en su deseo de convertirse en actor, y en su búsqueda de roles que le permitieran conectar con la audiencia. Para él, siempre fue clave no estancarse, conservar la vitalidad, y eludir las tentaciones de Hollywood, desde su aspecto transaccional hasta la manera simplista de promocionar el trabajo de un intérprete.
Jack Nicholson no se autoproclamaba un artista entonces (cuando su filmografía ya contaba con títulos como Buscando mi destino, Barrio chino, Atrapado sin salida y El resplandor, entre tantos otros) ni tampoco lo hizo luego, cuando llegaron roles como los de Nathan Jessup en Cuestión de honor, el de Melvin Udall en Mejor… Imposible, y el de Warren Schmidt en Las confesiones del Sr. Schmidt.
En un tramo de esa jugosa charla, a Nicholson se le realiza una pregunta, a priori, compleja de responder: “¿Qué es lo que te convierte en un ícono?”. Su reflexión es extensa, pero el actor ubica “el estilo” en el último lugar, si bien a lo largo de una carrera que se inició en 1958 supo cultivar la imagen de un intérprete con cierto aire cool, aquel que logró conectar con diferentes generaciones, una verdadera estrella de carisma inigualable.
De todas formas, al evocar sus trabajos como actor y director, sus ideas se le presentaron bien claras y respondió del mismo modo: “Soy una persona muy introspectiva que se queda pensando en lo que la audiencia busca, como cuando no encuentra ciertas convenciones lo suficientemente entretenidas. Esas convenciones luego fueron desapareciendo de las películas y de la sociedad, todo lo que a mí también me reprimía, lo que me encasillaba. Una vez que eso sucede, que las cosas cambian, entramos en una curva sociológica y nadamos en esa ola. Desde el instante en que tus divagues teóricos dejan de ser válidos, tu trabajo no va a ser bien recibido por el público”.
Para Nicholson, ser icónico implica tener consciencia de cuándo transformarse, de cuándo ceñirse al signo de los tiempos para, como sus palabras tan bien lo desarrollan, no estancarse en modelos de producción que, para el instante en que llegan a la audiencia, ya no están dialogando con los cambios socioculturales. El actor, quien este sábado cumple 86 años es, en efecto, ese ícono al que alude. Él mismo no lo habrá aseverado, pero su obra es la prueba más irrefutable a su propia reflexión.
Días atrás, el actor fue captado por los fotógrafos por primera vez en 18 meses en el balcón de su casa de Mullholland Dr. y, si bien las imágenes no resultaban preocupantes en sí mismas, sus amigos volvieron a hablar sobre el contexto en el que se encuentra el actor, que dejó la profesión hace 13 años.
“Jack está en contacto con ciertos parientes, especialmente su hijo Ray, su protegido, de quien está tan orgulloso, pero sus días de socialización quedaron atrás, aunque su cuerpo está en perfecto estado físico, su mente se ha ido”, expresó un allegado a Nicholson, quien luego fue refutado por otra fuente cercana al actor: “Se están diciendo muchas tonterías, yo lo visité hace unos meses. Tuve una larga conversación con él y siempre tenía preguntas inteligentes. He sido amigo de él durante décadas. Tiene 85 años, pero intelectualmente es más ágil que el presidente de los Estados Unidos”.
Una reclusión que encendió las alarmas
Más allá de las versiones, su círculo íntimo sí se pronunció con una notoria preocupación a comienzos de este año, cuando le manifestaron al portal Radar Online que temían que Nicholson muriese “recluido como Marlon Brando”. Esa fuerte declaración, en cambio, es solo la punta del iceberg de lo que sus amigos y familiares consideran una situación inmanejable. “Jack nos dejó bien en claro que su casa es su castillo, pero queremos que salga un poco y que aparezca para que sepamos que está bien. Brando murió como un recluso tras haber vivido una vida pintoresca y no queremos que a él le pase lo mismo. Sus hijos son su única conexión con el mundo, pero él no quiere enfrentar la realidad. El panorama es triste”, sumaron y aludieron a, por entonces, la última aparición pública del actor, cuando fue visto en el estadio Staples Center disfrutando de un partido de la NBA y alentando a Los Angeles Lakers con Ray, fruto de su vínculo con Rebecca Broussard.
Si bien Jack es padre de seis hijos, su vínculo con el “protegido”, quien siguió sus pasos en la actuación, es descrito como “especial” por sus allegados. De hecho, fue el joven el único que logró que su padre compartiera una actividad fuera de su casa. “Se mantiene en contacto con él y con algunos familiares más, pero no socializa con nadie, eso lamentablemente quedó atrás desde hace un tiempo”, apuntaron sus amigos, quienes además de aseguraron que Nicholson “no quiere dejar su hogar” y que temen que esté padeciendo demencia senil.
Las últimas declaraciones del actor
Las versiones sobre un posible cuadro de demencia se remontan a 2013, cuando el propio Nicholson salió a desmentirlas al periódico The Sun. En dicha publicación, también se hizo eco de que se había recluido en su casa producto de un cuadro de salud mental y fue categórico. “No soy un solitario, no soy un recluso, pero no me hace falta volver, ya no es una necesidad. No lo disfruto. Es tan simple como eso. Tengo el cerebro de un matemático, simplemente no voy a trabajar hasta el día en que me muera, no es por eso que comencé con esto. Quiero decir, no hay nada que despierte mi atención. Antes sí me sucedía, pero ahora no, así que no tengo razones para exponerme; cuando ya estás grande, cambiás”, manifestó el triple ganador del Oscar quien, en aquella entrevista concedida a Film Comment, ya tenía una concepción de la industria que no se modificó con el paso de las décadas. Por el contrario, cuando percibió que no tenía nada estimulante a lo que abocarse, prefirió dar un paso al costado y no regresar.
El proyecto que quedó en el camino
La última vez que se lo pudo ver el actor en pantalla grande fue en la comedia romántica de su amigo James L. Brooks, ¿Cómo saber si es amor?, estrenada en 2010, y protagonizada por Reese Witherspoon, Paul Rudd y Owen Wilson. Luego, le llegó la propuesta de protagonizar una remake del largometraje germano-austríaco nominado al Oscar, dirigido por Maren Ade, Toni Erdmann, con adaptación de Lisa Cholodenko y coprotagónico de Kristen Wiig. Cuando el film se encontraba en etapa de preproducción, Nicholson decidió retirarse del mismo, lo que hizo no más que reflotar viejos rumores sobre su salud. En ese momento, sus amigos también salieron a hablar.
“Con total franqueza, lo que sucede es que él ya no puede recordar sus líneas de diálogo, no puede hacer lo que le piden”, habían expresado fuentes cercanas al artista al sitio Radar Online. “Está desorientado y confundido”, añadieron. Con excepción de su testimonio en 2013, el actor nunca más optó por refutar o confirmar lo que se dice sobre él, por lo que su última aparición días atrás no hizo más que mostrarlo disfrutando de un día soleado en su casa, independientemente de las especulaciones que puedan suscitarse por dichas imágenes.
El enigma que se generó alrededor de su figura no hace más que amplificar cada información que surge sobre él. Esto fue lo que ocurrió cuando la actriz Laura Dern publicó en su cuenta de Instagram una foto con la leyenda: “Desayuno en Antibes. La foto la tomó el mejor amigo y vecino de mi papá”. Detrás de la imagen del plato que la hija de Bruce Dern estaba disfrutando en algún lugar de la localidad francesa, se podía ver otra: una de archivo de Jack. Si él estaba con ella o no, nunca se supo. La actriz no brindó datos alusivos.
En este escenario de especulaciones, ahora cada paso que da el actor se convierte en noticia, y sus allegados, cada cierta cantidad de meses, le reiteran a la prensa el estado de conmoción en el que se encuentran por no poder verlo activo en otro lugar que no sea esa casa de Mullholland Dr. en la que fue fotografiado. Lo concreto es que Nicholson optó por una vida por fuera de los flashes, presencias en entregas de premios y, sobre todo, en un set de filmación. Como él lo expresó, y aunque el público lo requiera, para Jack “no es una necesidad” componer un nuevo rol.
“Hay una fascinación por las estrellas”, le expresó la periodista Beverly Walker a Nicholson en su entrevista para Film Comment, ante lo que el actor reaccionó: “Sí, ¡estoy al tanto de eso! Y te voy a decir por qué sucede: porque una estrella no puede ser manipulada, no se puede cambiar la imagen. Solo la audiencia la puede construir y no hay nada que uno pueda hacer al respecto. Por eso, aunque a veces no me muestre demasiado afectuoso con el público, sé que estuve en sus manos y que, sin ese empuje, yo no hubiese llegado a ningún lado”.
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