Contra la deforestación
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El Reglamento Europeo sobre Productos Libres de Deforestación, destinado a combatir la deforestación global, entrará en vigor en enero de 2026. Su objetivo es frenar la destrucción de los bosques en todo el mundo, al exigir que las empresas que deseen comercializar sus productos en la UE demuestren que no se vinculan con la deforestación o la degradación de áreas forestales.
Tras conocerse la decisión de la Unión Europea de posponer la entrada en vigor de la nueva norma, el gobierno nacional creó ayer el Directorio de Esquemas de Diferenciación Agroindustriales y habilitó la posibilidad de que nuevas empresas puedan certificar los embarques de carne vacuna y de soja de regiones libres de desmonte con destino a ese bloque comercial. En la actualidad, la plataforma Visec es la única acreditada para brindar el servicio de certificación de productos como soja, carne, café y aceite de palma, entre otros, de zonas libres de deforestación después de 2020.
La Argentina es el tercer exportador mundial de soja y uno de los mayores exportadores de carne vacuna. Ambos productos son fundamentales para la economía local, pero también dos de los sectores más directamente afectados por la nueva legislación europea.
En nuestro país, el 80% de las hectáreas deforestadas se encuentran distribuidas en las provincias de la región chaqueña, en el norte del país: Chaco, Santiago del Estero, Salta y Formosa.
Según datos oficiales, la Argentina perdió más de 6 millones de hectáreas de bosques nativos entre 1998 y 2021, y gran parte de esa conversión ha sido para la agricultura y la ganadería.
La nueva ley europea exigirá a los productores locales que implementen sistemas de trazabilidad más rigurosos para demostrar que su producción no contribuye a la deforestación.
Seguramente, la implementación de sistemas de trazabilidad requerirá cambios significativos en tecnología y capacitación. En términos económicos, la soja y la carne representan una parte importante de las exportaciones de la Argentina. Esta legislación también puede ser vista como una oportunidad para nuestro país, que tiene amplias áreas de producción agrícola que cumplen con estándares de sostenibilidad. Aquellos productores que logren adaptarse a las nuevas reglas podrían beneficiarse de un acceso preferencial al mercado europeo. Además, la creciente demanda mundial de productos sostenibles podría abrir nuevas oportunidades comerciales en otros mercados que sigan el ejemplo de Europa.
El Estado argentino, que ha debilitado profundamente la autoridad ambiental, tiene un papel fundamental en la adaptación del país a esta nueva realidad. La creación de un marco normativo claro, que permita a los productores cumplir con los requisitos de la UE, será esencial. Además, la implementación de tecnologías de monitoreo, como el uso de imágenes satelitales para rastrear la deforestación, podría ser una herramienta clave para garantizar el cumplimiento de la ley. Al mismo tiempo, es probable que se requiera mayor coordinación entre diferentes jurisdicciones para asegurar que la deforestación ilegal se controle de manera efectiva.
Como ya hemos destacado en este espacio editorial, resulta imperioso no solo proteger nuestros recursos naturales, sino, además, promover inversiones y desarrollo. Sería penoso que, por observaciones superfluas, se confundieran los requerimientos ambientales que el mundo desarrollado exige o se los considerara un estorbo al progreso, perdiendo, nuevamente, una gran oportunidad.