Se fue de la Argentina en 1989 con US$5000 y ahora tiene un restaurante y una importadora en Londres
Empezó como lavaplatos en una pizzería hasta que decidió ser un “puente” entre sus dos países; su local es frecuentado por deportistas argentinos
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CÓRDOBA.- “La Argentina vivía un momento muy complicado; yo hablaba cuatro idiomas, tenía pasaporte británico y había perdido a mis padres y a mi última abuela hacía poco. Hice la valija y agarré los US$5000 que tenía y me vine”. Así cuenta Roberto Jellinek como, en julio de 1989, a los 26 años, dejó el país y se instaló en Londres. Treinta y cuatro años después es dueño del restaurante Casa Argentina -muy frecuentado por deportistas- e importador de unos 450 productos alimenticios que vende en la plataforma del mismo nombre.
Sergio “Kun” Agüero es cliente online, porque no vivía en Londres. Junto al exjugador del Manchester City, otros deportistas como Lisandro Martínez, Cristian “Cuti” Romero, Maxi López, Pablo Zabaleta, el tenista Diego “Peque” Schwartzman y el rugbier Martín Landajo, son algunos de los que pasan por “Casa Argentina”.
El creador del restaurante recuerda que los US$5000 con que llegó equivalían, en la Argentina, a 100 salarios de un médico; mientras que el taxi desde el aeropuerto de Heathrow hasta un barrio del sudoeste londinense le salió 35 libras (equivalente a unos US$45).
Jellinek en la Argentina era fotógrafo publicitario y social y, aunque viajó con su equipo, reconoce que “no tenía idea” de qué haría. “No sabía dónde estaba aterrizando, tenía algunos teléfonos de viejas amigas de mi madre, pero la mayoría ya habían fallecido. Una me acogió unos días -relata a LA NACION-. A las 48 horas, tenía para elegir un trabajo en McDonald’s o en Pizza Hut. Opté por el segundo”.
Luego, pasó por varios escalones, empezando por lavar platos, y después de un año, le ofrecieron armar un local desde cero en Gibraltar. Estuvo cuatro meses, pero la Guerra del Golfo complicó todo y regresó.
“Trabajaba 100 horas por semana; vivía para trabajar”, dice. Se inscribió para cursar la licenciatura Administración de Empresas en la Universidad de Londres y en 1992 ingresó al departamento de ventas internacionales de una editorial, aunque mantenía su trabajo los fines de semana en la pizzería. “Así me pude comprar mi primera casa”, recuerda. De la editorial pasó a una empresa dedicada a patentes y propiedad intelectual, donde empezó a dictar seminarios.
En 1997, un aviso por los micrófonos de la línea Picadilly del subterráneo le hizo ver que no estaba haciendo lo que quería: “Decía ‘Si su objetivo es ir hacia el sur, por qué viaja hacia el oeste’. Yo quería juntar a mis dos países y no lo estaba haciendo. Así que me decidí y fundé Bulding Bridges, una importadora y distribuidora de alimentos argentinos”.
Además de traer productos tradicionales, Jellinek decidió lanzar una marca propia, Che, para orgánicos. Arrancó con yerba mate, que vendía en paquetes y en saquitos. Desde 1997 a 2017 llegó a distribuir a 2000 puntos de venta en todo el Reino Unido; en 2002 presentó el Che Toffee (dulce de leche orgánico fabricado para él en la Argentina) y después Che Honey (miel del Impenetrable chaqueño).
Esos productos convivían con otras marcas que aun hoy tiene; en 2005 sumó la logística de congelados con tapas de empanadas y unos años después el dulce de leche tradicional con otra marca suya, Casa Argentina. “Siempre la idea fue agregar valor en la Argentina, trabajar con pequeños productores con capacidad y espíritu exportador y hacerlo a largo plazo”, describe.
En los primeros tiempos, Casa Argentina -ubicada en Wimbledon- era el punto de encuentro y de venta hasta que en junio de 2018 la transformó en un restaurante para 25 comensales.
“Es un espacio reducido pero con un espectro muy amplio de platos auténticos argentinos, sobrios y de excelente calidad; hacemos énfasis en el servicio y, desde siempre, recibimos las mejores críticas. Es el lugar tangible que nos hace conocidos y nos sirve de marco para las operaciones de nuestra plataforma”, comenta el empresario.
En la plataforma ofrece unos 450 ítems que van variando, hay alimentos naturales, refrigerados, congelados y alcohol. Desde fernet a mollejas, pasando por cervezas, más de 20 marcas de yerbas, carnes, chorizos, dulce de leche, alfajores, especias. Hace unas 600 transacciones por mes.
Asegura que hay clientes que compran “como si fuera por suscripción, unos dos pedidos por semana”. El año y medio que, por la pandemia del Covid-19, casi no pudo trabajar con el restaurante, las ventas online “no equilibraron pero nos dieron exposición”.
Ahora, Jellinek está preparando la apertura de nuevos locales en otros puntos de Londres.
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