Desembarca en la región una propuesta sin TACC y sin azúcar
La Pyme nació después de que su fundador tuviera un problema de salud; se encamina a ser un referente en América Latina en productos saludables e inclusivos
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CÓRDOBA.- La Pyme cordobesa Happy Food, fabricante de productos inclusivos sin tacc y sin azúcar, realizó su primera exportación a Chile y, después de lanzar nueva línea de productos salados, avanza con registros de productos en Uruguay, Paraguay y Bolivia. “Aspiramos a ser una marca referente en Latinoamérica dentro de esta categoría”, define Federico Segretti, fundador de la empresa nacida en 2016.
Segreti tiene experiencia en la industria de la alimentación -fue creador de una marca de maní y en 2014 vendió sus acciones- y hacía tiempo analizaba la categoría de los alimentos sin gluten y sin azúcar que hasta hace unos años estaba “muy subdesarrollada” en la Argentina. “Ya hace un tiempo viene con fuerte el crecimiento; la alimentación que va hacia lo más saludable viene con incremento de dos dígitos anuales”, grafica a LA NACION.
Después de un problema de salud que le complicó la audición, Segreti terminó de decidirse por avanzar en una propuesta de “alimentación más inclusiva” con la premisa de encontrar un producto “a la altura de los que tienen gluten, dar la misma oportunidad a los que los comen”. Comenzó con un desarrollo “con técnicos pero a nivel casero” de alfajores.
Cuando encontraron la fórmula, iniciaron la fabricación en una planta de Santa Fe. Hace dos años inauguraron instalaciones propias en Córdoba con capacidad para producir 25.000 unidades mensuales. A ese producto -sin gluten y también sin azúcar- sumaron galletitas dulces, veganas y, hace poco, desembarcaron en el segmento salado con “chalitas”. La formulación llevó un año y medio. Hoy cuentan con 23 presentaciones de 13 productos y aspiran a cerrar el año con 29.
A nivel nacional comercializa en todo el territorio con distribuidores y también está en las principales cadenas de supermercados regionales y nacionales, además de contar con una tienda online.
“Tenemos una fuerte decisión de crecer en Latinoamérica, para lo que contamos con un equipo comercial exclusivamente dedicado al comercio exterior -describe Segreti-. Venimos participando de distintas actividades en el exterior; trabajamos y contamos con la asistencia de ProCórdoba, hemos recibido la visita de una delegación de empresas extranjeras. Estamos cerca de cerrar envíos a Bolivia, Uruguay, Brasil y Paraguay y ya salió una partida de productos para testeo en Estados Unidos”.
Insiste en que ProCórdoba es una “muy buena herramienta” para las Pymes que quieren internacionalizarse porque permite establecer contactos, entender “más en detalle” el mercado: “En alimentos es muy complejo desde la adecuación de legislación hasta el desarrollo de productos aptos para la exportación porque el vencimiento de corto plazo es un condicionante importante”.
El primer embarque a Chile fue de alfajores sin gluten y sin azúcar y la empresa lo canalizó a través de distribuidores. El ejecutivo subraya que el alfajor se ha convertido en una “categoría icónica” de la Argentina que crece a nivel internacional. En esa línea destaca el “abre puertas” que significó el trabajo de Havanna.
Mantuvieron reuniones con varios importadores hasta que encontraron el “exacto” y comenzaron con los alfajores para después sumar más productos además de incorporar al canal supermercados con “packaging apto”. “La capacidad de innovación es clave para ganar espacio -aporta-. Hay mercados que estamos añadiendo productos para hacer masa crítica y que la exportación sea rentable”. La logística es por tierra en camiones con temperatura controlada porque los alfajores están bañados en chocolate.
“El objetivo es ser referentes en la categoría en Latinoamérica y eso significa superar en varias veces la facturación argentina; hay oportunidades en el mercado regional porque existen segmentos de demanda no cubiertos. Estamos trabajando para sumar más productos de panificación; tenemos el know how para avanzar en esa línea”, sintetiza el empresario.
En la planta trabajan 15 personas; en los comienzos eran dos que se dedicaban “a todo”. Los primeros paquetes eran individuales atendiendo a la necesidad de “desplazamiento” de quienes comen sin gluten (es una forma clara de evitar la contaminación por contacto) y con tiempo evolucionaron hacia presentaciones familiares.
Happy Food cuenta con el asesoramiento técnico de primer nivel en legislación alimentaria de otra empresa cordobesa, Food Mentor, y certificó la planta con HACCP (Hazard Analysis and Critical Control Points), un sistema de inocuidad alimentaria basado en la identificación de todos los peligros potenciales en los ingredientes y los distintos procesos de producción de los alimentos.
“Tenemos el propósito de dar Inclusión a través de los alimentos, no solo de personas que por necesidades de salud lo requieren, sino también para aquellos que optan por una alimentación más saludable”, asegura Segreti. Las “chalitas” que acaban de lanzar al mercado son sin gluten, veganas, sin adición de azúcares, kosher y con un solo sello octogonal: el de exceso de sodio.
El fundador de la Pyme enfatiza que trabajan para ser los “alimentos más ricos” para quienes tienen restricciones en su alimentación sea por temas de salud o porque eligen un cambio de hábito.
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