Los engordadores de ganado tienen, aplicando un costo financiero, un quebranto de más de 47.000 pesos por animal
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Los feedlots, establecimientos de engorde a corral, se encuentran perdiendo hasta más de $47.000 por animal que alimentan, según se desprende de un informe a sus socios realizado por la Cámara Argentina de Feedlot (CAF). Las empresas están perdiendo $2.000.000 por camión con ganado que venden al mercado.
Según la entidad, hoy la actividad de este sector, que compra terneros para su engorde, se encuentra atravesada por factores como la “sequía prolongada y altos niveles de ocupación”. Además, cierres de ciclo productivo con “pérdidas importantes” producto de “compras de invernada a valores elevados o ventas de gordo [el animal terminado] con caída nominal y real de precio”. En rigor, de acuerdo a la organización, esa merma se ubica en el 44% considerando el período enero a noviembre pasado.
Asimismo, mientras se da una caída de los precios de la hacienda, por el contrario se registra un fuerte incremento de los costos de los insumos. En lo que va del año, por ejemplo, el costo de la alimentación trepó un 71%.
Para la cámara, también se presenta una situación de “alimentación cara producto del costo de los granos e intervenciones como el dólar soja”, “demanda interna deprimida por pérdida del poder adquisitivo”, lo que absorbe volúmenes mayores por bajo precio, “precios internacionales de la carne en retroceso”, “restricciones a las exportaciones en volumen (cortes prohibidos y cuotificación)” y un “retraso en el tipo de cambio” al que se suman retenciones que están en el 9%.
En este contexto, según el reporte, con un precio del ternero/ternera, la materia prima del feedlot, en $385 el kilo y un valor de venta del gordo [lo que venden los feedlots] en $325, en la actividad pierden $25.082,18 por animal antes de impuestos nacionales y provinciales sin considerar el costo financiero. Calculan un costo total de engorde en $50.740,8 por cabeza.
En tanto, el número se agrava al considerar el costo financiero. La cámara señaló que “aplicando la tasa de interés de un plazo fijo del BNA” la pérdida es de $47,589.23 por cabeza.
Asimismo, la entidad hizo una proyección de lo que podría ocurrir con los valores para marzo de 2023. Para ello tomó como supuesto que los costos de alimentación aumentarían un 23% y los de estructura, fletes y sanidad un 20%. Así, el costo total de engorde ascendería a $62.324.1. Como resultado, antes de impuestos nacionales y provinciales sin considerar el costo financiero se perderían $37.429.75 por animal. Mientras que aplicando la tasa de interés de un plazo fijo del BNA la pérdida sube a $61.368.91.
Para lograr un punto de equilibrio, es decir mantener el valor del dinero invertido en el negocio, el valor del animal engordado debería ubicarse en los $522 pesos por kilo vivo. Esto supone un incremento del 60% sobre el valor actual, pero es un escenario que lo estiman poco probable. “Evidentemente, los precios en este mercado se fijan por oferta y demanda y no visualizamos en los próximos meses una recomposición de la demanda que genere un cambio en el precio de la hacienda gorda”, indicaron.
Lo que viene
Este año, producto de la sequía en las empresas cuentan con un nivel de encierre superior a otros años. “La seca hizo que se acelere el encierre de un montón de categorías que teníamos previstas ingresar escalonadamente después de la recría de primavera, pero por un factor climático esa recría no sucedió. Entonces tenemos una oferta abultada. Además, por falta de precio de gordo vamos metiendo cada vez más kilos”, explica Juan Eiras, un productor ganadero y feedlotero desde hace 32 años que actualmente se desempeña como vicepresidente de la cámara.
“Todo esto se suma a que hubo una suba del precio de los granos por la guerra [en Ucrania], una baja de precios internacionales y una caída del poder adquisitivo del consumidor interno. Son todas cuestiones que el productor no puede manejar”, agregó. Señaló: “Lo que sí puede manejar [el feedlot] es el nivel de oferta; actualmente estamos atentando contra el precio porque estamos produciendo en cabezas y kilos más de lo que la demanda puede comprar a un valor razonable para la producción. Ni siquiera podemos cubrir los costos”.
Indicó que esta situación solo se revertirá frente a un cambio importante en la oferta de hacienda a faena: “La única posibilidad de que genere el propio sector un cambio más allá del trabajo en la eficiencia productiva y comercial es con una disminución de la producción que logre generar otra dinámica de oferta y demanda”.
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