La memorable frase de El Principito, la inolvidable obra de Saint-Exupery, fue la primera imagen que me surgió luego de la lectura y análisis del Plan Ganadero Nacional que el Gobierno presento hace unos días al Consejo Agroindustrial Argentino (CAA). Me han quedado en claro tres aspectos:
- Que solo se trata de un borrador con información parcial, redactado por numerosos participantes con carencias de ordenamiento, priorización y conclusiones, lo que lo transforma solo en un borrador de ideas.
- Sin participación del sector privado y solo con la participación de funcionarios y técnicos gubernamentales muestra sesgos estatistas y carece del aporte de quienes participan cotidianamente de la economía real.
- Finalmente, lo más importante, no es lo que dice sino lo que omite decir
Precisamente, las omisiones integran las principales limitantes al desarrollo orgánico del potencial de un sector que, como bien afirma el borrador, necesita de previsibilidad en el corto, mediano y largo plazo en procesos que requieren horizontes de 4 a 10 años. Sugiero incluir en un futuro plan temas que considero imprescindibles como:
- Analizar y generar propuestas de solución al impacto que generan la inflación, la caída del poder adquisitivo del asalariado y las limitaciones estructurales que limitan la generación de nuevas fuentes laborales.
- La coexistencia de cepos a las exportaciones, cepo cambiario e impuestos a las exportaciones que terminan generando una pérdida cercana al 50%, entre el valor real neto recibido respecto del valor enviado por los importadores.
- La carencia de acuerdos comerciales con los principales mercados que permitan ajustar los altos aranceles y el bajo volumen de cuotas libres o con bajo arancel para que nuestros productos ingresen con costos competitivos respecto de los que poseen los principales competidores globales.
- La necesidad imperiosa de realizar ajustes legales y mecanismos que permitan terminar con la informalidad en todas las áreas sensibles de la actividad, desde aspectos mínimos de control higiénico-sanitario, previsional hasta la tradicional evasión impositiva. Los cambios requieren cambios de fondo tanto en aspectos legales-fiscales, así como del compromiso de las autoridades para su control. Mencionaré algunos de ellos:
- Implementar cambios en procedimientos y mecanismos en la Ley Federal de Carnes que permitan acciones concretas para controlar, obligar a la adaptación o cierre de plantas frigoríficas que no cumplen mínimamente con la salubridad, seguridad del trabajador y el cuidado del medio ambiente.
- Ordenar jurídica y fiscalmente la existencia de pseudo-cooperativas que, armadas por empresarios inescrupulosos, persiguen la obtención de ganancias eludiendo todo tipo de aportes previsionales, precarizando a los trabajadores bajo la figura de asociados monotributistas.
- Activar las carnicerías “no inscriptas” que representan una gran mayoría y realizar los ajustes jurídicos necesarios para resolver la inviabilidad de permitir su adecuación fiscal como monotributista que por su actividad la facturación supera largamente el máximo permitido. Sin estos ajustes, los comerciantes rechazan las facturas de compra y, por supuesto y en la misma proporción, no emiten facturas de venta, forzando al resto de los actores a ajustarse contablemente en la misma dirección.
Hay propuestas que deberían ser reconsideradas que aportan soluciones como la creación de un monotributo especial para este tipo de actividad o el pago a cuenta por parte del proveedor por un monto ficto que cubra las tasas e impuestos del carnicero simplificando su posterior control.
Como imaginarán, los temas mencionados son solo algunos que fueron omitidos que, junto a otros y a un trabajo comprometido del sector público con el privado representado por todos los actores, permitirán consensuar las acciones necesarias para resolver los problemas de fondo y generando el clima de confianza y previsibilidad requerido para el corto, mediano y largo plazo. El futuro sigue ofreciéndonos excelentes oportunidades y requerirá del esfuerzo mancomunado transformarlas en realidad, para el bien de todos.
El autor es consultor ganadero
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